27/4/16

TE ENCONTRÉ

Me acerqué a ti sigilosamente con pasos solemnes porque desde la primera vez que te vi supe que ibas a ser mi placer, mi delirio y mi suerte. Me detuve a cierta distancia para adorarte cuando mirabas la lluvia mientras fumabas un cigarro bajo la marquesina de un cine. Bendita lluvia que nos había retenido. Una aproximación hacía el tesoro que me producía tu melancolía era como una odisea sobre una barcaza en un mar embravecido o un viaje al centro del placer, pues había remolinos que erizaban mi espinazo. Todas las locuras que había estado queriendo vivir pasaron en cinemascope por mi imaginación y ya te veía sonriendo a mi lado en cada fotograma y yo me veía sintiendo ese pinchazo mágico por tu destello. Éramos unos extraños aunque todas las veces que coincidieron nuestras miradas nos habíamos reconocido en los mismos sueños. Pero cuando arrojaste el cigarro a un charco y te perdiste entre una multitud de paraguas sentí que la realidad empezaba a desarrollarse a cámara lenta. La imagen de tu última sonrisa había quedado grabada en mi memoria reuniendo todos los poderes para convertirse en un mito. Un impulso súbito puso en marcha mis pies y paralizó mis pensamientos; bendito impulso espontáneo, cuánto tiempo te había estado rogando. Tras sortear sombras grises de paraguas negros te encontré y, como no habías estado en una nube de pensamientos y me presentías, acogiste mi saludo con naturalidad cuando nuestros ojos se encontraron. Tu opción no habría sido nunca la de esperar a nadie pero te hizo gracia mi osadía de vanguardia romana. Mi heroísmo de tímido seductor desplegándose como las plumas de un pavo real mientras me empapaba te pareció tan enternecedor que me cogiste de la mano y corrimos a refugiarnos en una taberna dorada. Y con una botella de vino reducimos la distancia porque no éramos héroes sino humanos temblorosos empapados hasta los huesos. Te besé ya que en mi cabeza no había pensamientos sino hechizos mágicos provocados por el brillo de tus ojos y de tu sonrisa. Y con cada mordida de labios, con cada remolino de nuestras lenguas me daba cuenta de que nada iba a ser comparable a cada beso que nos diéramos en el futuro. Besos dulces de chicle, besos amargos de licor, besos de canción de amor, labios-guitarra de mis improvisaciones, besos como fruta fresca para calmar melancolías o para celebrar cada ascenso al paraíso.


16/4/16

CELOS

Quiero entenderte más allá de la piel, más allá de esta frontera que reluce como el oro y el marfil. Y por eso estoy aquí, sentado en el borde de la cama sobre la que te has arrojado metiendo la cabeza debajo de la almohada. Intento llegar más allá de tu piel acariciándote, buscando una reacción dentro de tu cuerpo que te transmita mi cálida preocupación por consolarte. ¿Qué clase de melancolía, amor, te está afectando que no te das la vuelta y me regalas una sonrisa? Intento recuperarte besándote el cuello pero te dejas llevar por lo que oíste de alguna lengua maléfica. No importa, te sostendré en tu desfallecimiento aunque no quieras mirarme, la fuerza me la da el cariño que te profeso. Si las caricias no te alivian, ni los besos, intentaré explicarme susurrando palabras sobre tu oído. Reaccionas levemente negando con la cabeza a las razones de mi acercamiento sincero y lo tomo como un gesto alentador. Mis vibraciones en tu oído han conseguido acariciar tu desvelo. ‘Te amo’- te confieso y vuelves a enroscarte sobre las sábanas y el silencio. Comprendo que palabras tan rotundas suenen artificiales después de una crisis de fe. Me acerco para abrazarte y para que sientas mi corazón latir agitadamente por la pasión que me despiertas. El calor de mi respiración trata de reanimarte, no hay mejor máquina de la verdad que el propio cuerpo. Si las palabras no sirvieron quizás entregándote mi melodía interior pueda reconciliarme y calmar tu desamparo. No es cariño de un rato, mi cuerpo está sobre ti hablando con su propio lenguaje, y empiezas a creerme pues sientes cómo me provocas una turbación que no puedo remediar. Comprendes, hablándonos cuerpo a cuerpo, que nadie nos privará del erotismo de nuestra atracción mientras que vibremos. ‘Ven, date la vuelta’, te dijo mi corazón. ‘Sólo hay una cosa que quiero pedirte’, me dijo el tuyo, ‘que bendigas mis latidos con cariño y comprensión, porque he sentido celos’. ‘Lo bendigo’, te dije, ‘es donde encuentro tu belleza por mucho que mis ojos adoren tu cara y tu figura. Es aquí donde me refugio cuando no encuentro la manera de decir cuánto te quiero’.



12/4/16

PAISAJE EFíMERO

Me llevó a su casa del pueblo. Ver espacio abierto, ampliar el espacio de visión como hacía tiempo que no me permitía, fue muy placetero. Había olvidado que todo era tan grande y fascinante. Había olvidado los campos de girasoles y las praderas verdes que vuelven a brillar con la luz de la novedad. Un verdadero alivio de la rutina de cemento y asfalto. El respirar otros aires fue como un intenso viaje de inseguridades pero una agradable aventura.
-¿Sí? Cómo te gusta una aventura amigo…
-Me encanta y asombrarme del paisaje que se despliega después de tanta habitación y tanta pantalla de ordenador. Pero he echado de menos hablar, comunicarme, eso que hago tan bien con mis dedos. ¡Dios, nada es tan fluido como los pensamientos! En mi cabeza un río de palabras pero todas me parecían inapropiadas para la situación. De ahí que no pudiera disipar la incertidumbre. Además me encontré con una persona callada, controlando su excitación pero deseándome para después.
-Aunque la cabeza te funcionara a tope dejaste de pensar cuando fue oportuno ¿No?
-Uff, el peso se disolvió, me quedé en blanco de toda duda. Asimilando sólo lo que estaba viendo y sintiendo. Sí, me hizo respirar profundamente con su boca. Me puse a cien por hora agarrado a sus hombros.
-¡Ohh, eso es tan poco romántico! No es que la ocasión tuviera que serlo, no sé, pero un poco de más ternura, una pasión de esas que son tan literarias y que te gustan tanto…
-Le puse romance al asunto usando mi lengua para otros menesteres. Le dibujé el cuello caricias húmedas, en el lóbulo de las orejas y, sin embargo, le interesaba lo más puramente sexual. Pero bueno, creo que me dio placer sentirme utilizado y esas fantasías mías de colores pues, bueno, seguirán ahí sobrevolando cada cita, como el humo de este cigarro que forma estas nubes suspendidas tan bonitas y frágiles. Hay veces que casi las toco con los dedos, que veo que puedo atraparlas, pero cuando las alcanzo se deshacen o se apartan.
-Sí, todo es tan efímero…