26/6/09

We love you, Michael, forever


Pues Michael, qué decirte, hasta siempre, gracias por todo amigo y discúlpanos por tanto acoso. Nunca te olvidaremos por todo lo que nos has hecho soñar, amar, cantar y bailar. Por todos los minutos que me distes en mi personal mundo que construí de ilusión y de evasión, muchas gracias. Cuando era un pavo me pasé horas cantando con voz atiplada, bailando como un contorsionista, adorando tu genial talento y tu fama colosal. Esperé horas para verte en directo y cuando saliste al escenario, lo confieso, imaginé que estaba dentro de tu piel. Después de sentirme tan importante pocas cosas hice que dieran la talla y la indestructible realidad se fue abriendo camino. Has sido la música de mi vida y como Pedro te he negado tres veces, pues tengo que confesar que he sentido vergüenza por lo que le pasaba a quien ya sólo era una persona de carne y hueso con problemas serios.Te pido perdón. Esta mañana cuando asimilé que nos habías dejado me invadió la tristeza. Pensaba que había echado toneladas de arena sobre mi ídolo de juventud cuando me sorprendió el mazazo de entender que se muere una parte de mí con tu marcha. Nos has dejado a lo grande, Michael, como no podía ser de otra forma. Más allá de todo lo que te haya querido exprimir, porque todavía quería más música tuya, deseaba tu aparición en dos semanas. Y deseaba nuevos discos, nuevas canciones y me daba rabia que nunca más pudieras interpretarlas. No me consolaba el legado musical inigualable que nos has dejado. Pero en un momento de reflexión he pensado que la persona que te cobijaba ha muerto sufriendo, quizás intentando llegar a la talla de un monstruo que juntos habíamos creado. Todos estábamos impacientes por hincarte el diente en tu próxima despedida del mundo del espectáculo en el London Arena, para hundirte o redimirte, y el débil hombre de cincuenta años que realmente eras decidió por nosotros elevarte a los altares. Lo entendemos. No había corazón que aguantara tanta expectación. Los que te hemos seguido sentimos en el alma esa grave destrucción personal y tan triste final pero el artista que has sido ya ha conseguido su último gran triunfo, el esplendor de los mitos. Y te damos gracias, hoy y por siempre, por todos esos momentos felices que nos has hecho pasar. We love you, Michael, forever…

Boom boom. Era como un príncipe negro que se deslizaba hacia atrás, como paseando sobre la luna, se plantaba con los pies de punta y daba tres vueltas sobre sí mismo. Calaba su sombrero de ala por debajo de las cejas, se sobaba el paquete y con tres golpes de hombro despertaba un huracán, las nubes bajaban al suelo, ráfagas de rayos verdes caían del cielo, una manada de zombies salían de sus tumbas para bailar sobre el asfalto de la ciudad y el ritmo del blues comienza a recorrer su cuerpo como una descarga, mueve los brazos con rapidez y reluce su guante de brillantinas. La música lo invade y recorre su alma fundiendo la solidez de sus huesos, bajos y graves retumban en sus músculos flexibles, puede hacer lo que quiera porque el ritmo maneja su voluntad. Ahora se mueve como un autómata, como Charlot, como Fred Adsteire, pero lo que recorre sus venas es sonido eléctrico. Surge de dentro y hace vibrar su corazón como una caja de resonancia. Sus ojos están cerrados, parece que ha caído en un estado de trance que le hace contonearse como los mismísimos ángeles de la noche. Pero la música cesa y tiene que abrir los ojos, ya no es el rey del pop. He despertado y estoy desnudo frente al espejo y recuerdo cortado quién soy. Ya me encuentro mejor, la música una vez más ha producido su efecto embriagador. Me ha hipnotizado para elevarme sobre las preocupaciones que esta mañana se habían ceñido sobre mi piel hasta causarme ansiedad. Pero le di al play a tiempo, cerré los ojos y Jackson me ayudó, todavía tiene magia ‘Thriller’ para cautivarme. Aunque hay caído la estrella todavía puede darme una pizca de energía, de esa alma negra que lleva bajo su piel descolorida. Qué tiempos aquellos en los que un crío pensaba que iba a sucederle en el trono, pienso en mi debate solitario de pensamientos. Y aunque me doy cuenta que tenía la ventana abierta después de haber movido el culo peludo un buen rato frente al espejo no siento ridículo. Sólo pensar que alguien me ha podido estar espiando me hace reír y comprendo que la música, en definitiva, ya me curó. Y ahora me doy cuenta de que ya estoy en la ducha. lo hago en público mi garganta protesta no menos de lo que lo hace quien me escucha.Después cuando echo mano de mi estrategia para borrar nubarrones negros y me pongo a cantar porque hace tiempo que he descubierto que sólo aquí puedo cantar bien.

20/6/09

Morir de éxito


“Bueno, hay que coger el toro por los cuernos ¿Realmente tienes más historias que contar que merezcan la pena? Porque ya sabemos lo bien que dibujas a los fracasados, vendiste doce jodidas ediciones y ahora dices que no puedes escribir una línea”-empieza a abordar el tema furiosa porque no está acostumbrada a tener que salvar a los escritores de su naufragio. Es una mujer perfecta, hasta en los dramas tiene glamour. Dos firmes guantazos de perfume lo espabilan y la mira por primera vez, de abajo a arriba, porque está a sus pies haciendo glugluglu, hundido y tumbado en calzoncillos en la fina moqueta de un hotel. Ante él se erige una mujer poderosa. Medias negras de rejilla, un vestido ceñido a un cuerpo de guitarra, su piel blanca y perfecta, su pelo negro azabache y toda esa delicadeza de su cara astuta coronada por un oscuro rojo en sus labios. Sabía que su editora acudiría rápidamente a su llamada desesperada de socorro y la había recibido agonizando en el suelo con una estudiada pose para marcar sus mejores músculos. Tenía sólo dos meses para ponerle en el regazo una nueva novela que le quitarse de encima la jodida etiqueta de escritor revelación’. Cumplido el plazo sólo había hecho el esbozo de dos ideas y a partir de ahí… la mente en blanco. Abatido se había tumbado sobre un lecho de hojas blancas, pruebas de impresora con frases incompletas, la impresora escupiendo unos signos indescifrables, la impresora desangrándose en páginas inútiles antes de morir. Ya no tenía fuerzas para inventar nada más, se había fumado un pitillo de María para intentar destruir el bloqueo creativo y todo lo que consiguió fue flotar y no entender nada y un fuerte dolor de cabeza, por lo que se tuvo que tomar dos paracetamoles con dos whiskys. Y entonces se había quedado agarrado en el mueble bar sin poder moverse. Estaba en las últimas, planeando sobre la moqueta, cuando la puerta se había abierto dibujando la silueta de aquella mujer seductora que le había llevado al éxito sobre unos tacones de diez centímetros.
-Pobre chiquitín, mamá está aquí- lo consuela esa dulce voz profundamente hipnótica, y decide dejarse llevar cerrando los ojos y recostándose en una moqueta que se vuelve líquida. El frío de la guadaña recorre su espalda como un hielo que resbala profundo...

12/6/09

Bastaría una noche en Conil


Primer día de calor sofocante en Sevilla. Este año los dioses no habían acostumbrado a un tiempo inestable y a unas temperaturas moderadas. Y ahora de sopetón sólo puedo decir buff. Mi personaje llegará a las cotas más altas en su capacidad de filosofar mientras que los huevos puedan freírse en el asfalto. Este fenómeno térmico hay que tomárselo en serio, no puedo borrar de mi mente a una pareja veterana de alemanes luchando por despegar las suelas de sus zapatillas durante la ola de calor de la Expo 92. A cada paso levantaba una serie de gruesos filamentos de chicle grisáceo. Los pobres diablos enrojecidos trataban de avanzar, sin fuerzas por la risa floja y la deshidratación. Pero nada detiene a las hordas extranjeras que con sus Nikon fotografían cada palmo de piedra y trozo de piel. Mi personaje baja a Mateos Gagos, a esa taberna antigua desde donde se puede divisar a la perfección a la Giralda. Pide un montadito, unas aceitunas y una cerveza. Tratará de hacerse la idea de cómo se comporta un pedazo de soltero, pondrá la cara del romance sevillano, de la canita al aire, de la mejor oportunidad para conocer la ciudad. Y se da cuenta que justo a un lado hay una tienda de souvenirs. Lo suyo podría ser un mejor recuerdo que un azulejo de porcelana pero, al fin y al cabo, cumplían la misma función, se podrían firmar como ‘Recuerdo de Sevilla’. Los zapatitos relucientes que llevaba se los había regalado su amante japonesa. Esa mujer delicada era muy importante en su país, cinturón negro, tres idiomas, una aptitud desinhibida en la cama y un móvil que era el ordenador de la Nasa en una cuartilla… Le había costado despegarse de ella, no podrían mantener un vínculo mayor por la distancia y por su…marido. No obstante la amante oriental estaba empezando a convertirse en posesiva según se alejaba en miles de millas de distancia. Ya la había colocado en el avión, posiblemente no la vería en un par de meses aunque no ha parado de mandarle mensajitos obscenos.

Pero él se quedaba en Sevilla con ganas de tirarse con alguien con un mojito en la mano, frecuentar un refugio alternativo, recorrer los barrios de otra personalidad, a ser posible los bajos. Será otra vez la vocación de pareja esta que tiene absurdamente. Con la de vueltas que he dado no puede aceptar que sigan estas pulsiones. Las cambiaría por cualquier aptitud profesional o por un cochino hobbie de mierda, no sabía, cualquier cosa como montar maquetas o construir escenarios de batallitas a escala. Pero no, ahí estaba otra vez el sueño de una noche de verano. Y si fuera una estaría bien, pero bien podría ser muchas deseándolo, como le ha ocurrido otras veces. En estos momentos en los que hay que defenderse del ambiente con una carta de banco para darse fresquito ninguna cosa vendría mejor que un calentón, qué curioso. Bueno, también ese tinto de verano que se está tomando mientras recibe mensajes calientes de Yushiko y el termómetro de la Plaza del Triunfo marca más de cuarenta grados. No sabía porqué había decidido coger un puntito a aquella hora, el alcohol sólo le vendría bien si tuviese asegurado unos abrazos que le rescatasen antes de llegar al precipicio de sufrir una lipotimia. Examina la clientela del bar pero la cabeza se le va a los altares y se pone a reunir elementos del pasado construyendo una noche con pagoda, estrellas, mar, oleaje, oscuridad profunda, temperatura apacible, cerveza, risas y esa compañía tan caliente cobijada entre un nudo de brazos. En realidad sería tan barato y cuesta tanto reproducirlas, mira, ahí se ven las cosas del auténtico valor. Estar en Bangkok le costaría miles de euros cuando bastaría una noche en Conil siquiera…

7/6/09

Pequeña teoría del deseo


Mi mamá me dijo que si deseaba las cosas con fuerza se cumplían. Y yo cerraba los ojos con fuerza hasta que las lágrimas caían o hasta que me entraban ganas de hacer caquita. Son las primeras instrucciones para comerse el mundo que nos enseñaron, están ahí, en la más profunda capa de la biblioteca cerebral. Tarde o temprano te dabas cuenta de que alguien no había dicho la verdad pero ya cuando comprabas que la lotería no tocaba ni de coña. Puede que no lo entendiera bien, este consejo escrito en una tarjeta infantil con letra temblorosa, puede que la cosa fuera simplemente alimentarse de buenas esperanzas, construir cierta predisposición, favorecer el éxito y la felicidad. Por supuesto que el gallito filósofo que llevaba dentro había elaborado ya una decena de teorías sobre el fracaso. Aquello sólo podía ser un campo de energía que se transmite entre neuronas que se estaba dedicando a liarla en vez de trabajar en esa feliz ignorancia de que todo es posible. Y bueno, que pechá de pamplinas, jejeje, así como quien no quiere la cosa cierro los ojos hasta ponerme colorado. Y veo en la oscuridad a alguien que se acerca, que me pone un dedo en la boca para no dejarme exponer mi filosofía, ésa es la vida. Alguien que se acuesta lentamente y que sólo quiere estar conmigo un rato en silencio o silbando una canción… Alguien que, después de quitarnos el polvo y las telarañas de encima, me arregla la espalda mientras le leo algo de Kerouac. Besar tatuajes mientras viajamos por el Medio Oeste será posible y, a la misma vez, comprobar cómo sabe tu piel. Pero no es nada sexual, es una cuestión de confianza que yo conozca tu cuerpo…