31/10/08

Mi noche de Halloween

Hace unos días que llamaron misteriosamente a la puerta y cuando abrí me llevé la sorpresa de encontrarme a tres niños disfrazados, trajes negros de quién sabe qué y caras pintadas, que gritaban ‘¿truco o trato?’. Una vez caí en la cuenta de que se acercaba Halloween no podía parar de reír pues le encontraba gracia a la cosa. No recordaba bien cuál era el protocolo y les pregunté qué querían. ‘Chuches’, gritaron al unísono y les dije que en casa no teníamos esas cosas. Se les quedó cara de decepción, tanta que tampoco hubo trato y supongo que les parecí un verdadero ogro de los de cuento. Hoy se celebra esta novedosa e importada fiesta, patrocinada por los grandes almacenes y ambientada por las películas de Hollywood, reclamo de bares y discotecas, que conocí en su país de origen hace algunos años cuando llegué a San Francisco para estudiar inglés en versión yanki. Hacía unos días que acababa de llegar y estaba alucinado por la nueva situación y aterrorizado por el ambiente en sí de una ciudad tan grande y tan sorprendente. En aquellos primeros días recalé en el Green Tortoise (Tortuga Verde) un albergue para estudiantes, de aires genuinamente hippies, que me fascinó por su ambiente comunal aunque no oliese muy bien. Como había pasado pocos días desde mí llegada todavía tenía un poco de miedo y sólo había recorrido los alrededores de Broadway Street y Columbus Street, donde estaba la librería y el bar que frecuentaba mi admirado Jack Kerouac, padre del movimiento Beat. Pero llegó Halloween y se anunciaba un gran desfile en el barrio gay de Castro. No me lo podía perder, al fin al cabo estaba en aquella ciudad para explorar y explorarme, así que decidí romper el círculo de seguridad y viajar en autobús a aquel barrio que no debía estar muy lejos pero que en una megaciudad me parecía el confín del mundo. Un par de pintas gordas de cerveza para coger valor y ¡allá vamos! Cuando me bajé del autobús se abrió ante mí un mundo de película, un desfile de color tan grande que me dejó atónito. Entre fantasmas, monstruos y brujas, danzaban los más impresionantes hombres leather con el culo al aire, las más llamativas dragqueens y las más masculinas camioneras que había visto en mi vida. Y allí se mezcló este jovencito provinciano al que todo le parecía grande pero que terminó persiguiendo a un ángel alado en el corazón de Castro. Fue una noche increíble que acabó, como buen Halloween, con el pánico que sentí al coger un taxi particular conducido con un negrazo que quiso sablarme pidiéndome bastante guita por el viaje. Se puso bravucón y me ví morir a manos de un monstruo pero salí por la puerta y acabé entrando por las puertas del albergue sano y salvo. Halloween, sí, no puedo olvidar aquella noche cada 31 de octubre…

29/10/08

¿Por qué no te callas?

¡Coño, mecagoentoputa, ya me siento resfriado! Y es que con el bajón de diez grados que hemos tenido de un día para otro lo extraño es pasar el trámite sin moquera. Mi madre no para de decir que esto es el cambio climático, que no se había visto un tiempo así nunca, pero vamos lo mismo le diría mamá diplodocus a su hijito en la Era glacial. No hay que ser catastrofista porque el cambio climático no existe, según quiere dar a entender el ex presidente José María Aznar, sí, ese señor con pelazo que hace dos mil abdominales al día y que no nos deja olvidarnos de él y de su ominosa etapa como presidente de este país. Lo quiero enterrar en el olvido, eso sí, poniéndole en la lápida que siempre será un ultrafacha. El ultrafacha que puso los pies encima de la mesita de la casa de campo de George Bush (otro que tal anda del que sólo diré que es lo peor que le ha pasado al planeta desde que nació Hitler, por si lo quiere leer la CIA), que puso a España en el punto de mira en aquella vergonzosa foto de las Azores. Sí, este sujeto que pensaba que hablar en inglés era poner acento mejicano dice que el cambio climático es un mito y que la comunidad internacional debe prestar más atención a otros asuntos más importantes que “el aumento en unos grados de la temperatura global” (El País, 19/09/08) Pues no será que mi epidermis me engaña y que ayer mismo iba en mangas de camiseta pensando ‘joder, estamos terminando octubre’ y que en sólo veinticuatro horas he tenido que desenpolvar los jerseys. Y de pronto se tiene que poner uno las polainas porque entra más frío al ver los reporteros haciendo su hipertípica entrada de invierno, rodeados del blanco idílico navideño. Aznar, que ya te puedes ir a Baqueira a esquiar y callar un poco la boquita que no te necesitamos, ni Rajoy quiere verte, pelmazo. De este invierno prematuro sólo cabe esperar que alguien ponga la casa con chimenea que yo pondré el ponche y me quitaré la ropa para que se me ponga la piel de gallina y enseñar los claroscuros que hacen ya mis músculos. Te haré Pilates sobre la alfombra ¡Se aceptan proposiciones!

27/10/08

¿Dónde está el monstruo ahora?

Y hoy qué, jejeje, me duele un poco el cuerpo porque me he machacado en el gimnasio y después de comer, como se estropeó la caja tonta, me eché una siestecita que me ha dejado ‘baldao’ (esta palabra no se puede escribir de otra forma) Como en los sueños siesteros no se cae tan profundo pude recordar que viajaba en ese magnífico autobús que Tom Wolfe describe con maestría en su ‘Ponche de ácido lisérgico’. Libro que me está haciendo vibrar como pocos y que me despierta una sana envidia, unas ganas de terribles de accionar la palanca de la máquina del tiempo y ponerle rumbo a mediados de los años sesenta en San Francisco. Menudo viaje interior y exterior en los viejos caminos de la América profunda. Pero eso es pura fantasía. Despierto ya, me pongo en el ordenador y escribo: Los lunes me aburren, me arrastro durante el día después del nerviosismo inicial por hacer cosas. Empieza una semana y sales con ganas de hacer cosas en este mundo porque es un día para empezar pero te encuentras que no te dejan hacer lo que quieres. Lo que yo querría es un mundo en el que te dedicas a una ocupación que te gusta, un mundo donde hay lugares públicos de trabajo y gente con ganas de hacer proyectos, que saben además que se pueden hacer porque te van a dar libertad y nadie de arriba se siente amenazado porque quieras innovar (cuantas veces hemos oído eso de que las cosas funcionan así, cuántas veces lo hemos asimilando entendiendo que se podían hacer mejor pero que es una forma de blindar el poder, su poder) ¿Y quién no deja? Pues el mundo, la sociedad, el sistema, el capital… podría decirse pero bah, chorradas. Éste es el mundo que hay. Leo el otro día la definición de contracultura: ‘Se denomina contracultura a los valores, tendencias y formas sociales que chocan con los establecidos dentro de una sociedad’ (Wikipedia) Y me deja preocupado la acotación que hay a pie de página: ‘En infinitas ocasiones los movimientos de contracultura han sido absorbidos por la superestructura, que los desactiva, convirtiéndolos en modas inofensivas. En estos casos, resulta equívoco seguir utilizando el término, pues los movimientos así asimilados forman parte, en calidad de "subculturas" o subproductos, de la cultura dominante y no se contraponen a la misma’. Ahí está la solución a la pregunta que me había formulado tantas veces sobre el movimiento hippie, el flower power, el triunfo del amor, la paz, la libertad individual y sexual. ¿Por qué algo tan atractivo terminó vencido por la resaca de las drogas? Pues ahí lo tienen, se la pusieron en bandeja, la cultura dominante lo hizo para absorverlos y los que no terminaron locos se hicieron ejecutivos y empresarios de ese circo. El monstruo de grandes fauces, otra vez, sí. El monstruo de grandes fauces que todo lo devora para que sigan funcionando las cosas como están (mal) También supe que al movimiento punk le pasó algo parecido y que hoy en día son poco más que una estética y un mercado para la música. Y digo yo: a los tiburones que se han dedicado a ganar dinero a espuertas estos últimos años y nos han arrastrado a una crisis ruinosa, diríamos que en el juego legal más ilegal del mundo, con sus activos tóxicos, sus hipotecas subprime, jugando a ser los amos del mundo con su codicia, a éstos ¿Quién los devora?¿Nadie los va a reciclar? Parece que sólo han recibido más dinero porque si no se salvan nos hundimos todos….pues ¡a tomar por el culo¡

25/10/08

Revelación

Revelación, si, jeje, esta mañana he tenido una revelación. Siempre me he puesto como objeto de estudio, me he diseccionado, como si fuera lo más importante en este mundo, el análisis lo he hecho hacia adentro cuando tenía que haberle prestado atención al exterior, joder, que para eso soy periodista. Sí, tendría que haber analizado lo externo, el mundo, lo que me rodea. Qué cronista si no podría ser ¿de mis estados emocionales? Quizá a nadie le interese esto, tengo que aceptarlo, lo acepto y emprendo propósito de enmienda. Aunque en mi descargo tengo que alegar que algunas veces he plasmado lo que veía, he reproducido algunas imágenes más bien, pero intentando desarrollar mi sentido poético. Quizá hacha hecho poca crítica social porque fundamentalmente el mundo que veo ni siquiera me gusta, si me gustara tendría algún interés en cambiar las cosas. Qué digo cambiar, cuando menos protestar por algo, por el simple hecho de protestar, como la manifestación de estudiantes de la semana pasada. La convocatoria no fue muy escandalosa, pero había efectivos policiales como si de la salida a la calle de un ministro se tratara. Tuvieron la mala suerte de tener un día de lluvia, salieron a protestar, chillaron un poco y recogieron sus pancartas. No me dio la impresión de que durara mucho. El motivo de la convocatoria son los planes del Ministerio de Educación para endurecer la selectividad y razón no les falta, cada vez va a haber menos incentivos para estudiar una carrera. Si lo ponen más difícil se lo van a pensar, con lo difícil que está ahora la cosa. Todavía resuenan los ecos de quien protestaba porque habían rebajado el nivel de la educación secundaria. Me acuerdo, de todas formas, que hace unos años estudiar una carrera era garantía para el futuro, la máxima aspiración de un joven, tanto que incluso había quien pedía créditos para poder acceder a los estudios superiores (esos créditos que hoy en día también le será más difíciles de conseguir) Ahora se ha invertido la tendencia y se ha revalorizado la formación profesional. De todas formas está bien que salgan a protestar que a lo mejor así se quitan de encima la actitud pasiva. Lo entiendo y lo apoyo, no seré como aquel anciano que comentaba en el autobús que los jóvenes cada vez quieren hacer menos: ‘¿Qué es lo que quieren? ¿Porros?' decía a viva voz el venerable octogenario…

23/10/08

De malamor y la estampa taurina

No estoy de buen amor, fíjense iba a escribir humor y me ha salido esta otra palabra. Entonces no lo pensemos más, por eso estoy enfadado, no me sale el amor. Con esto quiero decir que no me sale romance alguno, que no me sale amar y que no sale el amor de dentro, que son tres cosas distintas aunque tengan la misma raíz. Bueno, en cierto modo amo a mi familia pero es otra clase de amor y además me decepciona porque siempre me veo más cariñoso que la otra parte, de aquí hace falta cariño aunque digan que lo tienen o digan que no hace falta decirlo. Pero no me importa porque de lo que estoy hartito ya es de no enamorarme, querer siempre he querido pero no caigo, nadie me cautiva ni encandila. Que palabra más bonita, encandilar, encender el candil, esa llama de esperanza, tibieza en una habitación oscura. Sé que no gano puntos al confesarlo o a lo mejor si los gano si alguien me considera sincero o valiente. Quizá a muchos les pasa lo mismo, me gustaría saberlo. Perder la cabeza por alguien da miedo, salirse del equilibrio que a duras penas me ha proporcionado mi individualismo ¿Os pasa a vosotros? Decidme ¿Cada vez os cuesta más apostar y darlo todo por alguien? Creí que estaba curado ya de esta necesidad, pero no puedo, no me es fácil pasar sin ese cariño, sin expulsar suspiros con los abrazos, sin sentirme sexualmente seductor porque me aparto de los polvos fáciles ¡Joder, declaro al dinero, a la posición social como secundarios, irrelevantísimos al lado del amor!¿Por qué no caigo enfermo?

Una nota de belleza objetiva: un torero en el parque dando muletazos, rojo enmarcado en verde, torso descubierto, abdominales marcados, perlas de sudor y esa bella coreografía. Cambia sus pasos, ahora ralentiza su movimiento con el capote, media vuelta. Concentrado, interpretando con tal maestría que creo que el muchacho realmente ve al toro. En mi cabeza globalizada esta imagen rompe y con cada capotazo escucho el nombre de Sevilla. Su cuerpo se contorsiona desprendiendo olor y morbo. Otro lance más y saca el estoque. Desde lejos lo espío porque no lo quiero molestar pero ya me ha hechizado, me deja hipnotizado y con un ademán se lanza a matar y deja sellado el recuerdo en mi memoria…

20/10/08

La ley de compensación no existe

Llevo unos días con sequía de ideas. Podía haber escrito sobre la felicidad inesperada que sentí el otro día entre tantos nubarrones negros de preocupación por el futuro, cuando me di cuenta de que no me podía quejar, de que soy un tío afortunado. No se por qué pero la sentí y simplemente quise saborear la sensación intensamente, bucear en esa corriente, aprovecharla, pues pocas veces se puede uno sentir así ante tanta falta. Pero no sé, dicen que las grandes cosas salen de dentro con los pesares, la melancolía, la soledad que entristece, y a lo mejor por eso he disfrutado de un paréntesis sin la necesidad de explorar mis emociones y plasmarlas aquí. Las cosas estaban bien como estaban a pesar de todo. Hoy se me ha ocurrido escribir sobre lo que llamaba Ley de compensación universal o, mejor dicho, el descubrimiento de que esa ley en la que creía profundamente no existe. La Ley de compensación universal (LCU) es aquella por la cual si algo te falta o se pierde se es compensado de alguna manera en el camino. Se me ocurren ejemplos como el de que es feo pero en su lugar ha desarrollado cierta inteligencia y el contrario, por el que se dice que todas las rubias guapas son tontas. O cuando uno no es afortunado en el juego pero le van bien los amores y viceversa. También solía aplicarla cuando perdía algo de valor pero lo recuperaba encontrándome algo en otro lugar (cosa que increíblemente sucedía). Durante mucho tiempo he creído que la LCU funcionaba y que equilibraba las cosas de la vida, era como una fuerza del destino que actuaba para que triunfara la justicia, pero como digo me di cuenta de que no existe. Es más, de que sólo era un sucedáneo que tenía sentido para sustituir la fe en Dios que profesaba antes de mi crisis espiritual (porque lo reconozco yo era de los que rezaban para pedir cosas) Fe que se evaporó totalmente pero que, claro, como había sido tan intensa muchos de los mecanismos que articulaba fueron sustituidos por la creencia en leyes de funcionamiento, para amortiguar el daño que podía haberme causado darme cuenta de que todo funciona realmente conforme al azar. Es lo que tiene el haber sido educado en una familia católica, según los principios de esta religión, que cuando uno crece y se entera de que, por ejemplo, se condena a los homosexuales, se prohíbe el condón, se menosprecia a las mujeres, se apoyan a dictadores y fascistas, que Dios no ayuda a los pobres ni a los buenos, pues uno tiene una crisis y deja de creer, pero permanecen esas estructuras ocultas y uno tiende a sustituirlas para explicarse cómo funciona el mundo y no quedar noqueado por un gran engaño...Pero vamos, esto va pasando y aún creo en algunas fuerzas sobrenaturales porque no quiero llegar a pensar que el Hombre es simplemente un animal inteligente.

15/10/08

No entiendo... y rompo el camino

Hay cosas que no entiendo y me da coraje. Salgo de casa y veo a dos monjas esperando en la parada de autobús pero veo a dos chicas jóvenes que son monjas y no entiendo cómo hoy en día pueden haber decidido serlo. Están absortas, serias, no hablan entre ellas, parece como si estuvieran rezando. Que haya chicas jóvenes tan convencidas como para dedicarle su vida a Dios no lo entiendo. Sigo mi camino y veo a otra joven, de apariencia acomodada, de rodillas y hablando con un mendigo, le está dando magdalenas y fruta y le pregunta si puede sentarse junto a él. No lo entiendo, no entiendo que sea caridad y no entiendo que lo dude, pensando que quizá sea de esa clase de falsas hippies que, sin serlo, tienen que hacer estas cosas, pues después vuelven a su vida de niña rica y lo comentan. Menos mal que hay gente así, me digo, pero no lo entiendo. Sigo mi camino pero decido romperlo cogiendo por el callejón del Agua, la Judería, que hace siglos que no voy por allí. Me acuerdo de que hace años cuando visitaba Sevilla siempre entraba por este camino, que te transporta a otra época. Un camino que me marcó mi padre cuando me traía de niño, un paseo para disfrutar de los sentidos, para reencontrar la Sevilla que aman los turistas y que ofrece estampas de increíble belleza, de una ciudad en la que se vive y de cuyos rincones a veces se olvida uno por la rutina de otros caminos convencionales. No entiendo por qué a veces olvido que estoy en Sevilla, pero cruzo el hermoso patio de banderas y aparece ante mí la solemne Giralda y entiendo la belleza de Sevilla. Y sigo mi camino, tratando de aliviar mis pensamientos. Recuerdo que hice mal el otro día cuando huí después de ver el espectáculo de un artista en la Plaza San Francisco sin pagarlo, y me doy cuenta de que no está mal que no entienda estas cosas porque es de la única manera que se pueden resolver los enigmas, sacar conclusiones y revelar el positivo de las lecciones. Hay cosas que mejor que entenderlas hay que hacerlas y punto.

12/10/08

La fórmula

Tengo que pensar sobre escribir cosas optimistas y frívolas, por los que me puedan leer y por mí mismo. En qué dirección quiero trabajarlo, de dentro hacia afuera podrían salir preocupaciones por cuestiones no resueltas, negativismo, tristeza por soledad, etc. Y entonces el efecto encontrado sería desmoralizador, pero de alguna manera forma parte del camino del conocimiento. Si trabajo de fuera hacia dentro tendría que centrarme en cosas motivadoras desde luego, pero a lo mejor podría perder algo de inquitud por investigar. Al menos siempre he creído que el autoanálisis es bueno para mejorar, siempre que se puedan reconocer los errores pero también los aciertos. La verdad es que soy mucho de machacarme con lo que hago mal y, claro, la balanza se desnivela. Hace días, sin embargo, que intento estrujarme la sesera para poner en el platillo de la balanza las buenas acciones y descubro que son más bien de índole espiritual, difíciles de apreciar, tanto que parecen corrientes, lejos de los gosozos éxitos materiales pero están ahí. Sólo que fácilmente las olvido. Ahora mismo tendría que pensar un momento, levantar las manos del teclado para citar a alguna... Sí, ya lo tengo, he aprendido a sentir, a emocionarme, pues hay veces que me sorprendo notando la humedad de una lágrima que se forma con una emoción. He aprendido a querer a los míos, a defender lo mío, ya no busco ser rebelde a los prejuicios de mis padres. Eso hacía falta cuando estaba en formación y mis ideas ya están maduritas, no hay peligro de regresión. He aprendido a no buscar desesperadamente otra forma de amor porque quereme y querer a los míos es la fórmula que tanto había deseado descifrar para poder encontrarlo con alguien desconocido. No estaré pendiente de eso, me cogerá desprevenido, por lo tanto sé que está al caer... por fin.

7/10/08

¿Qué es la Pandilla Habanilla?

La Pandilla Habanilla fue un grupo de gente variopinta que creció a la sombra del bar del mismo nombre en la Alameda de Hércules de Sevilla. Era en realidad una pandilla espejismo o una pandilla fantasma, pues aparecía entre semana y desaparecía los fines de semana. Éramos un grupo pero éramos individuos solitarios que nos juntábamos, sin contarnos las penas, para fumarnos unos pitillos y tomarnos unas cervecitas. Allí había gente guapa también pero era gente muy de la calle, que nos poníamos nuestros zapatitos nuevos para estar allí casi todo el rato. Y flotábamos a la luz de las farolas y nos deseábamos, algunos, secretamente. Cada cual tenía su libertad absoluta y la mayoría de sus integrantes se iban a la francesa, cuando le daba la gana y sin tener que decir adiós sino simplemente hasta luego. Todos tenían aspiraciones artísticas y algunas veces terminábamos cantando en corrillo, con una guitarra y al son de las palmas. También se cantaba a dúo como aquella vez que aquella chica y un servidor nos llevamos toda la noche cantando canciones de musicales y algunos nos miraban asombrados mientras nosotros nos descojonábamos al son de Jesucristo Superstar. Los lazos de algunos miembros de este heterogéneo grupo se estrecharon en un verano en el que Sevilla se había quedado vacía, incluso germinó el cariño. Y cada noche era divertida e inolvidable, y las aprovechamos sin saber que ese año iba a ser el último y que las obras aparecerían para cambiar el rollo de aquel ambiente tan especial en el que se refugió esa generación. Aquello se convirtió en un desierto irrespirable, lleno de polvo y rodeado de alambradas y cuando aquel lavado de cara terminó llegó la policía y la ley represora de la libre reunión.

6/10/08

Adiós al Mercado

Lo que pudo ser si hubiera seguido allí, ahora no sé por qué deseé salir, pero claro pasó lo de la dulce María que fue como la gota que colmó el vaso. Echo de menos aquella pequeña tienda, aquel fabuloso y fantástico Mercado de Fuencarral, que ahora cierra sus puertas. Todo lo bueno e ingenioso tiene su final. Entre las cuatro paredes de una pequeñita tienda, digo, conocí a un montón de gente, me enamoré, me desenamoré, me desesperé, floté, lloré y eché de menos los cielos abiertos, el color esmeralda del agua. Aquel era el escaparate de la Reina Mala de mi amigo Fede y allí trabajó este aprendiz de brujo durante año y medio, los últimos que pasé en Madrid. Por aquel entonces lucía una cresta y mis músculos comenzaban a crecer. El Mercado de Fuencarral nació como lo más cool, un centro comercial de nuevas tendencias para los que no les gustaban los centros comerciales al uso. Había peña que se paseaba simplemente para dejarse ver. Allí había moda, ropa de importación, ropa de segunda mano, peluquería, tatoos, piercings, música, arte y vida. Lo más importante: la vida a diario de la gente que formaba aquel variopinto club. Confidencias, romances, cuchicheos, compañerismo, rumores, porrillos por debajo del mostrador y siempre una sonrisa, fuese auténtica o no, al personal. A veces costaba soportar la rutina, tantas horas de pie, tanta gente tocando las cosas pero cuando había bajón siempre estaba allí María para recargarme las pilas con un abrazo (donde quiera que estés te quiero, seguirás existiendo en mis recuerdos). Nunca me abandonará, tampoco, la sensación de que éramos una familia moderna y de que vivíamos en la vanguardia de las cosas. Ahora duele reconocer que sólo es pasado y que todo lo bueno tiene un final…

3/10/08

Apatía

Apatía: La apatía es la falta de emoción, motivación o entusiasmo. Es un término psicológico para un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social o física. Wikipedia.

No se, joder. Estoy apático y es difícil sentir que uno escribe ‘pana buena’ para derrochar el tiempo en esto ¿Y si no en qué? ¿En buscar el ángel de la guarda en Internet para después rajarme y pensar que ya no estoy hecho para eso? Tiempo para aburrirme, seguramente para no hacer nada productivo ni competir, es lo más insano visto como se premian ahora años de trabajo con el paro y el olvido. No lo digo por mí, lo digo por multitud de casos que oigo y leo en estos días. Años trabajando y ahora en el paro con cuarenta y tantos. Se dejó sudor, ilusiones y el pelo currando como un perro en la empresa, con delicado servilismo y ahora es víctima de la quiebra general por la fiebre especuladora de los tiburones. La desgana y la depresión cunde o campa por sus anchas extensiones. ¿Generará por lo menos este momento histórico sin parangón algún movimiento literario o artístico? ¿Qué toca ahora después de ser superada toda clase de nihilismos, viajes alucinógenos, ideología fallidas y experimentos fracasados? Dios y el capital agonizando, el espacio más lejos que nunca, las asignaturas pendientes de este planeta a la espera de una perpetua solución. La guerra contra el terrorismo ya ha cuajado como querían sus inventores, wahabistas e imperialistas norteamericanos ¿qué pueden hacer ahora los librepensadores cuando se ha demostrado que entregarse al alcohol y las drogas no conduce a ningún universo paralelo?