¿Pero que buscaba exactamente? No tenía ni idea. Tendría
que recorrer todavía calles y calles, incluso bajo la lluvia púrpura, buscando
en otra persona a esa especie de amante mágico que me hiciera flotar, y tras
mil decepciones empezar tan sólo a vislumbrar una respuesta. Mientras tanto me
alimentaría de deseos platónicos y suspiraría un millón de veces sin resultado.
Caminé como un duende perdido entre las sombras con un blues en la mente para
darme calor. Deambulando hasta que el valor de la bebida me impulsa a garitos
que brillan como belenes entre tanta oscuridad. Entro en uno porque veo a
alguien que me recuerda a ti, pensando que será la noche definitiva. Y con toda
la ilusión… descubrir que nadie me ve. Lejos de hacerme notar en público, con
los ángeles tirando de la mente hacia las nubes, me quedo parado como una
aparición esperando la adoración de los pastores. Me falta acción, una mirada como
invitación, una sonrisa delatora, quizás unas palabras o una mano que tirara de
mí. Me faltaba fundirme. Poco esfuerzo hacía porque aceptaba de buena gana si había
que volver a un rincón seguro, sin tocar el cielo, aturdido por el volumen de
las voces y por la emoción perdida. Miles de noches pasarían entre copas de
ilusión y dulce melancolía. A veces relajándome en rincones, a veces vibrando
de nervios entre el gentío. Vibrando sobretodo en esta fechas. El cuento de navidad
tenía que estar sucediendo ya. Nada más que por la intensidad de mi deseo año
tras año, que me hacía trotar sobre riscos de miedo por sentir, tenía que estar
ya rodeándome. Nunca había sido cuestión de suerte. Las noches pasaban y no
había cuento pero, al menos, después de la oscura profundidad siempre quedaba
un amanecer esperanzador y una sonrisa por un encuentro pendiente. Todavía
tendría que desmontar muchas ilusiones entre breves instantes de placer pero, aunque
el hastío de tanta búsqueda en el camino me hizo fruncir el ceño, no me detuve gracias
a la luz que me guiaba, la luz de aquel amor verdadero que una noche soñé… Y
gracias a esa luz estoy aquí, otra navidad más sin cuento.
-Brindemos por ello.
-¡Brindemos!
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