27/4/17

FLOTANDO EN UNA BURBUJA SEXUAL

Junto a ti era difícil apreciar que no había salido de mi burbuja pues se había vuelto más agradable con dos ¡Pero para qué leches tanta comodidad! La aventura me animaba a arriesgarme valerosamente y mi cuerpo lo pedía. Si la semilla germinaba, tarde o temprano, nos convertiríamos en una planta de bellísimas hojas pero también de espinas, pues tendríamos que compartir nuestros conflictos más íntimos después de haber compartido toda la ilusión. Había aceptado que tenía que ser más transparente y me desconcertaba seguir sintiendo reservas. Me desconcertaba tanta fantasía y tanta estrategia. La imaginación era fría, demasiada fría, en realidad, como para que las sintieses como flechas penetrando en tu pecho ¿Pero es que no había aprendido nada de aquellos años de locura? Algo aprendí cuando buscaba a alguien que no era yo, cuando creía que mi fe ciega iba a materializar el amor en cualquier rincón, persiguiendo a personas vitalistas que brillaban devorando la vida, que andaban pegados al instante sin ningún pudor. Y yo los seguía rezagado, soñando ser como ellos que no necesitaban a nadie para quererse. Haciendo méritos para que me quisieran hasta ofrecía mi cuerpo si aquello me conducía al paraíso de los sentimientos. Después buscaba conversaciones profundas en las que me creía ciegamente los cuentos ajenos mientras que, tartamudeando, intentaba colar los míos. En realidad, sólo hablaban de sí mismos y sospechaba que era deseado como cualquier joven de piel de melocotón y no porque tuviese un aura especial que me hiciera distinto. Y yo mientras flotando en una burbuja sexual que me trasladaba sobre nubes de algodones, seduciéndome con la idea de atrapar en mi espacio circular a una persona excepcional que fuera capaz de amarme sin medida… lo que yo no hacía. Pero, en fin, el camino seguiría provocando encuentros, dosis de una intimidad intermitente y complaciente, y quizás en otro de aquellos asaltos, en otra de aquellas piruetas sexuales… la riada de un amor profundo.


11/4/17

IRREMEDIABLE VIAJE HACIA TI

‘Nos alejábamos de nuevo de las personas como un cometa pero restábamos kilómetros al nuevo mundo soñado. Era asombroso, la naturaleza se difuminaba en la oscuridad y se reducía a un resplandor circular en el asfalto. El reflejo en nuestros ojos transformando las imágenes que nos rodeaban en óleos abstractos. Era tal la explosión sensorial que recibíamos de las montañas serpenteantes que parecía que se acercaban alargando brazos amenazantes de piedra. Y nosotros arrojábamos gritos de júbilo como defensa, gritos que rebotaban en las paredes rocosas y volvían potenciados por el eco…’ Conducías en silencio y yo absorto en mi burbuja literaria de linterna. Encendí la radio. El blues sureño me ayudaba a trascender. Las palabras fluían en mi cabeza en un manantial revolucionado. Intenté hablar pero mis expresiones eran tan mentales que no pude articular palabra. Te pedí ayuda haciendo esfuerzos telepáticos, pero ya me habías rescatado una vez. No era justo exigir más de ti pues sabía que me deseabas. Pero ya me habías cautivado. Y estando seguro de mis sentimientos no entendía porqué no salían a través de mi boca declaraciones de amor exaltadas cuando entraban fácilmente en el ordenador. Escribiendo frente al foco de una pantalla resplandeciente, al menos, suavizaba mi potente monólogo interior y relajaba mis inquietudes. Construir una historia de amor era un proceso muy elaborado y necesitaba profundidad, por eso creía que, tarde o temprano, teníamos que hablar. Es más, deseaba escucharte atentamente para conocerte mejor, para saber tu versión de la realidad, si todo era una breve ensoñación o si también te ilusionabas al hablar. No era tan descabellado conseguir sincerarse en una conversación cara a cara, íntima, sobre lo que estaba pasando entre nosotros. Tú querías libertad. Yo, realmente, quería interesarme por un vasto mundo lleno de gente diversa pero mi atención decaía a tu lado. Tu fuerza de atracción se imponía porque era tu conquista lo que verdaderamente anhelaba y mi victoria que la riada de mi corazón inundara el tuyo. Peor aún, tenía la osadía de molestarme porque exigía ser correspondido, más allá del deseo, con toda el alma. Pero en aquellas circunstancias, dos solitarios con dos mundos paralelos en órbita, era normal que sólo escribiera cuadros de naturaleza reflexiva y declaraciones secretísimas de amor. Lo mío era vicio. Sabía que no me hacía nada bien detenerme en tantas reflexiones y yo erre que erre, cuando tenía aquella fulgurante aventura pintando paraísos delante de mis ojos y te tenía a ti desprendiendo calor a mi lado. ¿No notabas mis lágrimas de emoción? ¡Cómo ibas a notar que te estaba entregando mis pensamientos! Pero, en fin, guardé silencio. La música elevándose en el desfiladero, una piedra bloqueando mi garganta y un ‘te quiero’ perdiéndose en el abismo del silencio. De momento, la montaña me había vencido… Callé pero entendí que no podía controlar tu hechizo, que era irremediable mi viaje hacia ti.