16/10/16
AQUEL TOQUE DE ALMA MARCADO EN MI MEMORIA
Ahora, esa es la palabra a la que hay que agarrarse.
Más cuando hace tiempo que se disolvió nuestra relación y persiste la
excitación de tantas vivencias, que parecen que relucen como el oro desde
entonces y la balanza de los pensamientos se inclina por eso hacia los
recuerdos. Siento con profunda emoción la intensidad de pequeños momentos del
pasado, como cuando mi mano se deslizaba por una espalda que era mi pilar. Por
besar unas manos con reverencia me veo estremeciéndome en el presente perseguido
por un fantasma que me acaricia la nuca con sus labios. Y es entonces cuando
deseo una pasión tan intensa como aquella pero sabiendo lo que sé, sin
mortificaciones, desplegando mi divino interno para transformarme en una
serpiente que hipnotice con su lengua bífida. Pero mi error es recorrer la
distancia desde las pieles que acaricio en el presente hasta tu carne de
entonces. Sin duda aquella mirada dulce recorre la línea del tiempo cada vez
que unos ojos se posan brevemente sobre los míos con un gemido visual que me
excita, brillando en la oscuridad con un lagrimeo de placer. Y aunque de
respaldo a esa mirada me asombran unos labios nuevos que se ofrecen húmedos,
unos labios que prometen, aún no han articulado palabras románticas que me
hechicen, que me hagan olvidar aquel toque de alma marcado en mi memoria.
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