Me llevó a su casa del pueblo. Ver espacio abierto, ampliar
el espacio de visión como hacía tiempo que no me permitía, fue muy placetero. Había olvidado que
todo era tan grande y fascinante. Había olvidado los campos de girasoles y las
praderas verdes que vuelven a brillar con la luz de la novedad. Un verdadero alivio de la rutina de cemento y asfalto. El respirar otros aires
fue como un intenso viaje de inseguridades pero una agradable aventura.
-¿Sí? Cómo te gusta una aventura amigo…
-Me encanta y asombrarme del paisaje que se despliega
después de tanta habitación y tanta pantalla de ordenador. Pero he echado de
menos hablar, comunicarme, eso que hago tan bien con mis dedos. ¡Dios, nada es
tan fluido como los pensamientos! En mi cabeza un río de palabras pero todas me
parecían inapropiadas para la situación. De ahí que no pudiera disipar la
incertidumbre. Además me encontré con una persona callada, controlando su excitación
pero deseándome para después.
-Aunque la cabeza te funcionara a tope dejaste de pensar
cuando fue oportuno ¿No?
-Uff, el peso se disolvió, me quedé en blanco de toda duda.
Asimilando sólo lo que estaba viendo y sintiendo. Sí, me hizo respirar
profundamente con su boca. Me puse a cien por hora agarrado a sus hombros.
-¡Ohh, eso es tan poco romántico! No es que la ocasión
tuviera que serlo, no sé, pero un poco de más ternura, una pasión de esas que
son tan literarias y que te gustan tanto…
-Le puse romance al asunto usando mi lengua para otros
menesteres. Le dibujé el cuello caricias húmedas, en el lóbulo de las orejas y, sin embargo, le interesaba
lo más puramente sexual. Pero bueno, creo que me dio placer sentirme utilizado
y esas fantasías mías de colores pues, bueno, seguirán ahí sobrevolando cada
cita, como el humo de este cigarro que forma estas nubes suspendidas tan
bonitas y frágiles. Hay veces que casi las toco con los dedos, que veo que puedo
atraparlas, pero cuando las alcanzo se deshacen o se apartan.
-Sí, todo es tan efímero…
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