23/11/18

EROS GASOLINE


La belleza en ti, la armonía de tus avances en el ritmo que te acerca más de lo que crees. Te puse la mano en el abdomen e intenté retener la imagen de tu cuerpo, duro y persistente, pasando sobre mí como un tranvía que recoge momentos sin detenerse en el camino. Pude observar la luz divina de la farola filtrándose en un flequillo perfecto, derramándose gradualmente en tu piel que avanzaba desde de la sombra.
¡Clic!, una fotografía perfecta para registrar en la memoria como instante gozoso, como silencio primordial —ese que hubo antes de los pensamientos—; una instantánea como armonía inesperada que detiene el tiempo antes de agitarse en la corriente de la línea temporal de la rutina.
Fuego, sudor y orgasmo en un solo momento; minutos almacenados que se siguen saboreando como solitario remedio, pues puede que no volvamos a vernos. ¡La vida en pequeñas dosis, la belleza que se escapa de las manos pero que se mantiene en el cerebro como gasolina!
Deseo o fe, más bien Eros y esperanza; el banquete de la vida o los paisajes del futuro que se disuelven en los ríos del presente. ¿Lo que ven nuestros ojos o lo que pinta la imaginación en un personaje de cuento?



14/11/18

DESDE LA SOMBRA


Revive la necesidad de volar para recuperar el tiempo perdido en que el aire nos llevó y la corriente nos arrastró en una plácida renuncia de la competencia salvaje. Fue entonces cuando un pequeño brillo de conciencia dijo: ‘¡Despertad!’. Habíamos estado mirando las estrellas y no dejábamos de caer en pozos profundos. Pero otro sol brillaba e íbamos alcanzando grados de tibieza, un rubor en las mejillas que nos vivificaba, que nos había convertido en flores de una nueva vida… desde la sombra.
Nos habíamos lavado las manos en esta desdicha de mundo. —Aquí no hay tú—. ¡Qué paradoja! La misma razón necesitaba de autocontrol, como si hubiera que pensarlo todo, como si hubiera que apagar el fuego de la indignación, que crece en el pensamiento desde el mismo momento en que brotan las palabras heredadas por el engaño. —Cuánta gravedad, cómo pesan los sujetos y objetos de la realidad sin el impulso de la mano invisible de una autoridad que naufragó —. Despertamos sumisos contemplando un mundo puesto del revés y nos reconocemos zombis. ¡Menudas ojeras de mirar dormido y cómo deslumbra el mundo ahora! Y es entonces cuando nos miramos las manos, las manos suaves de estudiantes, y tenemos la necesidad de apuntar al horizonte sin pensar en el futuro y de sentir la tierra moverse por las cosquillas en la planta de los pies dormidos.





Image credit: iesnoth (https://iesnoth.deviantart.com/art/Jekyll-and-Hyde-408705228)


4/11/18

AMOR TECNOLÓGICO, sexo de invierno.


‘En tu ventana sonido de agua, en mis oídos viento, golpes como lluvia latiendo’ -recordé aquella estrofa del ‘poema de Paulina’. Paulina sólo tenía dieciocho años cuando la escribió pero ya sabía lo que era la decepción amorosa y no pudo expresarlo mejor con tan pocas palabras. La coincidencia me alarmó ¡Era una señal que hubiera recordado aquel poema! Había dejado de creer en el amor platónico, desconfiaba ya de los deseos desproporcionados, desconfiaba hasta de la belleza magnética que forma ilusiones y metáforas en los pensamientos. Y de pronto otra vez, con esta fuerza, surgen corrientes de fantasías de un amor troyano en el que uno se ve como un lindo guerrero, un sabio seductor que cree que puede atrapar a una divinidad, que se escapa en los momentos corrientes y que te atrapa justo en el balance melancólico del crepúsculo. Entre el sabor de la derrota en el balance del día se descubre, sin embargo, la dulce miel del Eros en el remedio de la comunicación a distancia. Y sientes el impulso de sacar el móvil del bolsillo para temblar de placer con alguien que te saque de la norma, de la postura de misionero y del tiempo que avanza sin caricias en la piel. Entonces enciendo el móvil, Platón, y acudo a un banquete, en un discurso sobre el amor tecnológico, y hablo con cuerpos divinos que me cuentan de la vida real y del sexo de invierno.