22/12/16

AQUELLAS BRILLANTES Y EFERVESCENTES MARIPOSAS

Y si no puedes huir es por amor, es por ternura, es por la conciencia social que creció dentro de ti. Querías comprender las dinámicas del mundo y las leyes de atracción, tendrías que comprender cuán largo ha sido el círculo que nos ha traído hasta aquí, cuándo merecen la pena las mariposas en el estómago, cuándo los nudos en la garganta. Y ese momento ha llegado. Bendita emoción soleada que te rescata tras los naufragios; bendito el aire limpio que nos sacado a la calle a respirar para sentirnos vivos, bendita la casualidad de que se vuelvan a cruzar nuestros caminos. Los recuerdos de cómo eras en la temprana juventud, imágenes difusas de calles y personas, siempre regalando sonrisas, levantando los brazos de alegría, se mezclan con la emoción de volver a pisar la calle en tu compañía con una tonelada de fantasías acumuladas desde que te conocí. Aquella alegría reaparece por sorpresa ante mis ojos con un abrazo que me delata por la turbación que me provoca el deseo renovado. Nos rodea el momento, la oportunidad de amarnos y la dicha de alcanzar la belleza tantas veces recordada. Teníamos blues y lo seguíamos sintiendo. Por eso nuestras cabezas se rozan entre copas y confidencias en un baile que alivia de cualquier peso, buscando ese momento en que la situación encaje con tu melodía. Con la música entro en trance y noto temblando sobre tu cuerpo las vibraciones que el alma me transmite, tan intensas como cuando era adolescente. Aquellas mariposas brillantes y efervescentes volverán a anidar en tu estómago porque te traigo la canción de un hombre que no ha dejado de soñarte. Tu cuerpo como una guitarra y mis manos descargando energía en tu melodía para atraerte. Haciéndote confiar, sí, acercándome para que respires mi olor, guiándote a la perdición tras la sensación de mi lengua recorriendo tu cuello. Y respondes con un suspiro que asciende amorosamente, que se mezcla con esta melodía tan barroca que me vuelve loco de besarte a diestro y siniestro, de subirte a una mesa y enseñarte cómo la música controla mi cuerpo y lo seduce. La voz rasgada de la canción se repite entre susurros de labios y el solo de guitarra nos eleva hasta un agudo brillantemente sostenido mientras las mariposas recogen tus piernas alrededor de mi espalda.


10/12/16

OTRA NAVIDAD MÁS SIN CUENTO

¿Pero que buscaba exactamente? No tenía ni idea. Tendría que recorrer todavía calles y calles, incluso bajo la lluvia púrpura, buscando en otra persona a esa especie de amante mágico que me hiciera flotar, y tras mil decepciones empezar tan sólo a vislumbrar una respuesta. Mientras tanto me alimentaría de deseos platónicos y suspiraría un millón de veces sin resultado. Caminé como un duende perdido entre las sombras con un blues en la mente para darme calor. Deambulando hasta que el valor de la bebida me impulsa a garitos que brillan como belenes entre tanta oscuridad. Entro en uno porque veo a alguien que me recuerda a ti, pensando que será la noche definitiva. Y con toda la ilusión… descubrir que nadie me ve. Lejos de hacerme notar en público, con los ángeles tirando de la mente hacia las nubes, me quedo parado como una aparición esperando la adoración de los pastores. Me falta acción, una mirada como invitación, una sonrisa delatora, quizás unas palabras o una mano que tirara de mí. Me faltaba fundirme. Poco esfuerzo hacía porque aceptaba de buena gana si había que volver a un rincón seguro, sin tocar el cielo, aturdido por el volumen de las voces y por la emoción perdida. Miles de noches pasarían entre copas de ilusión y dulce melancolía. A veces relajándome en rincones, a veces vibrando de nervios entre el gentío. Vibrando sobretodo en esta fechas. El cuento de navidad tenía que estar sucediendo ya. Nada más que por la intensidad de mi deseo año tras año, que me hacía trotar sobre riscos de miedo por sentir, tenía que estar ya rodeándome. Nunca había sido cuestión de suerte. Las noches pasaban y no había cuento pero, al menos, después de la oscura profundidad siempre quedaba un amanecer esperanzador y una sonrisa por un encuentro pendiente. Todavía tendría que desmontar muchas ilusiones entre breves instantes de placer pero, aunque el hastío de tanta búsqueda en el camino me hizo fruncir el ceño, no me detuve gracias a la luz que me guiaba, la luz de aquel amor verdadero que una noche soñé… Y gracias a esa luz estoy aquí, otra navidad más sin cuento.

-Brindemos por ello.

-¡Brindemos!


2/12/16

VENUS STARMAN

Me siento como un astronauta cuando imagino que la ingravidez me traslada fuera de la habitación. Hoy por eso estoy con Bowie, besando su recuerdo, cantando ‘Starman’ con una guitarra en la orilla del mar. Sueño que interpreto como él, con esa voz increíblemente aguda y brillante, la canción con mirada de momento vital, de las que atraen como un imán y te dicen ‘entrégate’. La melodía, la necesidad de expresar que te acepto, que me aceptas, me acerca a tu personalidad en tu atenta escucha y creo poder estar hipnotizándote pero… ¡Oh! Eres tu quien me domina con tu mirada de ojos verde-violeta conquistándome, alzándome de esta piel porque me acaricias mientras toco la guitarra. La espuma de mar rodeándonos, salpicando nuestros cuerpos tan diferentes pero tan parecidos. Tus gestos son de Venus pero naciste en la otra orilla y tu historia de sacrificio te ha llevado hasta mi regazo, en esta orilla del mar. Susurrándote la canción acerco mis labios hambrientos a tus pechos, que brillan en la oscuridad. Y para no intimidarte reparto besos recogiendo el fulgor del reflejo de la luna. Es algo tan irracional que, por un chispazo de alma en unos ojos, desee retratarte así para siempre en la memoria, con ese gesto seductor que haces aceptando el roce de mi mano. Mientras mi caricia acoge una lágrima, que se desliza en tu suave y pálida mejilla, cierras los ojos y tus labios se transforman en una sonrisa perfecta. Y la melodía, ya en tu cuerpo, se transmite a las manos que buscan, azarosas, espasmos de placer en cada palmo rendido de tu piel.


23/11/16

QUÉDATE

Dioses solapados, candelas brillantes que nos van guiando en un camino elegido por la mano más caprichosa, la mano adecuada a la espada que he forjado en mi reino de Camelot. En el cruce con soldados hambrientos fui mercenario del cariño porque quise que mi gloria, mi estandarte, fuese el amor. Ése era mi tesoro, mi capital. Y por amor guié mis pasos en cada instante. Nada de estrategias, nada de pasos perdidos, usé el globo de helio de la ilusión, el gran pilar de mí ser, y la improvisación. Imaginé dioses y musas brillantes en mi reino de Camelot, miles de hogueras de renovación en cada rincón del castillo y un corazón suspirando en la noche profunda de una celda. Una habitación tres mil veces visitada en el recuerdo y ahora esto: los paseos con el pecho encogido y la piel de gallina. Parecía que el tiempo había glorificado los cantos de sirenas que sentí, pero el sabor de aquel almíbar en mi boca se había enrarecido, la última vez me supo a gloria. Me quedaba la melancolía de sentirme un hombre libre que, simplemente, persigue su propio placer. Que sigue buscando para temblar y relajar los músculos en una vibración orgásmica que es como un salto al techo, como una erupción de burbujas que disuelven la conciencia. Qué delicia de pérdida del ser, qué vertiginosa pirueta que te deja en reposo, limpia y cristalina la cabeza. Durante segundos de levitación sólo placer y vértigo… Quizás algún día en la caída me recoja el cariño de unos besos que murmuren ‘quédate’.


3/11/16

¿CALLE O POESÍA?

-Puedes llamarme loco pero contigo, así mirándome con ojos de deseo, ya no salgo a callejear.
-Yo tampoco, cielo, de calle pocas ganas pero la sigo echando de menos. La sorpresa de descubrir personas y cosas cuando vas de un lado para otro. Esa agilidad mental que da aprender de todo un mundo diverso reunido en esta gran ciudad, por ejemplo. Apertura mental. Pero toda esta filosofía palidece contigo, claro, tú que eres un tobogán de sensualidad. No me da miedo centrarme en ti, pero aquel inmenso teatro… no cerraré las puertas a todas esas personas que me he estado perdiendo…
-¿Ya te interesan?-preguntó con un mohín de extrañeza.
- Me interesan todos, cada cual con su brillo que lo hace único. Me interesa la gente que se divierte en la calle. Eso sí, se está muy bien afuera, pero no tanto como nosotros aquí hablando de sueños pecho contra pecho…
-Eres un romántico y yo puro morbo. Me acaricias y no puedo pensar en nada más que en follar…- ronroneó haciéndose un hueco entre mis brazos.
- Pues entrégame el morbo de tu cuerpo y yo te hago una poesía.- Le susurro mientras acaricio sus endurecidos pezones que me llamaban…




16/10/16

AQUEL TOQUE DE ALMA MARCADO EN MI MEMORIA

Ahora, esa es la palabra a la que hay que agarrarse. Más cuando hace tiempo que se disolvió nuestra relación y persiste la excitación de tantas vivencias, que parecen que relucen como el oro desde entonces y la balanza de los pensamientos se inclina por eso hacia los recuerdos. Siento con profunda emoción la intensidad de pequeños momentos del pasado, como cuando mi mano se deslizaba por una espalda que era mi pilar. Por besar unas manos con reverencia me veo estremeciéndome en el presente perseguido por un fantasma que me acaricia la nuca con sus labios. Y es entonces cuando deseo una pasión tan intensa como aquella pero sabiendo lo que sé, sin mortificaciones, desplegando mi divino interno para transformarme en una serpiente que hipnotice con su lengua bífida. Pero mi error es recorrer la distancia desde las pieles que acaricio en el presente hasta tu carne de entonces. Sin duda aquella mirada dulce recorre la línea del tiempo cada vez que unos ojos se posan brevemente sobre los míos con un gemido visual que me excita, brillando en la oscuridad con un lagrimeo de placer. Y aunque de respaldo a esa mirada me asombran unos labios nuevos que se ofrecen húmedos, unos labios que prometen, aún no han articulado palabras románticas que me hechicen, que me hagan olvidar aquel toque de alma marcado en mi memoria.




29/9/16

FÓLLAME COMO NUNCA ESTA NOCHE

En una discoteca solitaria que sonaba a lata te encontré cuando derramabas lágrimas sobre una copa. Sonaba una guitarra maestra que adornaba tu melancolía con un dulce erotismo. Tu eco sensual me provocó una pasión irresistible. También de lamentos estaba hecho mi profundo pozo solitario en aquella barra metálica y fría ¿Alguien más rondando? Supe que no habría problemas cuando me miraste con agrado al sentarme a tu lado y tu sonrisa convirtió mis vértebras en un acordeón y mi cabeza en una sala de violines…
-Emborráchame y fóllame como nunca esta noche…
-Genial, soy un caballero pero si me provocas puedo ser también un sátiro. Y que quieras las manos de un desconocido esta noche alrededor de tu cuerpo me hace sentir un hombre poderoso, mmm, sí. Me encantaría arrastrarte a la habitación y hacerte sentir cada centímetro de tu piel. Alimentaré tu belleza con mis caricias y palabras. Tendré la tentación de dominarte, sí, pero sólo para llevarte al éxtasis, para que disfrutes de tu belleza sintiéndola intensamente. Yo te guiaría, por si no conoces mi forma de hacer las cosas, para atraparte, para enseñarte mi sentido del placer que creo que te gustará, pero tú me hechizas ahora cuando sonríes al acariciarte la cara. Tus ojos aumentan de tamaño, qué maravilla, ojos oliva veteados de ilusión por lo que va a pasar cuando nos desnudemos…


22/9/16

TRES SEGUNDOS

Tres segundos duró la chispa de emoción que sentí al volver a aquel club, pero las descargas eléctricas que despertaron mi recuerdo se tornaron azuladas. La melancolía por la inocencia de mi adolescencia salió de la lumbre de aquellas misteriosas conexiones y añoré cuando sonreía por nada, cuando me ilusionaba con cualquier persona que conocía. Aún no había probado la manzana del pecado. Después probé manzanas a diestro y siniestro. Las luces del ahora son tenues como las de un club secreto, derramándose tenuemente sobre los perfiles de las personas que se esconden entre sombras con sus asuntos y negocios. Yo estaba bajo un halo luminoso, a la vista de todos pero aún así nadie parecía verme. Volví a mis pensamientos. Reflexionaba sobre el motivo de mi cansancio derramando lágrimas de león sobre una cerveza y, de pronto, desde la oscuridad aparecieron unos ojos bellos rasgados que atravesaron mis pupilas para jugar con mi transmisión neuronal. Con sólo una mirada preparó un cóctel químico de alcance profundo en los tejidos de mi ser, que me hizo sentir un cosquilleo placentero por todo el cuerpo. Me levanté y me acerqué al rincón lentamente ¿De dónde has salido?-pregunté mosqueado porque hacía tres segundos aquella persona no estaba allí. ‘De la oscuridad. Soy quien deseabas cuando eras un chaval, a quien decías que necesitabas. Por fin nos encontramos aquí después de tan largo viaje’. Suspiré, tomé un trago y respondí desconfiado -‘Ya no te necesito, gracias’- Fui tajante porque llevaba algún tiempo sintiéndome completo y eso era una victoria, aunque también seguía completamente solo. La bella figura de ojos luminosos se acercó lentamente y echándome el brazo encima me susurró en el oído: ‘Te acompañaré sin preguntas. No me importa el pasado’. Su suave voz seductora me hizo titubear y pasó por mi cabeza los millones de pasos que dí buscando una quimera, el tiempo que gasté ¿Así de rápido y fácil iba a caer en la tentación? Entonces acercaste los labios, me acariciaste la entrepierna y el tiempo se detuvo. Tres segundos después me arrojé al vacío y nos besamos.


14/9/16

PLAN MALÉFICO PARA AMAR

Cuando eres joven no necesitas preocuparte, simplemente vivir. Y quieres hacerlo todo brillante, piensas que nada podrá contigo y que podrás tener a quien quieras. Y ves curvas que se mueven y levantan suspiros. Eso es atracción pero también admiras secretamente a supermanes. Entonces descubres que lo mejor es bailar como un robot mientras tu corazón pega saltos a diestro y siniestro. Y un día de tu vida llegas a la conclusión de que el amor es universal porque abres tu mente. Ves que se despliega ante tí un terreno lleno de oportunidades y piensas que todo será más fácil a partir de entonces. Después, con todo cuidado, vas dando pasos para salir del hogar e ir en busca de la fiesta de la vida, donde pruebas a diestro y siniestro, pero sobretodo quieres atrapar a alguien con un plan maléfico para amar. Quieres que las cosas pasen como deberían pasar pero un día piensas que todo va bien y al siguiente te das cuenta (oh no) que pones más luz en una persona de la que sus ojos quieren vislumbrar. Ves sus ojos brillantes aunque no haya hechizo en su corazón y no sabes cómo borrar su imagen de tu cabeza, pues comprendes que es ahí donde reluce su correspondencia. Y entonces comprendo que el diablo del deseo amaña el reflejo del querer en mi imaginación. ¿Y si no porqué esa atracción loca me hace suspirar justo antes de retomar la fantasía de amarte para saborearla un poco? 








27/8/16

NECESITARÉ A PEGASO POR SI COINCIDE QUE EL AMOR FLOTA EN EL AIRE

Desde que empezaste a darme morbo, prólogo de un deseo, caricias son tus imágenes cuando te acercas a mis ojos susurrando. La visión de tu desnudo me impacta. Admiro tu preciosa piel blanca decorada con elegantes tatuajes y las líneas morbosas de tu cuerpo, que son de una perfección clásica. Por tu belleza seguro que desciendes de una estirpe romana. Por tu belleza me quedé prendado cuando te vi descansando en un cómodo sofá en la pradera del jardín de las delicias, y la pasión se me desató pues imaginé que tu compañía sería morbo y delicioso pecado. La luz de tus ojazos, que me seducen e hipnotizan, cae sobre mí descubriéndome un paisaje de páramos plagados de sátiros y duendes desnudos que nos animan a devorarnos como locos. De Magos y brujas que reparten licores y pócimas que evaporan la poca timidez que me queda. Acaricio tu delicada piel y brisas afrodisíacas remontan tus blancas laderas. Te incorporas, me haces una señal para que me acerque, me sostienes la barbilla y derrites mi boca cuando introduces suavemente tu lengua. Me hechizas con el cáliz de tu boca, con la bella amplitud y finura de tus labios, y me entrego mientras reyes y caballeros se pelean por un reino de diamantes. Simplemente te metiste en mi mente a bocados y se me erizó la piel. Tu sonrisa se convirtió en la cama circular que brilla en mi oscuridad, donde deseo fundirme contigo en una maravillosa estrella roja fugaz. Tus ojos recogen la vía láctea tiñéndose de plata y allí se refugia el cielo al que yo aspiro pasear. Todas las líneas que marcan tu figura son bellas, como las de tu cara grecorromana. Todo lo que ocultas deber ser delicioso. Si te abrieras a mí mezclaríamos nuestro néctar estirando nuestros cuerpos reliados. Colgados del cielo le daríamos razones al tiempo para que brillase como el oro. Le daríamos crédito a una pasión que nos eleve por un camino de plata. Los apetitos del cuerpo, del espíritu y los regalos del deseo que habíamos estado guardando bajo siete llaves serán entregados entre caricias. Porque el aura que desprendes me atrapa, promesa de que me vas a diluir en el cielo, de que vas a escuchar mi alma latiendo de orgullo sobre tu pecho abierto. Y no habría lugar mejor para ascender a la gloria como la espiral de compartimos flotando, como el vuelo que nos conduce a un país de maravillas arquitectónicas diseñadas en nuestros cuerpos. Y desnudos y abrazados necesitaré a Pegaso por si coincide que el amor flota en el aire y pueda agarrarlo de un brinco…


5/8/16

LA VICTORIA DE TU DULCE TERNURA

Precioso cuerpo, cada detalle es bonito’.- pensaba mientras te admiraba y me preguntaba como sería recorrer con la lengua cada uno de tus rincones cuando me lancé loco por tus suspiros. Inicié un largo camino húmedo. Jugué con los caracolillos de tu pubis, tan aterradoramente atractivos, y después seguí lamiendo dejando un viscoso río de saliva que se mezcló con sudor y sabor a gel barato de motel. La música nos envolvía en un blues melancólico y el ambiente se había tornado plateado, pues los rayos de una luna llena sonriente se filtraban por una persiana incompleta. Nuestros sentidos concentrados en cada acercamiento, en cada caricia, en cada roce de nuestros labios. Descubríamos nuevas sensaciones de placer mientras nos dibujábamos en la piel con los pinceles de miles de filamentos rugosos. Cada fibra nerviosa pendiente de la sensación de humedad tibia y la descarga electrizante que brotaba donde caprichosamente decidíamos lamernos. Y descarga tras descarga el éxtasis. Bajo el hechizo de la luna se nos desató un hambre salvaje de saborear cada pliegue profundo, húmedo y tibio, de nuestro sexo. Sentí que era lo que siempre había deseado, que un bello cuerpo de perfil plateado me tocara la fibra sensible más secreta.Y recorriendo un camino de explosiones químicas nos fundimos intensamente en un movimiento acompasado. Sintiendo la serenidad de un deseo concedido eran deliciosos los actos silenciosos que me hacían recuperar la fe en el deseo humano. Aunque tú me susurrabas al oído palabras de aliento, palabras que sonaban a reflejos de luz dorada en la laguna de mis sentimientos. Palabras que deseaba creer. Fue tu dulce ternura presente en cada roce la que expulsó la luz azulada de la desconfianza lejos de nosotros. En aquella burbuja en la que me envolviste con tu seducción no importaba nada que estuviera fuera de sus límites. Tampoco dentro había dónde, cuándo, ni por qué. Y en esa revelación, con una sencillez pasmosa, tuve conciencia de que estaba viviendo un presente de felicidad radiante que nunca olvidaría. 




29/7/16

EN UN MUNDO CONVULSO

No hay nada más especial que lo íntimo, no hay terreno donde sea más absurdo parecer un buen chico, porque no caben prejuicios ni juicio moral. Es supervivencia dentro del deseo profundo, es expresión con las tripas y al que no le guste que mire para otro lado, que juegue para su distracción con los recargados ornamentos del espectáculo mundial del Ser Humano. Ya no hay búsqueda de romances ideales, no se ven las cimas que debían ser coronadas por el éxito entre tanta bruma. La carne ha vencido pero la carne es bella. No era cuestión de voluntad no haberse agarrado a alguien sino de que cuando el mundo daba señales de su colapso, a muchos nos cogió arreglando los cajones, debatiendo fundaciones de nuevos proyectos, situándonos en una realidad que parecía menos poética. Supimos que algo raro pasaba cuando pequeñas erupciones de lava comenzaron a brotar en nuestros corazones porque pensamos que era el fin del mundo. Las bóvedas de las celdas se ondulaban con los colosales movimientos de la fuerza vital largo tiempo atesorada. Saltaban esquirlas de los recovecos del templo. Se formaban ondas en lagos subterráneos que habían estado por mucho tiempo en calma. Como yo, que de la rígida roca me desprendí y me entregué al imprevisible viento. Y preguntándome cómo aprovechar aquella fuerza centrífuga en favor de mi íntima revolución, decidí ponerme a caminar sin más. Una riada de palabras no podía explicar tan valeroso impulso ni la incertidumbre que se cernía sobre mis pasos. Deseaba como siempre, en las calendas en las que se nos despierta el alma, abrazar con fuerza a alguien mientras el mundo cedía a nuevas convulsiones, pero ya lo deseaba caminando, posando los ojos en cada hechizo, como si pudiera ocurrir que cayera seducido en cualquier paso perdido.


11/7/16

EL BLUES DE LA CAVERNA

Si en verano me agobio me adentro en una enorme y fresca cueva de afiladas estalactitas y estalagmitas iluminadas por luces amarillas y azules, bello escenario para desahogarme del grito que llevo dentro. Allí, donde el tiempo pasa volando, suelo dedicarme una melodía psicodélica liberadora que sacude mi alma. Mi cueva es una catedral que la naturaleza formó en mi conciencia durante años de búsqueda, donde es alucinante que todo sonido que se produzca se repita en el espacio con un eco de toque celestial. En la cueva estoy solo pero me acompaña una guitarra eléctrica que abrazo fuertemente. Escucho su melodía en mi mente cuando toco, es mi vía de escape y siempre tiene un blues para consolarme que me eleva a caballos de su vibración metálica. Una reverberación que trasciende desde mi piel erizada hasta el último rincón de mí ser sacudiéndome con energía para reanimarme. Es hermoso que las paredes rocosas me devuelvan los ecos sublimes que me hace temblar de emoción y que me despierten deseos de ti. Ecos que van desintegrando mi armadura y que me devuelven la sensibilidad a la piel. Es sorprendente que al recibir amplificada y repetida mi interpretación, de una canción que suelo susurrar entre luces y sombras, todo mi ser vuelva a expresar deseos de amar y propósitos de alcanzar el cielo con nuestras manos. Agarro mi guitarra por el mástil y toco un agudo y ascendente blues cuando esta cueva se empequeñece porque dudo y temo. Entonces interpreto una melodía que expande mi conciencia, que me hace flotar para poder respirar oxígeno azulado más allá de todo límite. Y entonces de mis entrañas emerge una descarga de sonido electrónico que me alimenta de potencia y esperanza, que transforma mi búsqueda en leyenda sonora. La música en mi mente ha sido mi salvación pues con su ayuda sobreviví a tormentas secas y a rayos fulminantes, a amaneceres sedientos en los que me abrazaba buscando tu cuerpo. Trasciendo de mi refugio cuando el eco sanador alcanza cada rincón de mi cueva, los acordes son caricias que me elevan al éxtasis y a la resurrección al son de un riff desgarradoramente emocionante. Y cuando la melodía crece, hasta una cima en la que sólo se puede descender, me libero y me convierto en un albatros electrificado que remonta el vuelo hacia tí o en una chispa que prende en un polvorín o en un hilo de cobre que transmite tibios deseos a los confines de la Tierra.


7/7/16

JUNTOS POR CIMAS Y VALLES

'La emoción de la adrenalina a tope parece que no se puede mantener durante mucho tiempo y por el peso que siento al comprenderlo he apoyado la cabeza exhausta en el quicio de la puerta metálica. Observo el fluir de la línea sobre el asfalto, que es discontinua pero parece continua. En los laterales los tonos de colores tierra se suceden. Me impacta la visión de un animal aplastado en la cuneta, muerte súbita, pero miro las nubes del cielo para encontrar consuelo. El paisaje avanza como velos rozando mi cara y me abandono a la naturaleza fugaz porque tú llevas el control del coche y del camino. En silencio el desierto parece infinito. Una franja roja se va disolviendo en el horizonte. La tierra se torna naranja y es porque el sol decae como decae la fuerza de un impulso. Pronto tendremos que parar porque queremos dormir al cielo raso para contemplar las estrellas y contar las que caigan del cielo. Era una de los deseos que tenía antes de comenzar el viaje y sería una buena oportunidad para retomar la emoción de estar juntos, para retomar la energía común que nos dispara. No será difícil, la ilusión por el cambio de rumbo en mi vida me sostiene además de esta atracción loca que me ha unido a ti, aunque ahora pareces serio y distante ¿O era yo quien me había distanciado? Igual tendremos que pasar juntos por cimas y valles durante este maravilloso camino. Empiezo a espabilarme. Me aproximo de nuevo a ti porque, cuando nos detengamos a descansar, lo mejor es que ya estemos conectados y dispuestos a compartir un lecho de dulzura bajo el cielo plagado de estrellas. Toda una experiencia que sería delito vivirla distanciados…'




(Extraído de mi relato 'Viajes con Kerouac en la mente')

21/6/16

EL PODER DE LA MAREA EN TU PIEL

Recuerdo que lo primero que hice la primera mañana en la ciudad fue acercarme al mar como una tabla de salvación. Sentí una profunda punzada de orgullo al pensar que había atravesado el Atlántico para tocar la orilla del Pacífico. Recuerdo cómo me atrajo como un imán la primera línea del mar hasta que me quedé absorto con el movimiento de las olas, hipnotizado por el agua que avanzaba y retrocedía sobre la prensada y oscura arena. El placer recorrió mi cuerpo admirando aquellas estelas cristalinas como espejos, que serpenteaban siempre dentro de un límite sinuoso y sereno, muy diferente a la bravura de la inmensidad del mar. Una lengua de agua salada bendiciendo a la ciudad que le daba frescura y que te movía el alma. Agua clara, agua verde o azul frente el gris del cemento. Aquella vista era una burbuja de susurros que sonaba como un suave paraíso, sólo roto por el rumor de las olas lamiendo la orilla y por las voces de las gaviotas marcando el compás en cada descenso. Era magnético verlas rasgar el espejo de la superficie del mar para atrapar peces al vuelo, quién pudiera. Luego estaban aquellas lanchas y motos acuáticas que eran un poco el despertar de la ensoñación, porque rompían el tranquilo rumor del oleaje con los sonidos de los motores y la impaciencia de los turistas. Como la campana y el chirriar del cableado que me devolvieron al instante real, enmarcando los recuerdos en el acelerado presente de los tranvías recorriendo la ruta de superficie. Un presente reconfortante por la esperanza de comenzar, de nuevo, una historia de cuerpos entrelazados y sábanas revueltas en la cama. Y yo pensando en el poder de la marea en tu piel. ¿Me conduciría el roce electrizante del despertar a un romance apasionado? ¿Sería posible a partir de una noche de verano? Cerraba los ojos e imaginaba tu piel pegada a la mía y pasaba por mi cabeza todo lo que había recorrido para llegar hasta ti: un océano inmenso de planes y promesas. No sabía muy bien si anestesiar los recuerdos de aguas turbulentas del pasado, si eso sería un aliciente para que el presente me sorprendiera saboreando la sal en la piel suave de tus despertares, pero estaba seguro de querer zambullirme y dejarme arrastrar como una gaviota hambrienta en tu profundo mar.


10/6/16

UN TESORO POR EL QUE MEREZCA LA PENA SUDAR

Me suena bien cuando me pides profundidad y yo lo deseo. Un tesoro por el que merece la pena sudar. Mira si lo deseo que me pienso dentro de ti, calentito, recogido entre unas piernas que me abrazan fuerte. Pero te siento temblar cuando me propongo ¿Te doy miedo? Si te asusta guardo mi impaciencia, bajo la candela, desinflo expectativas por un acuerdo de unión intensa cuando nuestros cuerpos necesiten estremecerse. Mejor acariciarnos y buscar el reflejo del morbo a través de unas manos curiosas antes que comerse la cabeza. Si me temes salta al vacío porque juega en nuestra contra la falta de tiempo entre tanta cordura y obligación. Yo también dudo pero creo que estaré llamando a tu puerta cuando la pasión te venza y suba por tu piel iluminando en tu cabeza mi nombre. Si el ansia de salir de nosotros y respirar fuego de dragones nos precipita, buscaremos el éxtasis en un territorio que nos alivie de presión. Evadiéndonos quizá resucitemos como cohetes disparados cuando gire la luz roja. Y si de verdad me deseas estaré sobre ti, descargando todo el plomo en una explosión nuclear que nos revolucione desnudos, que reinicie nuestro sistema cuando el amanecer se deslice entre nubes de radiación. De latidos y gemidos se nos irá la cabeza al cielo y caerán de nuestra piel todos los escombros. Expulsaremos sudando todas las toxinas a caballo del orgasmo, destruiremos en esa hoguera las pelusas que nos salen de aguantar tanta formalidad. Si fuera el final de los días los pensamientos de un mañana sólo servirían para desplazarnos de la conmoción, de las delicias del placer que no encuentra límites en el presente. Mientras tanto, cuando caigas en esa melancolía tuya de aplazamientos conviértela en blues pero no hagas canciones solitarias con mi deseo, no conviertas en melodía los caprichos y las indecisiones… quizás sea mejor que sudemos cuando merezca la pena el deseo. 


2/6/16

COLGADO

Con mucha pasión contigo, como si estuviera colgado de resortes musicales mis brazos pidiendo tu cercanía y tú armando contrabajos en tus caderas que se mueven alegres hacia mí. Flashes de sonrisas y curvas en cada uno de tus pasos que provocan ondas en mi entrepierna. Eres la puta fábrica de amor prefabricado a mi medida, quien me deslía de los pensamientos desmadejados. Eres una valkiria que altera mi espejo profundo, que me despoja con gallardía de locuras y temores. Cuando respiras sobre mí acudo sin pensar a recoger tu aliento, sabiendo que con tu cuerpo suave y rotundo me volverás a hipnotizar en tu desnudez. Me quedo colgado con las vibraciones de tu carne, con las simples vibraciones de tu carne deliciosa al caminar para abrir cortinas y ventana y así recibir el sonido y el frescor del mundo en nuestra piel desnuda. 

Óleo de Jacques Sultana







20/5/16

UN DÍA VOLVIÓ EL BLUES

Había otra forma diferente de vivir la ciudad, pesaba menos mi alma y el ruido comenzaba a sonar como una  melodía. Antes caminaba con pasos apresurados y se desarrollaba como cualquier lunes de asuntos pendientes. Desde que me sostengo sin tantos artificios vivir la ciudad es incertidumbre porque todo es nuevo a pesar de ser las mismas calles de siempre. Hasta las mismas esquinas que doblé mil veces me deparan sorpresas, como visiones plásticas de una cornisa que corta un rayo de luz o como un balcón florido que siempre estuvo ahí, que vuelvo a saborear porque ya vivo el presente que antes no veía. Porque antes lo mejor de doblar esquinas era encontrarse contigo, siempre te andaba buscando y tú sólo me buscabas cuando tenías calor o frío. Antes no veía nada porque estaba ocupado pensándote, ocupando mi tiempo aunque tuvieses tu vida. Y un día sucedió que toda la prisa de todos los días se transformó en pasos caprichosos. Un día volvió el blues a mi cabeza y de pronto empecé a andar con brío y con redoble de palillos, como dando brincos de levedad hacia una pared de cal donde volvería a colgar nuevos besos entre graffitis y geranios. 


11/5/16

VENCIMOS A LA LLUVIA

En los brotes de primavera, radiante o melancólica, te he buscado a través de la luz cegadora y de las sombras. No queriendo conformarme con el desánimo de una tarde nublada te propuse un paseo para decirte que me gustabas, pero antes de abrir la boca me abrazaste cuando sentimos caer las flores ‘paraíso’ de los árboles sobre nuestras cabezas; preludio de una tormenta que crecía empujándonos con viento y lluvia de vuelta a casa. En el horizonte tronaban nubes grises pero nos plantamos, y abrazados recibimos un chaparrón frío que nos empapó en unos segundos y tú no podías parar de reír. A veces me dejabas alucinado con tu inocencia que, de repente, demostraba la bondad de tus sentimientos más allá de las palabras. Tanta ternura al agarrarme con fuerza para mantenernos en calor desinfló cualquier preocupación por lo que estaba sintiendo, en mi mundo estos pequeños baches eran como un poema melancólico. Y, bueno, bastó con acariciarte el rostro y mirarte a los ojos para comprobar tu alegría sincera. Tu sonrisa me confirmó que no necesitaba más pruebas para saber que me deseabas. No sé por qué había dudado cuando, en tantos días de lluvia, no habíamos perdido la oportunidad de coger la puerta y salir a la calle para compartir un brinco que nos sacudía el alma o una emoción efervescente. Como en este paseo en el que milagrosamente hemos vencido a la tormenta abrazados y la hemos transformado en un atardecer de nubes pintadas de naranja. Y rodeados de aquella maravilla de luz abriéndose camino nos damos cuenta de cómo nos estremecemos de ilusión cuando estamos juntos. Ya no sentimos frío ni sentimos la ropa empapada sino una humedad tibia y dorada que nos excita. Nos hacía falta más calle pero no de fiestas o verbenas sino de pasos, de suspiros, de roces, de rincones plagados de besos.





27/4/16

TE ENCONTRÉ

Me acerqué a ti sigilosamente con pasos solemnes porque desde la primera vez que te vi supe que ibas a ser mi placer, mi delirio y mi suerte. Me detuve a cierta distancia para adorarte cuando mirabas la lluvia mientras fumabas un cigarro bajo la marquesina de un cine. Bendita lluvia que nos había retenido. Una aproximación hacía el tesoro que me producía tu melancolía era como una odisea sobre una barcaza en un mar embravecido o un viaje al centro del placer, pues había remolinos que erizaban mi espinazo. Todas las locuras que había estado queriendo vivir pasaron en cinemascope por mi imaginación y ya te veía sonriendo a mi lado en cada fotograma y yo me veía sintiendo ese pinchazo mágico por tu destello. Éramos unos extraños aunque todas las veces que coincidieron nuestras miradas nos habíamos reconocido en los mismos sueños. Pero cuando arrojaste el cigarro a un charco y te perdiste entre una multitud de paraguas sentí que la realidad empezaba a desarrollarse a cámara lenta. La imagen de tu última sonrisa había quedado grabada en mi memoria reuniendo todos los poderes para convertirse en un mito. Un impulso súbito puso en marcha mis pies y paralizó mis pensamientos; bendito impulso espontáneo, cuánto tiempo te había estado rogando. Tras sortear sombras grises de paraguas negros te encontré y, como no habías estado en una nube de pensamientos y me presentías, acogiste mi saludo con naturalidad cuando nuestros ojos se encontraron. Tu opción no habría sido nunca la de esperar a nadie pero te hizo gracia mi osadía de vanguardia romana. Mi heroísmo de tímido seductor desplegándose como las plumas de un pavo real mientras me empapaba te pareció tan enternecedor que me cogiste de la mano y corrimos a refugiarnos en una taberna dorada. Y con una botella de vino reducimos la distancia porque no éramos héroes sino humanos temblorosos empapados hasta los huesos. Te besé ya que en mi cabeza no había pensamientos sino hechizos mágicos provocados por el brillo de tus ojos y de tu sonrisa. Y con cada mordida de labios, con cada remolino de nuestras lenguas me daba cuenta de que nada iba a ser comparable a cada beso que nos diéramos en el futuro. Besos dulces de chicle, besos amargos de licor, besos de canción de amor, labios-guitarra de mis improvisaciones, besos como fruta fresca para calmar melancolías o para celebrar cada ascenso al paraíso.


16/4/16

CELOS

Quiero entenderte más allá de la piel, más allá de esta frontera que reluce como el oro y el marfil. Y por eso estoy aquí, sentado en el borde de la cama sobre la que te has arrojado metiendo la cabeza debajo de la almohada. Intento llegar más allá de tu piel acariciándote, buscando una reacción dentro de tu cuerpo que te transmita mi cálida preocupación por consolarte. ¿Qué clase de melancolía, amor, te está afectando que no te das la vuelta y me regalas una sonrisa? Intento recuperarte besándote el cuello pero te dejas llevar por lo que oíste de alguna lengua maléfica. No importa, te sostendré en tu desfallecimiento aunque no quieras mirarme, la fuerza me la da el cariño que te profeso. Si las caricias no te alivian, ni los besos, intentaré explicarme susurrando palabras sobre tu oído. Reaccionas levemente negando con la cabeza a las razones de mi acercamiento sincero y lo tomo como un gesto alentador. Mis vibraciones en tu oído han conseguido acariciar tu desvelo. ‘Te amo’- te confieso y vuelves a enroscarte sobre las sábanas y el silencio. Comprendo que palabras tan rotundas suenen artificiales después de una crisis de fe. Me acerco para abrazarte y para que sientas mi corazón latir agitadamente por la pasión que me despiertas. El calor de mi respiración trata de reanimarte, no hay mejor máquina de la verdad que el propio cuerpo. Si las palabras no sirvieron quizás entregándote mi melodía interior pueda reconciliarme y calmar tu desamparo. No es cariño de un rato, mi cuerpo está sobre ti hablando con su propio lenguaje, y empiezas a creerme pues sientes cómo me provocas una turbación que no puedo remediar. Comprendes, hablándonos cuerpo a cuerpo, que nadie nos privará del erotismo de nuestra atracción mientras que vibremos. ‘Ven, date la vuelta’, te dijo mi corazón. ‘Sólo hay una cosa que quiero pedirte’, me dijo el tuyo, ‘que bendigas mis latidos con cariño y comprensión, porque he sentido celos’. ‘Lo bendigo’, te dije, ‘es donde encuentro tu belleza por mucho que mis ojos adoren tu cara y tu figura. Es aquí donde me refugio cuando no encuentro la manera de decir cuánto te quiero’.



12/4/16

PAISAJE EFíMERO

Me llevó a su casa del pueblo. Ver espacio abierto, ampliar el espacio de visión como hacía tiempo que no me permitía, fue muy placetero. Había olvidado que todo era tan grande y fascinante. Había olvidado los campos de girasoles y las praderas verdes que vuelven a brillar con la luz de la novedad. Un verdadero alivio de la rutina de cemento y asfalto. El respirar otros aires fue como un intenso viaje de inseguridades pero una agradable aventura.
-¿Sí? Cómo te gusta una aventura amigo…
-Me encanta y asombrarme del paisaje que se despliega después de tanta habitación y tanta pantalla de ordenador. Pero he echado de menos hablar, comunicarme, eso que hago tan bien con mis dedos. ¡Dios, nada es tan fluido como los pensamientos! En mi cabeza un río de palabras pero todas me parecían inapropiadas para la situación. De ahí que no pudiera disipar la incertidumbre. Además me encontré con una persona callada, controlando su excitación pero deseándome para después.
-Aunque la cabeza te funcionara a tope dejaste de pensar cuando fue oportuno ¿No?
-Uff, el peso se disolvió, me quedé en blanco de toda duda. Asimilando sólo lo que estaba viendo y sintiendo. Sí, me hizo respirar profundamente con su boca. Me puse a cien por hora agarrado a sus hombros.
-¡Ohh, eso es tan poco romántico! No es que la ocasión tuviera que serlo, no sé, pero un poco de más ternura, una pasión de esas que son tan literarias y que te gustan tanto…
-Le puse romance al asunto usando mi lengua para otros menesteres. Le dibujé el cuello caricias húmedas, en el lóbulo de las orejas y, sin embargo, le interesaba lo más puramente sexual. Pero bueno, creo que me dio placer sentirme utilizado y esas fantasías mías de colores pues, bueno, seguirán ahí sobrevolando cada cita, como el humo de este cigarro que forma estas nubes suspendidas tan bonitas y frágiles. Hay veces que casi las toco con los dedos, que veo que puedo atraparlas, pero cuando las alcanzo se deshacen o se apartan.
-Sí, todo es tan efímero…


29/3/16

MADRE

Es una bonita historia de amor, con todos sus ingredientes. Una historia en la que he entregado parte de mi vida a proteger, consolar, con mi compañía fiel de perro siendo pájaro. Volví a tus brazos con dedicación y respeto no importándome el tiempo que perdí, tiempo ganado por quien ama y espera. Es una locura porque era un recuerdo vivo y me convertí en costumbre, en bálsamo de nuestros días que corrían desintegrándose en un agujero negro. No hay que pensarlo más, me dediqué a ti porque así me lo pedía el alma, esa subordinación merecía la pena. Un día soñé que iniciaba un viaje que me cambiaría como persona, qué bellas perspectivas tendría alejándome para encontrar el progreso que creí que volaba realmente. Salté, corrí, perseguí mariposas en mi aventura juvenil, cuando quería abarcarlo todo desde un solo abrazo, y de todo volví creyendo ser un héroe, más comprendí que sólo lo he llegado a ser en las pequeñas gestas de guardarte, al acariciar tu cara, al sufrir por tus infortunios. Pero es cuando los procesos son más lentos cuando puedo verte necesitándome. Estoy aquí, no te preocupes, acariciándote la mano para que no pienses más en el dolor del pasado, para que la soledad se quede acurrucada, echada en el suelo al lado del quicio de la puerta. Y ahora escribo melodías de blues dándome cuenta de que la melancolía se apoderó de mi naturaleza. Entonces comprendí que el corazón también trabaja cuidando, que están muy bien las alteradas volteretas de las emociones fuertes, pero con tu reposo de tranquilidad a mi lado empecé a trabajar el amor delicado. Latiendo pausadamente se desarrolla, tanto que da tiempo a pensar en la joya que tengo entre manos y que se podía haber malogrado. Volví temiendo pero no perdí el brillo por las caricias que te dedico para que sepas que estoy contigo. Es un amor sosegado, de gestos más que palabras, de los que sólo me podré agradecer la dedicación y la ternura que me profesas. Es la prueba viva de que no hay frialdad en mi corazón ni sentimientos congelados. Es una lucha diaria la de este amor consagrado al deber pero también a la bendición de tu existencia. Es generación espontánea de cariño porque después de cada enfado recupero al niño que fui de rabietas y abrazos, de cornetas y tambores y de silencios prolongados. Fíjate si me calmo que vuelvo sin pedir perdón y soy perdonado, que se me pasan los anhelos de volar alto y me acurruco en tu nido como un polluelo asustado. De creerme rey de mis circunstancias me convierto en súbdito de tus pareceres y ya no me siento sin alas cuando se me revela tu constancia ante mi desamparo. Sí, ahora que me acompañan volutas de humo y una máquina de escribir no son pasos agitados los que me acercan a precipicios fantásticos, sino la tranquilidad de la ternura y la poca necesidad de las palabras como no sean para coser un poco de poesía. Así me debato entre volar y encontrarte, porque mi alma me impulsa con suspiros de libertad y me devuelve con la tranquilidad a tu serena paciencia que recibe mis besos sin límite, perdonando, callando siempre, y yo me apoyo en tu regazo porque expresas sin palabras todo el cariño que andaba buscando cuando volaba, todo el conocimiento que ansiaba cuando partí envalentonado.


22/3/16

RESURRECCIÓN

Amor, quién te bendice ahora. Tu voz me hipnotizó, tus pestañas rizadas se movían cuando hablabas y mi corazón apuntaba al cielo. Pero llegó el olvido y me fui a descansar sobre una tumba mis delirios de don Juan confundido. En la debilidad del orgullo lo que creía historia fue una alucinación. Aquel jarro de agua fría paralizó la gallardía de mis pasos decididos, que tus atenciones y sonrisas mágicas fomentaban. Deliraba sobre una lápida gris, pero una voz dulce y poderosa se abrió paso entre la densa niebla y su suave música hizo callar a unos cuervos, que me observaban esperando que el opio del abandono me venciera. La caricia del sonido de tu voz humedeció mis ojos. Los abrí creyendo que mis párpados volverían a caer como piedras. Sólo el brillo perdido podría resucitarme, aquel del que caí encaprichado. No sabía que unos ojos poderosos me harían reincorporarme de aquella losa fría que estaba congelando mi corazón. Como una aparición fantasmal te acercaste flotando sobre la niebla y tendiéndome una mano nívea escuché tu voz mágica apremiándome: ‘Levántate, abrázame'. Los cuervos alzaron el vuelo malhumorados ante tu luz y al despegar el pecho de la lápida mi corazón recuperó tibieza. ‘¿Quien eres?’- susurré. ‘Soy ilusión y esperanza, levántate y ven conmigo’-respondió. Sus ojos verdes parpadearon sonriendo y acariciándome sostuvo mi barbilla y me levantó con un dedo. Cogiéndome de la mano me apartó del nicho oscuro y frío y me ofreció un cigarro, que acepté con los ojos cerrados. Lo encendí, respiré una profunda calada, sonreíste de nuevo y exhalando el humo desapareciste entrando en mí ante mis ojos incrédulos. Me encogí de hombros y continué caminando con renovada determinación, aliviado el peso de mi sombra.


16/3/16

UN MUNDO DIFERENTE

Creo que cuando dejo de dudar aparecen mundos. Dejándolo todo así, las tareas programadas en vilo, surgen otros mundos desconocidos que merece la pena descubrir. Me entrego a la serenidad de apartar dudas, quién sabe si se resuelven reflexionando o se complican aun más. Los deseos transcienden cualquier obstáculo pero para dedicar canciones o hacer poética del amor hace falta amar. Mientras tanto, imagino lo que podría sentir, qué estaría en mi mano hacer. Potenciaría esa ilusión tonta adolescente que mi madurez se ha empeñado es desterrar sin éxito. Soportaría la incógnita con el mayor de los placeres sin pensar en una posible decepción, porque el que teme piensa y pierde las chispeantes emociones de la espontaneidad. Ni por muy inseguro que me sienta he de detenerme, porque nada depende de una primera impresión, porque la química remonta indecisiones si vuelan mariposas en el estómago y confías. Con todas las maravillas que quedan por descubrir no vacilaré, porque puede terminar siendo un paseo reconfortante o puede que no termine y se convierta en un viaje, en una aventura en la que contemplas, con los ojos húmedos, parajes que antes no veías; mundos diferentes que no pensaba que estuvieran sucediendo antes de derribar las fronteras. Y el mismo impulso pudiera haber sido por un deseo, por una idea o porque tenía la certeza de que conducirme por el ingenio de la ternura era consumir el tiempo de la mejor manera. Siempre puede quedar el orgullo de saber que con tales piezas construyo puentes y caminos, energías y despertares brillantes que me levanten de la cama sin suspiros. Merece la pena confiar, ni por recuerdos bonitos ni por resolver preguntas, pues no hay nada mejor que descubrir nuevos enigmas, no hay nada mejor que fortalecer la curiosidad. Y así gana el gesto brillante de vivir inclinado hacia delante, de andar con el pecho erguido y respirando coraje para viajar cruzando fronteras hacia un mundo diferente.


9/3/16

UNA FLOR EN EL ESPACIO

Se llamará Zinnia, es increíble ver de nuevo el color de la belleza, ver como crece y lucha por la vida en este entorno poco óptimo de artilugios mecánicos y gravedad cero. Cada vez que tengo necesidad de iluminar mi mente me apoyo delicadamente para observar nuestra primera flor en el espacio y soy consciente de la importancia que este gesto tiene para las generaciones venideras. Cuando el Hombre se detiene a contemplar la belleza de la naturaleza por puro placer asegura también una herencia de poesía, de bienestar y buenos sentimientos. Como esta flor que me está otorgando pensamientos románticos, palabras dulces de amor que difuminan cualquier crisis de fe. Esta planta que lucha por sobrevivir contra el moho con la ayuda de la infinita curiosidad del ser humano, nos enseña que no hay que desesperar en la búsqueda del progreso y que éste siempre dirigirá nuestros pasos en la buena dirección apoyándose y respetando los principios del amor y la poética. Zinnia me hace suspirar, me conmueve, despierta mi espíritu de cosmonauta aventurero que a veces palidece entre ecuaciones y números binarios y, sobretodo, me hace recordar los momentos felices que pasé en la Tierra. La observo y mi espíritu recupera la pasión que florecía cada vez que me entregaba en alguno de aquellos maravillosos encuentros. Regenera el deseo de hacer brotar una semilla de ilusión en un mundo desconocido. El recuerdo de las flores que dejé en la Tierra, a través de esta maravilla que cuido, me motiva cada día. Que alguna de ellas crezca con amor en mi corazón es el principio y el objeto de toda mi esperanza. Mi supervivencia será poder colonizar algún día un nuevo mundo y respetar su belleza. Allí encontraré la dulzura de unos bellos ojos que consiga hacerme levitar, volveré a sentir el placer y la felicidad del contacto íntimo que abandoné antes de partir al espacio. Desde aquí no puedo escuchar una voz alegre que me anime a ser libre, no hay caricias que hagan sentirme vivo, aquí hace frío y todo es neutro, pero cuando desfallezco me acerco a mi querida flor y me llena de energía la sonrisa de sus pétalos abiertos. Mis ojos se nublan, vuelvo a sentir el placer de la vida abriéndose camino entre tanta programación. Me inundo de sentimiento y abro mis brazos dejándome llevar por el impulso de un suspiro. Mi cuerpo flota hacia la escotilla y miro profundamente a aquel maravilloso planeta azul donde late y crece un corazón que algún día será mi refugio.




3/3/16

VÍA LÁCTEA

Desde que me centré en ti, prólogo de un sentimiento, caricias son tus palabras cuando apagas el mundo y te acercas a mi oído susurrando. Confiesas lo bello que me encuentras recostado en la pradera del jardín de las delicias, donde todo reluce dorado por un sol de rayos horizontales. La luz de fuego naranja que seduce e hipnotiza cae sobre nosotros y nos descubre un ambiente de páramos plagados de sátiros y duendes desnudos. De magos y brujas que reparten licores y pócimas que evaporan la poca razón que nos queda. Brisas afrodisíacas remontan las verdes laderas y nos alcanzan mientras derrites mi boca cuando introduces suavemente tu lengua. Buscas hechizarme mientras reyes y caballeros se pelean por un reino de diamantes en el que abrimos una brecha con nuestro exilio de pacífica sensualidad. Bocados en la piel para erigirnos en un lecho circular que brilla en la oscuridad como una maravillosa estrella roja fugaz. Las sombras de la noche no nos alcanzan porque nuestros ojos recogen la vía láctea tiñéndose de plata y allí queremos dirigirnos. Aspiramos néctar de oxígeno estirando nuestros cuellos por si el amor flota en el aire y podemos impulsarnos con un brinco. Agarrados al cielo le damos razones al tiempo para que brille como el oro terrenal y lo entregamos todo al crédito de la pasión que nos eleva por un camino de plata. Todo. Los secretos, el espíritu, los regalos del deseo que habíamos estado guardando bajo siete llaves son entregados entre caricias. Tus movimientos me atrapan, promesa de que me vas a diluir en el cielo, de que vas a escuchar mi alma latiendo de orgullo sobre tu pecho abierto. Y no hay lugar para ascender a la gloria como la espiral que compartimos flotando y que nos conduce a un país de maravillas arquitectónicas diseñadas con nuestros cuerpos.


24/2/16

NEBULOSA

Me enseñaste a respirar, a levantar los brazos y tomar aire para alcanzar las cadenas que cuelgan del cielo. Tu solemnidad, tu magia, me mostró el verdadero camino de la seducción. Al principio metimos dentro de un armario nuestra impaciencia y me pediste que no susurrara mi amor en tu oído, sino que nos sentáramos enfrentados sobre la alfombra. Con voz clara dijiste que tenía que estar a la altura de los pájaros que volaban en tu pecho y en tu mente. Sonreí. Me miraste con seriedad suspirando. Levanté el pie del acelerador y por primera vez me coloqué en segundo plano, aunque sintiera mis latidos golpear tu pecho y el cielo de tu sonrisa. Fumamos de un mismo cigarro en silencio mirándonos seriamente. Envolviendo en humo el mismo silencio, creando un ambiente que nos retaba a dejarnos llevar como personas sin máscaras, sin artificios ni gestos. Maravillosa experiencia tus labios seductores soplándome caladas desafiantes. Nuestro deseo creciendo en intensidad, los nervios disolviéndose en una relajante sintonía. Buscábamos la pureza de la espontaneidad al apartar todas las imágenes que se nos pasara por la cabeza. Queríamos descubrir de dónde provenía aquella irresistible atracción, cuál era la naturaleza de nuestro deseo, cuando por carácter éramos unas personas discordantes. Difícil experimento dejar la mente en blanco cara a cara, respirando pausadamente, sin cerrar los ojos, sin sentir nada de nada. Ambos conseguimos una especie de nirvana mirándonos profundamente, olvidándonos de todo desencuentro y reproche. Y sorprendentemente nos dimos cuenta al mismo tiempo y dijimos: ‘te veo, te veo dentro de mí’. Entonces me puse de rodillas, gateé hasta llegar a dos centímetros de ti, te besé y atrapaste mis labios con tus labios, y fue como morder fruta fresca del paraíso. Juntamos nuestras frentes, acariciándonos las caras, y te vi dentro de mi mente y me dijiste que estaba dentro de ti. Podíamos sentirnos merodear en nuestros mundos de estructuras difuminadas, provocando calor y vibración. Y de forma tan natural nos descubrimos en el exterior desnudándonos mutuamente en un acto reflejo. Sentimos entonces las caricias redobladas por un eco interno porque no hay nada más placentero que una piel sin límites. Una piel flexible que se modula con impulsos, con sabores, sensaciones y olores que nos hace alcanzar un estado gaseoso. Y al respirar unidos nos transformamos en una nebulosa, una masa cósmica celeste que se funde en un solo movimiento giratorio, elevándonos sobre la humanidad de la alfombra, el humo de los cigarrillos y la ropa revuelta.

                                                                                                          Eagle nebule

17/2/16

SAMSARA

Atravesando una estepa blanca el viento helado y la nieve golpea mi cara, una poderosa idea y un fuego tibio en el corazón me animan a seguir avanzando. Sigo tu rastro  guiándome por las huellas que dejaron tus palabras en mis pensamientos. No hay piel de lobo que me proteja de morir congelado, ni protección más eficaz que tu aliento en los postreros días en los que brillaba el sol sobre toda la superficie de nuestros cuerpos, cuando con caricias y besos apagabas mi ardor guerrero. Desde entonces no me afeito ni me corto el cabello, desde entonces me escondo bajo pieles de animales salvajes y camino luchando contra la ventisca sin desfallecer, esperando volver a respirar el olor de tu piel. Apenas puedo ver, la bruma blanca se levanta con fuerza y todo es turbio. Apenas puedo levantar la mirada por la intensidad con que golpean los cristales deslumbrantes la parte de mi rostro que llevo al descubierto para orientarme, pero puedo escuchar y sobre el rumor de la tempestad blanca escucho un rugido aterrador. Oigo tu grito de alerta e intento esquivar el zarpazo de un enorme monstruo blanco que se abalanza sobre mí, que me hace rodar por el suelo tiñendo de rojo la nieve, dándome por muerto, pero tu voz me recuerda que llevo la daga del destino que me entregaste. Y cuando la fiera enseña sus dientes para devorarme un brillo afilado corta su garganta y el peso del animal muerto cae sobre mí. Grito emocionado tu nombre que me ha salvado, grito desesperado por volver a estrechar tu bello cuerpo y sacando fuerzas del corazón levanto a la bestia, me cobro su piel para cubrir mi herida y sigo caminando, porque en el delirio veo tu figura llamándome en cada textura que cobra vida entre la ventisca. No hay dolor que pueda detenerme, el frío mató a mi caballo y yo sólo soy un hombre pero sigo avanzando porque tiras de mis barbas con tu voz. No dejo de escucharte, no le dejo resquicio a la muerte en mis pensamientos, que sólo funcionan con tus palabras de aliento para que sobreviva. Por Júpiter que veo tu figura dibujada en el lomo de la superficie helada, me lanzo a abrazarte y caigo deslizándome en una caverna oculta. Y de pronto puedo respirar, mis oídos descansan del bronco zumbido de la tempestad, puedo sentir como decenas de cuchillos abandonan mi carne y de rodillas me reincorporo suspirando. El recuerdo de tu imagen ha trascendido en el fondo de la caverna y me tiende las manos para que me acerque. Allí me refugio en al abrazo sanador, en la salvación de tus besos y tus palabras que me animan a proseguir luchando para que alcance tu lecho en la bella ciudad de Samsara.


11/2/16

VIBRACIÓN DE FONDO

En ese velador con vistas se sienta un caminante con ansias de coincidir y podrán pasar muchos rostros en el asiento que da la réplica. Ojos verdes, ojos marrones, ojos azules escuchando cómo cuento mis historias mientras sonríen. Mis oídos afinando para comprobar si tu voz es la voz que me habla íntimamente desde hace tiempo, que suena firme pero dulce como una melodía. Mi deseo pendiente de si tus manos son de las que despiertan instintos con caricias en el rostro, si recorrerán con un gesto la distancia que nos separa. Conversaremos para conocernos mejor aunque quizá no hagan falta tantas palabras. Quizá sea suficiente que eleves mi sensualidad con una mirada, un suspiro, con la yema de tus dedos. Sería afortunado si sintiera tu estremecimiento sincero por mi cercanía, volcada por el interés que ha provocado mi imaginación. Si compartimos ese halo brillante no importará el entorno pues solo se filtrará el reflejo de las luces y de los sonidos. No nos distraerá lo acertados que estemos en nuestras palabras, las historias que compartamos, pues esa sintonía la hemos descubierto por vibración de fondo. Y ya del entorno sólo notamos la noche reflejada en nuestros ojos, sólo la música que pone un ambiente especial en un rincón luminoso. No hay silencio que estropee ese impulso compartido que sentimos secreto pero que transmite telepáticamente el deseo de lanzarnos. Y pondremos nuestros sentidos a trabajar. Puede que se nos escape una sonrisa tonta pero fulminante, puede que un roce involuntario de rodillas nos haga escuchar campanillas y sentir como el calor asciende hasta nuestras manos. Todo lo que necesitamos es esa llamada del instinto que nos dice que merece la pena perderse y olvidarse de cualquier plan. Tomas mis manos, mi fuego recorre tus venas y tomamos nuestro deseo que ya la razón se encargará de asimilar que nos estamos dando aliento sin atender a razones. Podría haber ocurrido donde sea, cuando sea, pero es en aquel momento y es una locura dejarlo escapar. Un momento que nos lleva donde no importan análisis sino ese baile de delirios placenteros y sorbos de cerveza. Ese viaje de perder la mente como prometía el ansia nos ha llevado hasta allí. Así es como nos ponemos el mundo sobre los hombros los amantes solitarios cuando prospera el placer de coincidir.


2/2/16

UN BLUES AZUL MELANCÓLICO

Iba caminando sintiéndome cansado de los días, desfalleciendo mi capacidad de soñar. La melancolía sobre mis hombros susurrándome al oído las delicias de los amores pasados y la melodía de un blues azul melancólico sonando en mi cabeza. Un blues que hablaba de alguien que sigue persiguiendo la estela del amor ideal, sin saber por qué, marcando mis pasos solemnes hacia una taciturna tarde. Sintiendo que me costaba soñar, temiendo que todas las lágrimas de emoción se hubieran secado en mis días brillantes. La vida acelerada corría delante de mí mientras que los amores se evaporaban a la vuelta de cada esquina. Y caminaba con un paso lento y solemne con la ayuda de la melodía de un blues en la mente, que me animaba a seguir avanzando en una atmósfera de callejuelas grises perladas por ventanas luminosas. Los nervios de encontrarte se habían evaporado, algún día los perdí cansado de que no aparecieses. Caminaba tranquilo mientras mi débil telepatía intentaba averiguar si me cruzaba con alguien que pudiera encajar en mi corazón. Caminaba sabiendo todos mis trucos y mis excusas, preguntándome quién podría desarmarlos y desenterrar mi lado romántico, quién podría volver a construir romances de contemplar crepúsculos y estrellas sucederse. Caminaba atareado deseando una parada en cualquiera de los veladores y una charla con un descafeinado delante, con mucho tiempo que perder tratando asuntos triviales para olvidarnos del ego. Deseaba, simplemente, sentarme en una plaza de adoquines dorados, las farolas de gas neón trasladándonos años atrás. Hablar del tiempo que pasamos haciendo miles de tonterías que no eran coincidir o viajar a un par de siglos atrás, imaginando a caballeros de capa y espada batiéndose por amores y desencuentros. Puede que mi sonrisa melancólica y la expresión de mis ojos cansados fuesen borradas del mapa por una caricia en la nuca, sentados en un velador, perdiendo el paso del ritmo sin pausa de la rutina. Caminaba atesorando el sueño de esa compañía que no quiere irse y que pasa de café a cerveza sin mirar el reloj. Deseaba que no pasara el tiempo contemplando la tranquilidad de aquella plaza y la belleza de unos ojos, de unas pestañas, de unos gestos que me animan a relajarme en la palma de la mano que me sostiene la cara. Una plaza dorada tan tranquila que un gato que pasa y que se enreda en nuestras piernas es una bendición, en la que el canto de los pájaros que apremian cobijo en el crepúsculo es una bendición y la brisa que desenreda nuestros pelos y enreda nuestros deseos se convierte en gloria.  


28/1/16

TÚ, SÍ TÚ, QUÉ QUIERES.

Sé que hay un camino que estábamos marcando desde que nos cogimos de la mano en un acto reflejo. Cortado miré al suelo y me concentré en el roce de tu mano, y eso que tengo la lección bien aprendida de que hay que mirar a los ojos para ganar confianza. Nuestros dedos no acertaron a entrelazarse a la primera y tocamos notas de intensa vibración interior rozando nuestras yemas, hasta que la energía de la atracción colocó las líneas de mi mano sobre las tuyas con una leve presión. Línea del corazón sobre línea de corazón cruzando la línea de la vida; tu monte de Venus orbitando mi monte de Saturno. Dos mundos unidos por la influencia gravitatoria de tu belleza que me llevó a invadir tu espacio vital, qué osadía. Pero no nos miramos firmemente, nos acercamos simultáneamente atrapados por la inercia y nuestras miradas querían coincidir pero era juguetona la vergüenza y emocionante el desafío. Los ojos hablan y dicen ‘tú, sí tú, qué quieres’ pero ‘nos rendimos’. Veo que brilla la luna en el agua de tus pupilas y no lo puedo resistir. No sé que ves tú pero me arrastras y nos damos un abrazo con unas alas imaginarias que se cierran uniéndonos, aislándonos del grupo. Nos abrazamos sin manos, rozándonos el cuello y aspirando la mezcla de nuestros olores. Y un loco deseo de fusión que nuestros pensamientos no pueden controlar pega nuestros cuerpos para respirarnos agitadamente y acelerar nuestros latidos. Una ola de calor nos recorrió la piel ascendiendo y filtrándose entre suspiros y tímidas sonrisas. Alcé mi mano agarrada a tu mano y la pasé alrededor de mis espalda y entonces nos miramos intensamente por primera vez. Todo lo que estaba alrededor dejó de existir,  nuestra electricidad se fundió en una chispa que hizo rozarnos los labios. Y nuestros labios decían ‘tú, sí tú, qué quieres’. Nos retamos pero los besos que formaron nuestras lenguas jugando en una deliciosa humedad tibia ganaron, besos que despertaron un perfecto baile de sensaciones y vimos formarse colores dentro de nuestros ojos cerrados. Las manos ya libres para conocernos con caricias, caricias emocionadas sin límites, caricias en la cara, en las espaldas, dibujando guitarras con cinturas y nalgas. Las manos atrayéndonos en una leve presión sin retorno. Profundamente concentrados en la maravilla de lío que estábamos formando nos pegamos a una columna, despeinándonos, compartiendo sabores, mordiéndonos los labios, devorando dudas y disolviendo pensamientos. Lo mismo los dos estábamos formando un espectáculo público pero la pasión era tan deliciosa como emocionante la desvergüenza de amarnos sin más.