30/11/09
El cuarto de baño
Qué divertido era compartir un pequeño espejito de cuarto de baño para lavarnos los dientes, pegábamos las cabezas unas con otra pugnando por quedarnos con un trocito más grande de autoimagen y demostrábamos cuán difícil es frotar los dientes riéndonos. No me importó dejarme vencer en esto porque la imagen de tu espalda y culo desnudos era más poderosa, aunque después me distraje mirando la suciedad que tenían los azulejos en las junturas y la bañera donde nos íbamos a bañar, que era de un verde descolorido por orines antiguos, miles de clases de orines que no sé sin eran corrosivos pero a ésta bañera sí. Daba igual, saqué las velitas para ponerlas alrededor y no ver y no imaginar cualquier clase de suciedad en la penumbra. Al fin y al cabo íbamos a purificarnos con sales, el olor iba a ser el nuestro y me empezaba a gustar tu olor aún sin duchar. Una vez metidos en agua tibia intentamos aclarar el misterio de qué nos había sucedido con la gente, por qué detestábamos las multitudes, habíamos sido personas sociales, acostumbrados a tratar con cierta destreza pública, en eso habíamos recorrido regresiones paralelas hasta refugiarnos en sendas habitaciones individuales, de las que, gracias a aquella conexión mágica, habíamos salido disparados en un camino conjunto a lo desconocido. Yo opinaba que había sufrido cierta persecución, tú creías que te habían tomado por quien no eras y que ese papel se te había adosado a la piel como una armadura. Como quiera que fuese no nos habían tratado bien en los últimos tiempos y lo habíamos sentido con bastante virulencia a fe de que el resultado había sido finalmente el mismo, el aislamiento, el rencor, el sabor amargo de la injusticia. Como no estábamos conformes con eso planeábamos nuestra vuelta renovados frente a personas desconocidas. Empezar de nuevo, dar una segunda oportunidad a los demás era dárnosla a nosotros mismos. Y un buen comienzo era hablar de ello con las piernas entrelazadas y sumergidos en agua, como si partiéramos en un nuevo nacimiento dentro del útero y bañados en líquido amniótico, dos personas limpias y renovadas nacidas del amor. Por eso era una ceremonia purificadora, con velas, inciensos, sensualidad, muy profundamente unidos otra vez antes de separarnos inevitablemente como lo íbamos a hacer cuando nos durmiéramos. Curiosamente el sueño nos llegó antes de salir de la bañera y soñamos cosas parecidas, eso nos hizo gracia y hubiera sido una verdadera experiencia unificadora si no se hubiera enfriado el agua. Tuvimos que secarnos y trasladarnos a la cama, en la que volvimos a sudar y ensuciarnos por el fuego salvaje del amor, pero el olor era el nuestro, excitante, amargo, bucle de placer que nos llevó a orgasmos enlazados…
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6 comentarios:
Me gusta esa visión tuya del baño y del sexo como algo purificador, espiritualmente purificador?
Dejas visos de desencanto...como era el dicho ese..? Cuanto más conozco a la gente más me gusta mi perro? Pues eso ;D
Sensual, mmmmm poderosamente sensual.
Beso
Gracias niña mala, es un placer un baño tibio acompañado ¿no? abajo las duchas individuales, las masturbaciones solitarias y arriba el sexo purificador a dúo. Y eso... es que ahora me parece que dos es mejor que uno, pero muchísimo mejor que una multitud. UN beso
Gracias Manu,el tiempo parece que nos apremia a tod@s de alguna manera,a mi regreso veo que varios de los blogs que sigo los han cerrado...en fin...asi son las cosas!!! y estoy de acuerdo contigo el sexo puerifica y es las da las pocas cosas que podemos conservar intactas cuando encontramos a la persona adecuada.
besos.
Odeya, creí que te habías perdido¡ Bienhallada. La blogosfera cambia y parece que es efímera en algunos casos. Yo voy resistiendo y tú también, gracias por seguir ahí. Un beso
Yo también de vuelta tras un tiempo. Después de replantearme mi relación con esto de los blogs. Se había convertido en una obligación y como tal había perdido su capacidad de aportarme placer.
Ahora más calmado me dedico a comentar lo que me interesa. Qué tonto he sido! Mira que no darme cuenta de lo que me iba sucediendo.
Hablando ya del texto, me parece que el amor tiene mucho de lo que nos comentas, de entendimiento, de circunstancias que casan perfectamente y hacen que dos acaben desarrollando una visión del mundo que en solitario no conseguirían.
Y sí, la vida social cada vez da más pereza.
Un beso.
¿Cómo estás Argax? Sí, había notado tu ausencia, qué extrañas fuerzas operan en las relaciones con tu propio blog, quizá ponemos mucho de nosotros mismos. También noté una fuerza centrífuga que me separaba del mío, como sabes, aunque me mantego unido a él con el peso de los fieles seguidores y porque estoy encontrando placer en escribir. Lo hago un poco todos los días y si no lo enseñara aquí de vez en cuando es como si no existiera. As´ñi sigo intentando desentrañar el misterio de mi relación con el amor y de mi odio hacia la vida social. Un beso y ánimo
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