23/12/17

ROMANCE DEL ABRIGO DE TU PIEL

Quería ser libre sin dolor y conocer todos los caminos de la conexión mágica transversal entre todos los individuos. Sin embargo el refugio de tu compañía estaba inclinando la balanza como un foco de atracción más potente que un agujero negro. Me agradaba rendirme por los ojos porque andaba nutriéndome de tus desnudos, de tus gestos, del chispeante erotismo que sentía al verte durmiendo sin nada encima. Se me despejaban las dudas cuando te acurrucabas junto a mí con una expresión en la cara de desconexión gozosa. Te encendías y, rozándome con el muslo, me prendías igualmente. Y eso que con frecuencia te quedabas zombie mirando placenteramente lo que había dentro de tus sesos, pero resucitabas dándote cuenta de que te espiaba y volvías a mí con ternura. -‘¿Y el romance?’ –preguntaba el poeta. -‘¿Qué romance quieres, el éxtasis del presente o una declaración jurada a plazo fijo? –preguntaba la voz de la cordura. Y entonces me abrigabas con tu cuerpo, y las dudas perdían tanto sentido en cada instante de piel, en cada beso de tus labios, que no había posible elección aunque la hubiera. 


21/11/17

ROMANCE DE INVIERNO

Me pasó como a la cigarra, tras meses de sol, de complacida independencia, de paseos solitarios al aire libre, de creerme eternamente joven y con todo el tiempo por delante, el frío me recorrió la nuca por sorpresa, y me di cuenta de que me había olvidado de buscar la protección de unos brazos ardientes en vista de que el invierno llega. Lo confié todo a la suerte del último momento, a la coincidencia mágica y, ahora, reflexionando, extraño la compañía más intima a deshoras, cuando ya no quedará ningún hornito disponible en la ciudad que me estimule. ‘Bueno –pensé- … un invierno más en la caverna’. Eché la culpa del olvido de procurarme víveres para el espíritu (como los besos, la ternura y los abrazos) a que me había relajado por un inesperado sentimiento de independencia y por haberme entregado a los deseos del ‘ahora’. Intenté recordar qué había estado haciendo todo aquel tiempo, a dónde me había llevado mi distracción tantas noches seguidas, desde cuándo había dejado de ser el enamoradizo expectante. Sencillamente había atravesado la inercia del círculo vicioso, resistiendo sotto voce el descrédito del romance, porque me distraje con cosas bellas que parpadeaban brillantes en aquellos mismos instantes. Caminaba a solas por el barrio en aquellas noches de intenso calor reflexionando y poniendo atención sobre las cosas que me decía, que antes pasaban desapercibidas entre el maremágnum de los pensamientos del vivir, y logré encontrarme y retenerme. Llegué a sentir que no necesitaba a nadie, me sentí completo. ¡Me entendí! Y entonces pude oír cristalinamente todo lo que me rodeaba, pude hasta sentir, pues la voz del pensamiento había caído enmudecida. Y así estuve unos cuantos días merodeando ensimismado, hasta que debí despertarme o volverme a dormir pues en un paseo nocturno, mientras planeaba mis primeras cosas como persona autónoma, recuperé el recuerdo de la incómoda dependencia del cariño extraño, pero también recordé las ganas de dar que se pierde a solas y renació un deseo de compartirme. Y sintiendo que me quedaba sin tiempo volví a zambullirme en otro proceloso mar de nuevas ilusiones. 


25/9/17

HEAVEN

¿Y por qué mi huída? Me preguntaste. Me levanté de un brinco y puse en marcha la radio. Sonaba un blues de la vieja escuela, de aquellos que emocionaban en los rincones oscuros de los clubes de jazz. ‘One day we’ll got heaven begin’ comenzaba a cantar una voz deliciosamente negra y familiar. ¡Sí, algún día alcanzaríamos el cielo! Quizá por eso me escapé con alguien que me cayó del cielo cuando estaba a punto de rendirme. La palabra ‘heaven’ seguía resonando en mi mente: ‘Apareciste justo cuando la sensación de que me estaba quedando sin tiempo para encontrar el cielo en la tierra empezaba a asfixiarme. Y de pronto, antes mis ojos, un príncipe montado en una carroza entregándome una oportunidad real de escapar y no una fantasía estúpida de película. No pude ni detenerme a pensar, de hecho me encontraba a un escalón de caer en la desesperación y al ver que pasaba un último tren… no pude ni pensarlo. Además me dejaste embobado con tu sonrisa e involuntariamente mi pie avanzó valeroso hacia la alfombrilla del coche. Y después mi cuerpo entró como un rebaño y la cabeza que me pesaba porque no quería pensar…’ -callé avergonzado porque te partías de la risa de mi confidencia o de mi forma de expresarla quizás, pero me contagiaste la risa y supe reírme de mi mismo, como hacía tiempo que no me reía. 


31/8/17

¿VOLVERÉ?

Aquella noche soñé que viajaba a la luna. Por la escotilla observaba como me dirigía a un manto estrellado que dejaba sin palabras. ¡Oh, qué maravilloso viajar al espacio profundo para olvidar todas las preocupaciones, pero qué pequeña emoción comparada con la del universo en expansión! No había sonido, sólo un profundo silencio y entonces, con una sonrisa, pude apreciar mi voz interior confesándome que Venus era la esencia de mi inspiración serena, la gravedad que me sostenía a dos palmos de la Tierra, la energía que me hacía levitar, la emoción transformada en impulso. De su mano tenía que avanzar para encontrar el camino de la evolución. Me quedé alucinado cuando me di cuenta de que podía brincar sobre las bellas colinas de un desierto blanco infinito. La luna era paz interior y polvo gris pero, a fin de cuentas, sólo brillaba con la aportación de la luz del Sol. Aún así se respiraba una paz proverbial, allí podría encontrar la serena tranquilidad del alma antes de volver a la Tierra. Empecé a saltar para desplazarme más rápido y cuál fue mi sorpresa cuando redoblé mi impulso con un pequeño esfuerzo y pude alcanzar una altura de veinte metros como si pesara menos que un papel de fumar. Y grité: ‘¡Waoooo! Jajjajaja, soy libreeee, yujuuu! Y al llegar a la cima de un enorme cráter apareció nuestro inmenso y bello planeta azulado en el horizonte ¡Ahí va, mira aquello, puedo alcanzar la Tierra a un golpe de tacón, sólo tengo que dejarme caer para despertarme! ¿Volveré?’. 


12/7/17

EL ABRAZO QUE ENCIENDE

Quiero que me abracen. Necesito que alguien me estreche entre sus brazos, que me transmita todo el poder del amor mediante ese simple gesto. Lo veo claro ahora. Quiero un abrazo verdadero, lleno de sentimientos, porque existen los abrazos sin sentido, disfrazados de maravillosos círculos acogedores que pueden estar acariciando el puñal de la traición o el interés puro y duro. El que busco es espontáneo, tierno, dedicado expresamente para mí, que no sea calco o copia de ninguno. El que me puedan dar de buena gana sin tener que pedirlo. Eso es compasión y lo que necesito es cariño. Busco el abrazo que recarga pilas, el abrazo que me despierte al calor del impulso irracional sin miedo: el de alcanzar los labios y retenerlos, el que sirve para estrechar cuerpos y vibraciones, el que todo lo enciende…

Imagen CC @PasenyVean11


27/6/17

'ESTAMOS EN CONTACTO'

En la retaguardia se renuevan los deseos de volver a poseerte, como de si mi propiedad fueran los minutos que vibramos pegados, sudorosos, humedeciéndonos, devorándonos hasta despedirnos. Y ahora tu cuerpo y mente están dentro de mí dándome una lección de lo que es un recuerdo flama, que lo mismo me enciende en un callejón oscuro como en mi solitaria cama. Me temo que esta vez son recuerdos serios por todo ese aire nuevo que viene y va y que me refresca la mente y me entona la piel recordándote. El vello que se eriza al sentir tu mano desde la otra punta de la ciudad, desde ese momento pasado, posándose en la zona del pantalón que siento crecer ahora. Pronuncio y repito tu nombre y dudo… tus gestos se grabaron mejor, tan claros que me enciendo al revivirlos, y me doy cuenta de que es mi piel la que desea volver a verte y de que mi conciencia de ser cabal e independiente se relaja en cada ola de calor. Recuerdo tus ojos brillando tanto como entonces. Tienen tanta fuerza tus gemidos en la memoria como cuando nos apoyábamos sobre ellos para llegar tan lejos y tan alto. Y tengo que sentarme en medio de una calle pintoresca para sostener tu nombre que casi se me escapa entre los dedos. Recodar cómo te movías me hace revivir el éxtasis de la experiencia aquí en la linde de la ciudad, a tres kilómetros de ti pero quizás más lejos. Y me doy cuenta de que te hubiera necesitado, de que hubiera cambiado fácilmente cada puesta de sol serena por la excitación de tu tacto. ¿Pero que fue lo que dijiste cuando nos despedimos? “Estamos en contacto” y me desengañé al leer entre líneas de una frase tan corriente. Y al final me veo conteniendo la respiración, sentado en un viejo banco de piedra bajo la luz tibia de las farolas que se derrama por las hojas de los naranjos, reconociendo que, como dijiste, así ha sucedido: a tres kilómetros y dos semanas sin saber de ti, y a pesar de que tus palabras vaticinaban lo contrario, he vuelto a sentir tus manos y por fin he recordado tu nombre.





31/5/17

TE AMO

Tienes un don, no se cuál pero es uno que me gusta. Te amo con o sin razón, quizá porque es un amor altruista. Buscaba a alguien como tú, ahora que estoy seguro de que soy el hombre que he buscado toda mi vida. Por fin me amo y me produce ternura. Pero hay una clase de belleza dentro de ti que sobrepasa tu hermosura y mi amor propio, por eso te amo. Median razones contigo pero la tentación es mayor y te amo porque caigo y caería mil veces, sí. Te gusta seducirme y lo consigues cada vez que quieres, transformándote en deseo me hechizas y no puedo más que amarte. Te amo por tu cuello de cisne que es la entrada ideal para un rosario de besos. Te amo por el morbo que transmites… no sé qué haces pero llega profundo, mientras yo no se cómo desmadejar mis nervios. Te amo por tu perseverancia, por tu curioso interés en mí, que no soy nadie. Te amo por la poesía y el drama que le pones a todo; porque eres seriedad y diversión, te amo. Te amo porque con tu música se deshacen mis pensamientos como pompas de jabón a mí alrededor, y aunque me vuelva un gato que las persigue no te cansas de insistir hasta que das con la tecla que desconecta mi dispersión.


27/4/17

FLOTANDO EN UNA BURBUJA SEXUAL

Junto a ti era difícil apreciar que no había salido de mi burbuja pues se había vuelto más agradable con dos ¡Pero para qué leches tanta comodidad! La aventura me animaba a arriesgarme valerosamente y mi cuerpo lo pedía. Si la semilla germinaba, tarde o temprano, nos convertiríamos en una planta de bellísimas hojas pero también de espinas, pues tendríamos que compartir nuestros conflictos más íntimos después de haber compartido toda la ilusión. Había aceptado que tenía que ser más transparente y me desconcertaba seguir sintiendo reservas. Me desconcertaba tanta fantasía y tanta estrategia. La imaginación era fría, demasiada fría, en realidad, como para que las sintieses como flechas penetrando en tu pecho ¿Pero es que no había aprendido nada de aquellos años de locura? Algo aprendí cuando buscaba a alguien que no era yo, cuando creía que mi fe ciega iba a materializar el amor en cualquier rincón, persiguiendo a personas vitalistas que brillaban devorando la vida, que andaban pegados al instante sin ningún pudor. Y yo los seguía rezagado, soñando ser como ellos que no necesitaban a nadie para quererse. Haciendo méritos para que me quisieran hasta ofrecía mi cuerpo si aquello me conducía al paraíso de los sentimientos. Después buscaba conversaciones profundas en las que me creía ciegamente los cuentos ajenos mientras que, tartamudeando, intentaba colar los míos. En realidad, sólo hablaban de sí mismos y sospechaba que era deseado como cualquier joven de piel de melocotón y no porque tuviese un aura especial que me hiciera distinto. Y yo mientras flotando en una burbuja sexual que me trasladaba sobre nubes de algodones, seduciéndome con la idea de atrapar en mi espacio circular a una persona excepcional que fuera capaz de amarme sin medida… lo que yo no hacía. Pero, en fin, el camino seguiría provocando encuentros, dosis de una intimidad intermitente y complaciente, y quizás en otro de aquellos asaltos, en otra de aquellas piruetas sexuales… la riada de un amor profundo.


11/4/17

IRREMEDIABLE VIAJE HACIA TI

‘Nos alejábamos de nuevo de las personas como un cometa pero restábamos kilómetros al nuevo mundo soñado. Era asombroso, la naturaleza se difuminaba en la oscuridad y se reducía a un resplandor circular en el asfalto. El reflejo en nuestros ojos transformando las imágenes que nos rodeaban en óleos abstractos. Era tal la explosión sensorial que recibíamos de las montañas serpenteantes que parecía que se acercaban alargando brazos amenazantes de piedra. Y nosotros arrojábamos gritos de júbilo como defensa, gritos que rebotaban en las paredes rocosas y volvían potenciados por el eco…’ Conducías en silencio y yo absorto en mi burbuja literaria de linterna. Encendí la radio. El blues sureño me ayudaba a trascender. Las palabras fluían en mi cabeza en un manantial revolucionado. Intenté hablar pero mis expresiones eran tan mentales que no pude articular palabra. Te pedí ayuda haciendo esfuerzos telepáticos, pero ya me habías rescatado una vez. No era justo exigir más de ti pues sabía que me deseabas. Pero ya me habías cautivado. Y estando seguro de mis sentimientos no entendía porqué no salían a través de mi boca declaraciones de amor exaltadas cuando entraban fácilmente en el ordenador. Escribiendo frente al foco de una pantalla resplandeciente, al menos, suavizaba mi potente monólogo interior y relajaba mis inquietudes. Construir una historia de amor era un proceso muy elaborado y necesitaba profundidad, por eso creía que, tarde o temprano, teníamos que hablar. Es más, deseaba escucharte atentamente para conocerte mejor, para saber tu versión de la realidad, si todo era una breve ensoñación o si también te ilusionabas al hablar. No era tan descabellado conseguir sincerarse en una conversación cara a cara, íntima, sobre lo que estaba pasando entre nosotros. Tú querías libertad. Yo, realmente, quería interesarme por un vasto mundo lleno de gente diversa pero mi atención decaía a tu lado. Tu fuerza de atracción se imponía porque era tu conquista lo que verdaderamente anhelaba y mi victoria que la riada de mi corazón inundara el tuyo. Peor aún, tenía la osadía de molestarme porque exigía ser correspondido, más allá del deseo, con toda el alma. Pero en aquellas circunstancias, dos solitarios con dos mundos paralelos en órbita, era normal que sólo escribiera cuadros de naturaleza reflexiva y declaraciones secretísimas de amor. Lo mío era vicio. Sabía que no me hacía nada bien detenerme en tantas reflexiones y yo erre que erre, cuando tenía aquella fulgurante aventura pintando paraísos delante de mis ojos y te tenía a ti desprendiendo calor a mi lado. ¿No notabas mis lágrimas de emoción? ¡Cómo ibas a notar que te estaba entregando mis pensamientos! Pero, en fin, guardé silencio. La música elevándose en el desfiladero, una piedra bloqueando mi garganta y un ‘te quiero’ perdiéndose en el abismo del silencio. De momento, la montaña me había vencido… Callé pero entendí que no podía controlar tu hechizo, que era irremediable mi viaje hacia ti.




25/3/17

MAREA DORADA POR UN BESO

Qué poderosa era la imagen que estaba recibiendo de la naturaleza: azul, verde y dorado enmarcando el sensual perfil de tu rostro. En tus ojos descubrí, emocionado, el reflejo de la ilusión que estábamos sintiendo por todo lo nuevo. Con la mirada quería decirte lo que no me atrevía a poner en palabras ¿Porqué tenía que filtrar todo lo que el corazón me iba susurrando? Deseaba hipnotizarte, pero era tu mirada la que me seducía. Deseaba que me lo pusieras fácil porque me impacientaba tu aproximación intermitente. Quería preguntarte por qué jugabas con mi corazón si sólo deseabas momentos aunque, pensándolo bien, me conformaba con el vértigo que sentía cuando acelerabas el auto y gritabas que nos íbamos a comer el mundo. Como un rayo quemábamos una autopista que cruzaba extensos campos dorados de trigo. El viento formaba ondas en sus lomos como la marea dorada de un mar amarillo. Teníamos que probar la caricia de sus brotes, planear como avionetas y peinar los rizos de oro de aquella maravilla. Levantándome señalé el horizonte dorado y aceleraste con locura sumergiéndonos profundo en el corazón del trigal. Saltamos corriendo del coche. Iba siguiendo tu estela y te burlabas porque no podía alcanzarte. No recordabas que estaba aprendiendo a volar y terminé derribándote. Rodamos y forcejeamos, pero me dejé ganar. Te revolviste y me agarraste con fuerza mis muñecas. Me presionaste con todo el peso de tu precioso cuerpo. No sentía como un desafío tu furia sino mi placer, pues me gustaba tu presión y tu respiración agitada sobre mis labios. Volví resistirme y descubrí con placer que te encendía mi rebeldía, que te encendía que quisiera liberar mis manos para defenderme, que te ponía a cien un ‘buen pulso’ al filo de un precipicio. Y luchando con valor, bajo un fuego intenso en el mar amarillo, intenté vencerte con un beso pero con tu lengua conseguiste desarmarme…


11/3/17

TU DESNUDO DE ARENA

Te oculté que mi deseo se estaba mezclando con sentimientos. Me ruborizaba pensar que estuviese precipitándome cuando principalmente lo que habíamos tenido hasta el momento era una intensa química sexual. Tan poderosa que afectaba al vuelo de mis reflexiones. Pues era volver a sentirla jugando duro con mis hormonas y perdía la cabeza de nuevo. Y como no aguantaba las ganas sentía el impulso de pedirte que nos desviásemos de la carretera para lamernos en un desierto desolado. ‘No hay límite, no hay límite’- escribí- ‘Me entrego a la fuerza de este deseo sin miedo’. E hicimos el amor, hicimos el amor en medio de la nada. Tuvimos nuestra primera noche de pasión al aire libre. Rebozados en arena disfrutamos de un increíble amanecer de fuego y sudor. Aquella mañana intenté escribir pero no podía dejar de mirarte, seguíamos conectados por una corriente de morbo poderosa que no cesaba. No podía levantarme a coger el ordenador, no podía cometer el pecado de pensar junto a tu cuerpo. Una imagen había quedado grabada en mi mente: la de tu desnudo de arena recibiendo los primeros rayos de sol. Como para ocuparme de asuntos literarios, no importaba, aquel breve momento de sublime belleza eran ya las palabras en mi libro. Tenía que retratar aquel momento inolvidable antes de que la memoria difuminase su brillantez, pero prefería la distracción de tu hermoso desnudo a adentrarme en los recovecos rocosos de mi mente. Fue toda una creación artística refugiarnos del desierto en el oasis de nuestra humedad tibia. La ilusión sentimental conduciéndome a tu profundidad, mi lengua pretendiendo comunicártelo, mis dedos escribiendo una declaración de amor a través de cada caricia. Y mientras tanto aquel sentimiento emergiendo, deslizándose para encontrar un camino tibio hacia tus pensamientos que no fueran palabras… 

                                                               

                                                              #Bodyland.  Visto en beratistbeart.com

17/2/17

EN UN CRUCE DE CAMINOS DE TU VIAJE LOCO...

Me contaste que por desamor pasaste del romanticismo puro al nihilismo del vicio, cómo iniciaste tu viaje por garitos y clubes de la mano del descontrol. Y que, traspasando cualquier límite, sin pudor, probaste una variedad de sustancias buscando el tesoro de expandir tu mente y tus sentidos. En aquel viaje psicodélico te encontraste con personajes encantadoramente excéntricos en un escenario de conversaciones de barra y de rumores de besos en rincones oscuros. Cada uno descifrando su fórmula sobre cómo sobrevivir por placer en un mundo que parecía caótico. Pero aquellos rayos de belleza y potencia sacudiéndote. La música envolviéndolo todo, voces y risas mezclándose entre tus pensamientos acelerados. Y para dejar de pensar comenzaste a hablar para seducir, formando estrechos lazos que se disolvían instantáneamente, fraguando débiles alianzas en el nombre de una sensualidad dopada y el vigor de la alucinación. A través de espontáneas muestras de cariño de auténticos desconocidos, en un estado alterado de conciencia, tu sexualidad liberó tabúes y se abrió ante ti un universo oscuro que parecía no tener límite. Un océano de aguas procelosas en el que zambullirse y dejarse llevar. Pero, cómo es la vida, volviste a caer en la soledad egoísta. Tras una temporada gris trabajando como un ciudadano formal llegaste a la conclusión de que amabas la libertad demasiado y de que la necesitabas para volver a apasionarte por sentirte vivo. Y un día explotaste y escapaste. Temías abandonar los pensamientos viciados de la rutina pero te abrazó la sorpresa de la vida, arrolladora, incontrolable, deslumbrante. Tu signo, como el mío, parecía ser el del inconformismo incansable y en un cruce de caminos de tu viaje loco, coincidiendo al azar en el mismo punto y en la misma sed, nos encontramos en un barrio perdido de Sevilla. Y yo cansado de lo que había sido mi vida acepté tu aventura y aparecieron ante mis ojos los anhelados paisajes del espacio exterior. 


3/2/17

LA HUÍDA

‘Súbete, te llevo a casa y me indicas’-su sonrisa se volvió pícara e irresistible así que no pude más que sonreír tímidamente y obedecer. ¡Por fin una auténtica locura!- pensé. Desde el principio sentí miedo morboso y una especie de conexión mágica, a pesar de que las alertas de peligro sonaban en mi cabeza como una alarma de luces giratorias tras su voz seductora. Durante el breve trayecto me contó que se había lanzado a la aventura de conquistar la costa Oeste de EEUU en aquel flamante coche y pensé: ‘otro buen idealista fantasioso encerrado en una burbuja de cristal como yo y deseando huir’. Compartíamos la pasión por la cultura norteamericana y me dio tanta envidia que deseé abandonar mi decepcionante rutina y escaparme con él. Emocionados llegamos al punto donde nuestros caminos se debían separar y después de charlar un rato en el aparcamiento con los ojos brillantes, animados por deseos coincidentes que no necesitaban palabras, me besaste apasionadamente y probando por sorpresa el sabor de tu boca me volví loco. ‘Ven, escápate conmigo’- me dijiste en el callejón de un polígono cercano, donde fuimos a follar discretamente. Levanté la cabeza, suspiré y acepté tu propuesta antes de poder asimilarlo. Me temblaban aún las piernas de placer cuando llegué a mi habitación, la habitación en la que perdí tanto tiempo. En media hora tenía preparado el equipaje aunque pensaba que ya te habrías marchado porque aquello tenía que ser una mala broma o un sueño fugaz. Pero no, allí estabas esperándome con una sonrisa esperanzadora. Cuando me monté en el coche me diste tres palmadas de ánimo en la pierna y un beso y cerré orgullosamente la puerta del coche, que no tardó en arrancar escupiendo polvo y humo a aquel barrio agotado por tanta caminata.


20/1/17

CUANDO VOLVIMOS A LAS SÁBANAS

Cuando nos metimos en la cama follamos como locos mientras susurrábamos todos los gemidos y exclamaciones que conocíamos para animarnos a llegar al más allá. Así alcanzamos nuestro maravilloso primer orgasmo compartido. Llegamos al clímax vibrando de la cabeza a los pies, como un solo de guitarra excitante y prolongado que nos enloqueció y nos hizo sentirnos vivos en un momento de intenso placer. Mientras volvíamos a la cordura disfrutamos de su eco con espasmos eléctricos, agarrándonos y sorprendiéndonos al mirarnos a los ojos y despertar en una nueva realidad inesperadamente brillante. Cuando volvimos a las sábanas volvió el techo de la habitación, la cama, la ventana, el ruido del exterior. Llegó el momento en que recuperamos la respiración, los pensamientos y la necesidad de hablar. Y entonces volvieron los temores. Me hablabas de planes y no podía dejar de pensar que no podría desprenderme de mi faceta de náufrago solitario a la deriva. Tampoco quería pensar en el futuro. Queriéndote explicar decidí callarme y alegrarme por los suspiros que nos salían del pecho involuntariamente. El presente me hacía feliz, me relajaba y entré en un estado de somnolencia complacido. No pude complacerte en tu curiosidad porque dudaba si quería aferrarme a consecuencias más serias en nuestra relación. No me sentía preparado. El deseo era poderoso pero no quería hacerte daño con mi indecisión. Quería protegerte de mi inseguridad. No podía entregarme y luego naufragar en un mar revuelto de dudas porque tuviera fobia al compromiso. Aplacé los pensamientos para otro momento, estábamos desnudos y abrazados en una cama, sueño cumplido... veríamos en cada instante. Por la mañana me desperté con una erección pero de cama vacía. Ya te habías ido a trabajar. Sabía que habías empezado el día con ilusión, como yo, y eso me daba miedo y me gustaba al mismo tiempo. Sin duda, andaba buscándote y frenándome a las puertas del paraíso. 



11/1/17

DESEOS EN VOLUTAS DE HUMO

Tu solemnidad, tu magia, me mostró el verdadero camino de la seducción con una deliciosa canción. Pusiste aquel blues y metiste mi impaciencia dentro de unas copas tendidas para que sirviese el vino. Mejor templar antes de lanzarse, acumular ganas volcánicas y abrazar el estado de sensibilidad que empezaba a recorrer toda nuestra piel. Me mostré complaciente aunque quería estar a la altura de los pájaros que volaban en mi pecho y en mi mente. Sonreí cortado cuando me miraste a los ojos profundamente enviándome una calada directa a mi psique. Levanté el pie del acelerador y adopté una actitud más receptiva aunque sentía mis latidos golpear en el pecho por el hechizo de tu sonrisa. A la luz de unas velas fumamos de un mismo cigarro en silencio; nuestras miradas se cruzaban jugando entre las doradas volutas de humo que ascendían formando espirales preciosas. Deseos en volutas de humo. Deseos en suspiros de humo que viajaban a lomo del mismo fluir del blues que acariciaba nuestros sentidos con un sentimiento. Entonces, cuando tus labios seductores suspiraron caladas desafiantes a diez centímetros de los míos, desataste la revolución. Y por fin tu cuerpo. La habitación se difuminó y nos rendimos a aquella penumbra dorada como personas sin máscaras, piel sobre piel. Sin el artificio de las palabras caímos irremediablemente atrapados en aquella corriente magnética que empecé a llamar destino. 


                                                                                                 Imagen de Fotomaf

4/1/17

TU PIEL: MI SALVACIÓN

Tu piel fue mi inspiración, cómo no, la que me llevó a la persona que le torció el brazo a mi soledad. Conocerte me había hecho pasar del agotador romanticismo teórico al movimiento del corazón y el alma como supervivencia en la ciudad. Y de tu mano, por fin, mis pasos me hicieron avanzar, después de tantas caminatas que siempre terminaron en el mismo punto. Te encontré, en fin, cuando la búsqueda de afecto me consumía. De no ser por tu aparición podría haberme quedado frío como una figura de bronce, insensible e inmóvil sobre un pedestal en un parque bajo un árbol bicentenario. Al abrigo de sus ramas espiando a tres damas rejuvenecidas por el loco canto del amor: el amor ilusionado, la desilusión del amor perdido y la salvación del amor reencontrado. La destrucción del último me había desgastado, me había consumido, pero creía que volvía a sentir la melodía de una nueva seducción en cada gesto que interpretabas para mí. La volvía a sentir como un aliento que se despertaba con el roce de tus expresiones en mi corazón, con la melodía de tu hablar refugiándose en mi alma. La cuestión eras tú y tu valentía al darle vigor a cada paseo nocturno; tu melodía al caminar, si también al caminar. Con la respuesta de tus pasos a los míos me hiciste erguirme y volver a respirar con el pecho. Volver a levantar la vista del suelo para darme cuenta del brillo que me había estado perdiendo. Pero, claro, nada comparable a la magia de tus ojos. Tu piel me atrapó, pero tus ojos me conquistaron.