2/9/11

Alivio

De vez en cuando, no obstante, hay una vía de escape. Uno saca el cuello por ahí y realiza un par de movimientos dentro de lo posible que merecen un grabado en un hueco de la memoria. Lo mismo se pasa de hacer gluglu a poder descargar un grito de liberación. No me refiero a un grito sonoro, lo mismo en silencio, sin llamar la atención puede uno liberarse de tensiones o deshacer la carga más liviana. No hay nada más agradable que sumergirse en ese estado de tensión y sentir como el agua desdobla tus nudos después de la primera fría sorpresa, que el mar te de una paliza, por ejemplo, y te deje en un estado de relajación sobre la toalla sintiendo como lo cálido absorbe la humedad del cuerpo. O de arrojarse a otras superficies más duras pero que provocan mareas tan intensas. Este año también tuve mi momento, por eso doy gracias al mar, doy gracias a los elementos que lo permitieron. A veces hay alguna voluntad y unas manos que me sumergen en el alivio necesario…