31/8/12

Dos minutos

Cuánto tiempo he dejado de pensar en lo que necesito, quizás dos minutos. Es muy difícil sincerarme cuando lo que quiero es protegerme, es muy difícil sumergirse en escrituras espontáneas. Pero hay que decir que estoy funcionando de la mejor manera posible, con una firme determinación de ahuyentar las preocupaciones, de vivir el conjunto vacío como si fuera algo brillante y nuevo cada día. Convencerme de que el timón está bien agarrado y el barco se dirige a buen puerto. El breve contacto con la realidad no hará zozobrar la carga porque es un leve roce en la superficie. Aunque no hay tiempo para tomar conciencia es un no te olvido o no olvido porque no puedo pero prosigo. 

Es la estabilidad del vuelo superfluo, de echar un vistazo pero no detenerse para no saber demasiado, es pasear y no quedarse con nada más que con el paseo y el cuadro asombroso de las nubes cuando son consistentes y proporcionan belleza. Ya es positivo fijarse en esas cosas, azul y blanco entre tanto gris asfalto. Y este cielo de hoy no se ha perdido gracias a esos destellos fugaces, porque no olvido que hay que tomar aire de vez en cuando en la agitada marea de la situación. Ante esta sensación de paz me pregunto de qué sirve la verdad cuando lo que se cuenta como verdad acongoja, cómo no se puede preferir en tales casos la inconsciencia o dejarse arrastrar por la deriva de los sueños.

25/8/12

El ataque de la ola de calor africana

Queriendo, queriendo siempre, encenderse, dejar que esos fotones de furia salgan despedidos más allá de su caja repleta de huesos doloridos, vísceras inquientas y sólidas preocupaciones. Sin embargo, con cordialidad, desprende un noble desánimo al moverse apagado por la moderación de la cordura. Vagar, divagar, viajar, coger un autobús en un polígono y bajarse en el cielo, tomarse los minutos que pasan como oro divino, recorrer ese camino hacia alguien, cumplir con las exigencias del Romeo fornicador. Sigue desliando la madeja pero con paciencia, con mucha paciencia, elevándose y hundiéndose en las nubosidades variables del desánimo cuando con aquellos rayos de sol, con aquella locura de someterse a cuarenta y cinco grados de temperatura en un polígono desolado, es casi imposible de dar cien pasos seguidos para dar con un verjel. Todo el ataque de la ola de calor africana que se afana en el Valle del Guadalquivir por dejar a la peña como zombies ha desolado la calle. Su corriente anímica, al menos, es variable y acaba de naufragar en un remanso de paz. Sabe que volverán las aguas bravas pero ya se ocupará de quedarse en la superficie. Nota ahora las burbujas que ascienden jugando sobre la piel sensible, colectivo de caricias que se aúnan para dibujarle una sonrisa melancólica. Se siente satisfecho porque ha conseguido disfrutar del tiempo sin hacer nada fuera de lo común, después de que aquella explosión de planes especiales para la evasión le zarandeara en varias direcciones. Y en la tesitud de ver que las ideas se fríen al calor prefiere quedarse manso en un banco a la sombra de un árbol protector. Pero no lo ha vivido como una cadena de claudicaciones como ha ocurrido en otras ocasiones, no, ha disfrutado del tiempo como una especie de Rodríguez de sí mismo y por eso quedaría exiliado si pudiera zafarse de tanta expectativa...

1/8/12

Fugaces destellos

La coherencia de una idea parida y crecidita de que persigue una estabilidad y una seguridad en la vida le acompaña como remedio al vacío que siente por su soledad. Como pueden sentirse muchas otras personas en realidad, nada anormal pero si insuficiente para cualquiera. Si por lo menos tanta reflexión le sirviera para formarse un discurso entre toda la maraña de asuntos mentales que le brotan cuando se dispone a organizarse el día, pero todo el plan se termina ordenando para destilar el dramatismo de la rutina. Al menos el deseo habrá roto, sin duda, la malla que nubla su mente en el comienzo de una jornada calurosa. Queriendo destrozar el programa habrá sopesado la cantidad de idioteces que tendrá que sortear si se empeña en descontrolarse un poco, como ésta que le detiene en el plan de una escapada fugaz y le encierra en la indecisión, separándole del camino de la libre expresión. Como siempre quiere unidad pero se conformará enterrando su cabeza entre dos piernas, ya lo ha dicho, buscando el apoyo de la solidez de una piel curtida, abrazando la decisión con la que actúan los salvajes, el mareo reconfortante de la excitación que sentirá al reconocer lugares abandonados de su cuerpo…

Finalmente dio un paso perdido, se dejó llevar y aunque pudo disfrutar al recordarlo otra vez está con la mirada perdida porque comprueba que, como fugaces destellos, una vez más pasaron al archivo de los breves instantes de abandono y no se escribirán gestas en los anales memorables de su historia. Pero en honor a la verdad en algunos momentos se descubrió gozando cuando creía que ya era un vicio la preocupación por la satisfacción del prójimo antes que cualquier otra consideración. “Debe ser esto lo de vivir el momento. Ya no me acordaba lo que era rendirme, explotar y salirme del carril, sacar los pies del tiesto. Y así he llegado a esto”.

Creía, confiado, que esta vez todo se diluiría con naturalidad, y así se abriría una nueva tendencia, una promesa del camino de la liberación, pero empieza a resignarse cuando se descubre lidiando con cierto arrepentimiento. Y toda solución que se le ocurre es la reclusión sanadora en una celda, la alianza con el tiempo acordando aplazamientos, el pacto con la memoria construyendo nuevos compartimentos para almacenar próximas recompensas del deseo. Como consuelo confía en esa facultad que tiene de renovar ilusiones en ese limbo en el que se recluye. Como no quiere volver a una total desconexión se pone a trabajar a destajo en una nueva mañana de reflexión, y moderando las direcciones que nacen de los impulsos terminará concluyendo que no será la última vez que improvise pues no se le ha agotado el deseo de entregarse. Nuevos bríos le traerán cualquier aventura inesperada, sabe que volverá a elevarse sobre la ansiedad para gastar otro cerillo, fugaz esplendor de posibilidad, aunque la cajetilla se vaya vaciando…

14/7/12

Eco y reflejo de un paso perdido

Como cada día tenía que hacer un par de cosas sencillas, nada apetecibles pero bien planeadas. Como si temiera que algo no iba a salir bien se haría la pertinente radiografía para saber que las agallas están en su sitio mientras que los sucesos cotidianos del día se desarrollan en el habitual y esperado aburrimiento. Sólo un par de cosas como objeto de preocupación pasarán por su cabeza como un rótulo luminoso, y se preguntará si esos procesos mentales son como una prueba de vida, un lastre fundamental sin el que sería un día demasiado anodino como para no terminar en el pozo del olvido. No había nada especial que hacer como no fuese dar esos dos pasos en correcta ejecución y sentirlos como si todo hubiese sido un acto involuntario de dejarse llevar. Y desprenderse en esa inercia de optimismo por lo fáciles que han resultado las cosas después de tanto mareo, dejando que el azar se reivindique, como lo hace de vez en cuando. Lo que sucediera que fuese concebido como algo fuera de la tangente podría traer consigo algo inesperado que rememorar al final del día, cuando pones los pies sobre la mesa después de cenar y buscas un suspiro con el análisis rápido de lo que has vivido. Si la fortuna se ha cruzado en tu camino un abanico de hechos placenteros podrá desplegarse entre volutas de humo. Desde unas caricias, un olor, el sudor hasta la vibración del reflejo de la luna en la superficie del lago que llevas dentro serían unos buenos elementos para contagiar el pensamiento postrero del día. Así que lo mejor que podrías hacer por tí es que en el transcurso de lo programado le pegases un puñetazo en el vientre a lo previsible y te escaparas corriendo a una cita. Seguramente no se removerán los cimientos de tu existencia después de tal experiencia pero disfrutarás atesorando esa pequeña vibración que aparece en la intimidad individual como un orgasmo involuntario entre tanto tedio, cuando escribas el epílogo del rumbo de la jornada. Posiblemente de ayer a hoy no habrá cambiado nada pero en esas tardías horas no podrás concentrarte en la película de turno, que seguramente terminará siendo una reposición en su octava entrega, porque esos momentos te secuestrarán de diálogos y argumentos y serán el eco dorado que te hará sentir vivo antes de acabar profundamente dormido. Una hoja más de la agenda o del calendario desaparecerá porque otro día es otra cuenta y mañana este paso perdido de hoy será solo un reflejo en tu deriva...

5/7/12

Ventana al oblícuo dorado

Y parecía empeñado en caer en el mismo error por un momento de debilidad que la más desafortunada de las casualidades provocó pero que despertó un estado latente de adicción. En el fondo permanecía esa frustración por la carencia de momentos intensos, esa pesadumbre provocada por el freno… pero por el freno de qué ¿De la moderación, del miedo, de la razón, de la
pobreza, del aislamiento social? Parecía abocado a un callejón sin salida, parecía abocado a caminar bajo esa nube negra que llevaba sobre la cabeza, como alguien se lo había denominado ¿Era recomendable una pausa entre tanto control, una desviación del camino programado, de apertura para recuperar la senda perdida del fruto de la experiencia? Porque en el propósito de enmienda era condenadamente bueno, no sin esfuerzo eso sí. Debía dejar de ser tan abstracto para centrarse en perseguir la precisión y el pragmatismo. Quisiera o no estaba bajo el dominio amenazador del deseo de evasión y probablemente terminaría pisando el charco. Lo que quería eran momentos de subidón, de optimismo, para romper el muro, llenar el hueco que le produjo la sensación de abandono, recobrar la inercia de salir a la calle a sorprenderse. Ya sabía que la familia era un desolado refugio en el que los cimientos tenían las horas contadas, otra cosa le depararía más alegrías, un entorno de despreocupación, un laboratorio de cultivo de ideas azarosas, quizá también un terreno abonado para el picoteo de las aves rapaces, cosa que tenía que obviar, (que cogieran lo que quisieran, pedacitos de su alma, de su corazón, de su cerebro o de su memoria pues ya era hora). Podría aportar opinión, experiencia. Que su voz contara y con eso se iría animando, pero si también querían trozos de su corazón o aprovecharse de él que así fuera…

Y abrió una puerta que había acumulado herrumbre para dejar pasar un soplo de aire fresco, era una corriente conocida pero había olvidado la sensación de dejarse llevar. Atravesando esa nube de polvo habría terrenos olvidados en la travesía del desierto, húmedos toboganes hacia soluciones inesperadas, germinarían misterios entre la maleza de la ya aburrida y denostada realidad. Con la mirada perdida mientras la cabeza volaba sobre parajes cenagosos dibujaba con el dedo sobre el polvo aquella espiral que lo arrastraría sin duda a momentos inesperados como esos abrazos encontrados en una plaza cualquiera de domingo. No se olvidó de agradecer ese regalo pues tal cariño lo concibe como el beber y el comer. Había llegado a aquella plaza con la esperanza de fomentar un contacto más allá del reconocimiento visual y, aunque la cabeza estaba pegando fuerte en el lado más escondido de sus espacios, recogía con cierta timidez nuevas sensaciones de comunión espontánea. El destello de una cerveza fría dejaba transpirar el
oblicuo dorado de una tarde de domingo…

25/6/12

La esperanza del amor

Pero en el fondo extendida a lo largo de dos décadas la esperanza del amor, que se dice pronto. Con altibajos pero siempre presente como un río subterráneo, mediatizando todo y a todo el mundo ¿Qué podía ayudar a esa materialización de los brotes verdes? Podría relajarse de la manera adecuada, si no terminara agarrándose los bolsillos para no delatar sus manos en tensión. Quizás era necesaria una apuesta aun a sabiendas de que podía perder pero las probabilidades aumentarían jugando otra vez, si por lo menos se ofreciera con cierta precaución, con paso lento y seguro pero tímidamente expuesto. Sí, una vez más intentaría una apertura, otra vez mas intentaría esquivar el enroque de una solitaria exposición. Soñaba con el momento en el que formar una nueva alianza en la que entraría poco a poco con la mejor de las actitudes para tejer una tela de engaño probablemente porque no sería la persona confiada que siempre había sido, como se podría esperar después de dos décadas deseando la entrega total y no ejerciéndola. Aunque quizás por amor terminaría doblegándose, quien sabe si al final la arañita podría quedar atrapada, porque el amor podría ser como una lenta transpiración en esa burbuja que había desplegado a sus alrededor. Sí quizás el amor pudiese aparecer con un envoltorio diferente a la conocida explosión de hormonas de la pasión o del cada vez menos acertado flechazo. Primero la seguridad después, la comprensión y la absoluta rendición a la buena fe del donante de corazón. Cuando tenía veintitantos solo pensaba en el enamoramiento como paso previo para formar una pareja pero todo ese cuento se malgastó en platonismos y por la mala puntería de cupido. Ya con una actitud más fría sabía que nada llegaría con tal intensidad pero a buen seguro se sentaría en un cómodo sofá cantando canciones y cepillándose el pelo a la espera de que un click despertara la sabiduría, la iluminación…

14/6/12

¿Voz personal o conciencia social?

No se que es más difícil, abrir el corazón o intentar hacer lirismo de una necesidad que no se cubre manteniendo la compostura, apurando el límite de lo confesable. Ni se qué es más fácil si seguir discrepando como un verso suelto, intentando arreglar el mundo en unas pocas palabras u obligarme a tener conciencia social colectiva. O me debato más por una tendencia individualista o me dejo llevar por la necesidad de una unión epidérmica. Y mientras tanto, como digo, me importa mucho que unos pocos nos empobrezcan. No faltan ejemplos cercanos para certificar que la selección se está produciendo, la ley del más fuerte que ya le importa un comino la solidaridad, el caos que produce los movimientos de capitales y atender a la cartera propia antes que la de los servicios comunitarios. Me importa y quiero protestar pero me quedo en blanco, chorrea la injusticia en el panorama y yo pelándome el coco por unos besos, por unas caricias que no llegan porque me siento impenetrable. Dónde deambula la conciencia social, dónde la salida a la satisfacción de tanto deseo. También acojona que no haya mayor declaración que confesar tan acuciante necesidad a todo un mundo desconocido pero es que sólo me salen palabras de aliento, de que la esperanza en el futuro pasa por una línea romántica de reconciliación con la humanidad. Y ahora que comprendo que no me sale periodismo de crítica social en mis textos es cuando entiendo que debo vaciarme en estas letras. Antes de que pase más tiempo debería contar todo lo que se de mi y para eso tengo que luchar contra el pudor, contra el bloqueo pertinente de la memoria. Son palabras demasiado personales para exponerlas pero quien puede encontrar una voz personal sin exponerse. No hay destino que no pase por esta convicción de que escribir es lo mejor que se hacer, pero muchas veces pienso que debería poner mis palabras al servicio de la comunidad antes que seguir desgranando mis inquietudes personales…

6/6/12

Crepúsculo en la playa

Besarnos el cuerpo, cada centímetro de piel, mientras las estructuras se derrumban. Jugar sin prisas porque estremece profundamente un examen detallado antes que el desahogo rápido. Dios que penuria alrededor y qué poco importa mientras que seas mi tabla de salvación. Bajo luces veladas o enérgicas de neón, bajo la plateada fulguración de un manto de estrellas o del haz de luna, limar cada filamento de las lenguas húmedas, recorrer cada centímetro de piel salada. Conjugar timidez con el más absoluto de los descaros porque no me juzgas con la mirada, tan sólo me dibujas con el tacto. Volver a mirar el crepúsculo, cuatro ojos valen más que dos para encontrar la inspiración. De este vacío crear con las púrpuras nubes un palacio, llenarlo de energía que haga renacer con fuerza la imaginación. Translúcidas se hacen las formas de ver la vida cuando hay comunicación, se colorean fiestas de cualquier hecho anodino, se fruncen las palabras en el tejido luminoso de tu piel…

29/5/12

Que suceda

Nunca la indignación ha sido tan amplia, cae el velo de un sueño y se nos presenta una crudísima realidad. Y a pesar de que entiendes que es el mejor momento para protestar no sabes qué hacer para caer en la ignorancia de nuevo. Y este embotamiento cuando sabes que el tiempo corre no es nada bueno pues solo te deja la esperanza de que alguna salvación surgirá. Siempre queda la utopía de la huída en la carretera, rescatar el lirismo que sobrevive por cabezonería, la iniciativa de seguir elaborando un discurso escrito que germine en esta tierra baldía. Con preocupación por ser egoísta te debates en tus discursos internos. Sólo piensas en que suceda una historia, que suceda esa apertura deseada y que importe el corazón que se le ponga, porque fragmentos ambiciosos de espíritu no faltan, porque te parieron forjador de sueños y orientador teórico de emociones, porque tu debilidad es tu predisposición a amar. Y aunque te preocupa esta injusticia, esta falta de solidaridad, la muerte de la protección universal, todo el dinero para enjugar los vicios de los ricos, lo que más te desvela sobre todas las cosas es que el mundo se agote sin que te hayas enamorado sin remedio. Porque el amor es la única forma de que seas alguien, la mejor manera de vivir tus sueños, una reivindicación muy particular. Y digo que el amor es mi debilidad porque se que podría perder la medida, podría convertirse en una esclavitud cuando la cabeza pide libertad. Y es que estoy afanado en soportar las tentaciones de entregarme. Se que me contradigo, se que no puedo desear, enseñar la patita y después esconderme. En la válvula de seguridad quizás resida el castigo de la soledad. Y si la sospecha casi se vuelve certidumbre por qué no cambiar el plan, por qué no confiar en las bondades del enamoramiento, por qué temer siempre al sufrimiento y la manipulación. Si realmente deseas hacerme daño mejor que no entres en mi vida, pero claro quién lo puede asegurar, el amor no es seguridad, el amor es fe, lucha y adaptación permanente. Terminar con ese mar de dudas, digo yo, para ver con claridad cómo arrojarse, desprenderse de esta incertidumbre, para meter los pies en fango sin saber la profundidad…

21/5/12

¿Me ven o no me ven?

¿Me ven o no me ven? Es lo que a veces me pregunto, porque me siento intensamente y me gustaría ir más allá ya que me tengo muy visto, suficientemente meditado, llevo lo mío encima como para no apoyarme. Le toca a lo de fuera porque veo bastantes cosas que no me gustan como para seguir insistiendo en mis carencias. La verdad es que todo lo que veo en mi entorno deja mucho que desear, soy más intenso que todo lo grisáceo, que todos los asfaltos quemados por el sol, repletos de colillas, que todos los jardines arrasados por escombros y malas hierbas. Soy más intenso pero no importa pues parece que uno desaparece de la faz de la tierra si no tienes prestigio social, si no pasas de cien amigos en Facebook, si no muestras un rosario de fotografías sonrientes. Cuántos egos fotografiando su vanidad hasta en la parada del autobús y me pregunto qué interés tendrá que te vean el careto durante una mediocre rutina posando como una rutilante estrella. No me verás poniéndole caras al iPhone. No me verás si te interesa mi imagen, si te interesa saber qué hago mas que quién soy. Me verás si compartes un rato de charla, si te interesa una relación de largo recorrido aunque sea como el Guadiana, pero no me presiones porque adoro la libertad tanto como la compañía. Por eso quizás todos actuamos con disimulo pero si miran con el rabillo del ojo por qué no arriesgan. Quizás son tiempos difíciles como para abrir la puerta a desconocidos, a ras de piel. Y eso que la apuesta son sólo cinco minutos y qué cuesta cuando el mismo nerviosismo ya es un placer en sí mismo por las asombrosas explosiones químicas que se generan. No hay que tenerle miedo al miedo dicen, no hay que potenciar muletas, afrodisíacos o desinhibidores artificiales, solo mirar, plantarse y exigirle al mundo lo que es tuyo…

7/5/12

Tomaremos el desvío...

¿Cuál es el punto? De todo lo que está sucediendo, qué sentido tiene, qué significa todo esto. La pregunta es propia de la humanidad, nuestra identidad del gran poder que recibimos al tener conciencia. Huímos de la alienación con una chispa de curiosidad, algo a lo que agarrarse frente al tenebrismo de las cosas, frente a la tiranía del dinero. Quién no teme malograrse por esas inercias que nos arrastran por cañerías inmundas que sustituyen a cualquier transferencia de solidaridad, comunicación o afecto. La gloria es que la línea de la vida obliga a mantener la percepción de aquello que llamamos en su momento CORAZÓN, quién no siente ese impulso por muy embrutecidos que estemos aunque ya sepamos que los sentimientos también se acogen en el cerebro. La misma razón que quiere y que piensa nos ha llevado al aislamiento, pero tanta cordura no puede con esa energía reunificadora y por si acaso hacemos lo posible para recordárnoslo mediante una fantasía iluminadora que recarga ilusiones. Edificamos construcciones subjetivas a veces tan desmedidas que queremos cuentos, hacer malabares con dos dedos porque la necesidad tiene tentáculos muy largos. Pero si no deseáramos qué sería de nosotros. Así mantenemos una ambición tan vital ya que “muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, aquellas que rescatan el brillo de los ojos y los corazones decaídos..." como decía Neruda. De corazones apagados sabemos mucho, por eso buscamos a personas que iluminen con su energía, que desprendan bondad, que nos hagan abrazar la locura sin remordimientos. Todos sabemos dónde nos ha llevado tanta prudencia, sabemos las consecuencias de haber asumido ciertos riesgos, pero ya nada importa pues haremos cualquier cosa por salir de esta carretera gris sin desvío. Nos desviaremos si surge para acercarnos al precipicio que nos haga despertar. Así volveremos a contemplar las estrellas fugaces desde un acantilado, tomaremos otras manos con cierto temblor de inseguridad y balbucearemos como un tonto adolescente aunque el tiempo haya sido implacable…

14/4/12

Arde Roma

Aprendizaje, sí, qué poca gente lleva esta norma como motivación para atravesar el transcurso de los días. Pero digo aprendizaje como asunción de lo que uno es, de lo que significa para el mundo y viceversa, como función clarificadora de hacia donde vamos pero hacia donde desearíamos dirigirnos. Queremos recibir y que poco damos. Cuánto orgullo egocéntrico cuando uno se encierra en sí mismo convenciéndonos de que no necesitamos a nadie. Nos tumbamos en un triclinio y con mirada desconfiada observamos cómo arde Roma mientras hay quien lucha por dejar huella o por ser marcado. Con esta costumbre lo más fácil es quedarse en la observación de la superficie externa, la adoración de la piel y las formas como pasatiempo artístico, como desarrollo del placer individual. Mientras disfrutamos desgranando un racimo de uvas para sentir como explotan en el paladar acariciamos un conformismo con un sabor de dulzura amarga. Arde Roma pero con una palmadita en la espalda trasciende cualquier inquietud. La hipocresía institucionalizada en las relaciones sociales nos ha llevado a una posición de mero espectador porque hay tanto juego sin sentido que para qué vamos a perder el tiempo. Que se esfuercen ellos en mantener una sonrisa hasta que se les desencaje la mandíbula. Porque este vacío que llevamos a dentro probablemente no se desvanecerá. Si se quiere entrar dos centímetros más adentro porqué respetamos con tanta veneración el derecho inalienable a la privacidad, el enroque de los círculos cerrados. Así es fácil conformarse con querer saborear sólo la carne. Esquivando que te usen como se usan calcetines, evitando que te humillen tus aspiraciones de comunión o de amor aplastándolas con cadenas de favores o con intereses espúreos. Pero sabes que afuera se está decidiendo algo importante y no se puede seguir de este tenor, todo parece derrumbarse pasto de las llamas y como parace decisivo aflora tu vulnerabilidad y hay que alzar las reservas para que te toquen dentro, porque este es un mundo gélido a pesar de que lo corroe el fuego y hay que desprenderse del escalofrío que nos entra cuando nos sentimos solos. Antes de que sea tarde…

16/3/12

El capricho loco de adorar en secreto

Especialista en fijarse en quien está fuera de alcance, así no hay riesgo de quedar atrapado en la tela de araña ¿verdad cabrón? Y luego no paras de regodearte en el desconsuelo de que no encuentras amor porque la cruda realidad no te da más que la respuesta de lo que es viable y tus deseos van por otros vericuetos. Pero es que hay formas, gestos, rasgos que encienden la mecha sensible, que alimentan el capricho loco de adorar en secreto. Una debilidad que hay que ocultar a favor de la sostenibilidad del entorno pues a nadie le gusta quedar en ridículo. Puede que no se quiera alimentar egos pero también hay quien le sorprendería que pudiera despertar deseos tan intensos, tan irresistibles, que se sueña con la ejecución, pero en verdad seríamos dioses si se pudiera conseguir probar todo lo que se antoja, seríamos héroes si pudiéramos convertir cada capricho en sentimiento perdurable. No todo el mundo puede resolver el balanceo de la duda apostando por jugar aun sabiendas de que hay un millón de posibilidades de perder, aun sabiendo que se pueda caer en una inútil ilusión que te arrastrará gracias a unas pocas atenciones. Hay quien se ilusiona por lo poco que te ofrezcan en ese camino de la ensoñación, quien sabe si dicha atención se despliega solo por educación. Los que nos prosperan mientras que la verdad sale a la luz consumen lentamente en privado esas intenciones oscuras mostrando cordialidad hasta que el brillo en los ojos les traiciona, y antes que descubrir la vibración por la que se mueven prefieren batirse en retirada. Pero claro ¿es mejor vivir en secreto el proceso de capricho hasta la desilusión o es una pérdida de tiempo?¿Se asienta sobre bases sólidas los descartes proporcionados por gestos triviales de distanciamiento? Cualquier confidente sincero diría que es gozo frustrante disfrutar sin saber que posibilidades son reales o construcciones artificiales pero qué alma soñadora no cae en tales embrujos, cuánto corazones solitarios pueden privarse de esas inercias…

3/3/12

Esta contagiosa alarma...

Todo los descubrimientos interesantes se hayan dentro de uno mismo, las reparaciones gratificantes, casi estoy convencido que las únicas posibles, en nuestro ático profundo porque del mundo poco se puede sacar, quizás mucha desesperanza. Sumergirse en la contagiosa alarma imperante es inevitable, nada más hay que leer el periódico o sondear la opinión. Parece que no hay peor esclavitud que ser ciudadano hoy en día, nada más hay que echar un vistazo para ver lo horrible que puede llegar a ser la sociedad. El poco espacio que queda para la liberación, para encontrar breves suspiros de felicidad, parece que cada vez es más cuestión de intimidad. En la cosa pública nos han conducido a un estado de shock para vaciarnos de contenido porque no convienen las hordas de ideas sino el control y la represión. Crece el tufillo de una esclavitud renovada. Mucho tenemos que decir de lo que aporta cada uno pero esta manta de escepticismo que ha caído sobre nosotros, este velo sobre los ojos, es resultado de mucho esfuerzo de las esferas dominantes por su miedo a la libre expresión, como freno a la revolución de la mayoría, al sobreseimiento de los prejuicios. Es la compensación al trabajo personal de cada uno, de cada conciencia, en la búsqueda de la liberación y del bienestar. Ha sido un largo viaje desde la conciencia colectiva y la lucha de los derechos civiles y de igualdad hasta el neoliberalismo y el capitalismo salvaje como única opción. En cualquier caso, mientras este tsunami siga dirimiendo que dejará en pie, la lucha individual continuará, aunque sólo sea para que nos dejen disfrutar del encuentro con nuestro propio placer y de los pocos sorbos de bienestar que podamos conseguir. Y que nos acusen de hedonismo…

23/1/12

Comparto sueño de extraña ambigüedad

Sueño mañanero en los que me veo retozando con una mujer madura, es extraño a estas alturas. Sobre un colchón en el suelo, con una copa de vino blanco, roces, magreos, besos, lamidas de pezones, masajes en los labios. Una especie de demostración de cariño derivada hacia el juego sexual en una fiesta de esas que se prolongan en una casa extraña tras la movida nocturna. Nada parecido al sexo duro y rápido que resuelvo con otras personas. Algunas veces pienso que algo así, más taimado, relajado y gradual me excitaría mejor que los arrojos en los que desemboca la pasión desmedida de las explosiones químicas, que son más mentales que epidérmicas. Lo más raro es que todo se desarrolla en presencia de amigos, mientras que otros departen yo profundizo reliado entre abrazos y sábanas escenificando un cariño sexual en público que es más femenino que la arrobada camaradería que practico a trompicones, más privada, más secreta, que desahoga pero que no calienta con una llama tenue porque son explosiones calmantes que relajan los nervios. Pero, sin embargo, estas otras están rellenas de ternura porque se sirven los sueños de los recuerdos y éstos fueron marcados por una mujer que compartió muchas risas, abrazos y arrumacos de sofá en reuniones en que las que de la multitud me aislaba…

16/1/12

El tesoro de la profundidad

Estando fuera de cualquier círculo hay veces que se quiere llegar al centro del universo, siendo éste una estrecha intimidad, aunque fuese simplemente una hora de conexión con otro cuerpo, otro sentir que converge en dos latidos cercanos. Nada parecido a las dimensiones extraordinarias de un cosmos sino a un universo particular paralelo, aunque es como descubrir si hay vida en una galaxia muy lejana, un encuentro en la tercera fase. Y descubre uno que no hay soledad diferente a la tuya por mucho que te hayas creído especial y único. Tocar tierra en otro continente y descubrir otros pobladores, otros buscadores del cáliz del encuentro, es toda una aventura y más allá de la sorpresa del contacto superficial puede provocar una chispa en el conocimiento, una expansión del núcleo de la curiosidad. No obstante, pese a la novedad, se reafirma el convencimiento de que no hay mayor oportunidad de ampliar el universo personal que con alguien que te acompañe en el camino. Por eso, por las historias vividas en el pasado y por los recuerdos que quedan enganchados a la memoria, lo que no se deja de buscar en la isla es el tesoro del compromiso, por mucho que uno quiera confirmarse como independiente en tu república bananera…

9/1/12

De cómo me crujía el cuello y empecé a sospechar

Hay un punto en que llega la lucidez, generalmente puede ser duro pero revelador. Sí, pues durante mucho tiempo el mecanismo de control parecía garantizado y de pronto se descubre que hay algunas cosas en las que uno se deja arrastrar. Por hacer un juego de palabras se podría decir que uno se deja arrostrar, qué bonita palabra que ha caído de la memoria, en algún sitio le he leído pero no recuerdo qué significa. Lo he de buscar pero lo que sí significa es que sirve de algo leer. Se había llegado a pensar si servía leer como catalizador del conocimiento, para ampliar la cultura no todo es estudiar y retener. En el caldo de cultivo algo queda y la esperanza dicta que en el futuro servirá haber leído tantos libros. No se partirá de cero a la hora de enfrentarse en la vida, en la duda de que si faltan habilidades pueda el espanto de la ruina dejarnos desolados, como cualquier mendigo, certificando los peores temores de que durante mucho tiempo no se haya sido un incansable trabajador, de cualquier cosa, por el sudor de la frente en sí mismo. Decía, por retomar las riendas, que gracias a un toque externo de pronto uno se da cuenta de que se ha dejado arrastrar en una rutina y creyendo que se tenía todo controlado aparece la sospecha de que un vicio más nos atenaza, y es cuando se sospecha que una energía consolidada no tiene salida y empieza a palpitarte el ojo por las vueltas sin sentido que conlleva la ignorancia. Cruje el cuello de estar absorto delante del ordenador y esto es un síntoma que acerca a la sospecha, la terrible sospecha de pensar que por mucho que no patee las calles, de pensar que había dejado de buscar, esa irresoluble incógnita de buscarse a uno mismo en la calle no nos ha abandonado. No hay descanso en la búsqueda a través del reflejo del prójimo. Con una cerveza y un cigarro en la mano o sentado frente al ordenador, da igual, persiste el impulso. No se puede poner coto a la curiosidad, de ahí los dolores de cuello. La tensión nerviosa contenida salía por los poros a pesar de la resistencia y aún así no me marchité, y entonces ¿Dónde estaban los puntos de descarga? Uno de ellos por lo que veo estaba en las letras y palabras escritas, en las frases y libros leídos. Aunque no parece suficiente es relevante que escriba y me desahogue, es relevante que lea y que me mueva a pesar de estar sentado. La cuerda está tensada quizás porque los propósitos han sido tan ambiciosos que a veces no se ve la delgada línea roja que separa una relativa normalidad de la alarma del peligro. Hubo tanta calle sin respuesta que me senté a leer y a buscar en el ciberespacio y quizás no pude tampoco despejar ciertas dudas. Pero lo cierto es que la esperanza no menguó, la sigo atesorando. Por eso la duda no vence, sigue sin derrotarme porque sigo pensando que hay que relativizarlo todo y que vendrán tiempos mejores seguro. Habrá que reciclarse pero cómo, esa es la cuestión. Tiempo hay para averiguarlo aunque exista la amenaza en el horizonte de perderse de nuevo…