14/6/12

¿Voz personal o conciencia social?

No se que es más difícil, abrir el corazón o intentar hacer lirismo de una necesidad que no se cubre manteniendo la compostura, apurando el límite de lo confesable. Ni se qué es más fácil si seguir discrepando como un verso suelto, intentando arreglar el mundo en unas pocas palabras u obligarme a tener conciencia social colectiva. O me debato más por una tendencia individualista o me dejo llevar por la necesidad de una unión epidérmica. Y mientras tanto, como digo, me importa mucho que unos pocos nos empobrezcan. No faltan ejemplos cercanos para certificar que la selección se está produciendo, la ley del más fuerte que ya le importa un comino la solidaridad, el caos que produce los movimientos de capitales y atender a la cartera propia antes que la de los servicios comunitarios. Me importa y quiero protestar pero me quedo en blanco, chorrea la injusticia en el panorama y yo pelándome el coco por unos besos, por unas caricias que no llegan porque me siento impenetrable. Dónde deambula la conciencia social, dónde la salida a la satisfacción de tanto deseo. También acojona que no haya mayor declaración que confesar tan acuciante necesidad a todo un mundo desconocido pero es que sólo me salen palabras de aliento, de que la esperanza en el futuro pasa por una línea romántica de reconciliación con la humanidad. Y ahora que comprendo que no me sale periodismo de crítica social en mis textos es cuando entiendo que debo vaciarme en estas letras. Antes de que pase más tiempo debería contar todo lo que se de mi y para eso tengo que luchar contra el pudor, contra el bloqueo pertinente de la memoria. Son palabras demasiado personales para exponerlas pero quien puede encontrar una voz personal sin exponerse. No hay destino que no pase por esta convicción de que escribir es lo mejor que se hacer, pero muchas veces pienso que debería poner mis palabras al servicio de la comunidad antes que seguir desgranando mis inquietudes personales…

4 comentarios:

Argax dijo...

Esa dualidad va a estar siempre presente. Sucede para los que nos movemos por esta época incierta que debemos luchar contra la anómia, contra la inacción de la creencia de que da igual lo que hagamos porque la realidad no depende de nuestros actos. Se nos escapan las grandes decisiones pero podemos poner todo nuestro potencial al servicio de nuestro día a día y al mismo tiempo permanecer atento a todo lo que sucede a nuestro alrededor, porque llegará el momento en que tengamos que tomar partido y nos dividiremos en cobardes y complacientes y arrojados, temerarios y valientes.
Por lo demás, tú parece que te encaminas hacia la apertura total del pecho, con eso que cuentas de la voz y de la exposición personal. Si escribir es lo que mejor sabes hacer, escribe, a pesar de que a veces creas de que para nada sirve. Yo estoy por esos andurriales también y cada vez me suena mejor mi voz.

Un abrazo

manumara dijo...

En eso de encontrar mi voz personal ando pero hay veces que no me aclaro si puede interesarle a alguien, si me estoy separando precisamente de lo que ocurre en el entorno y de las inquietudes colectivas. Aunque creo que algo se está filtrando por la tremenda preocupación y alarma que se respira sigo en mis trece en profundizar el lo que tengo dentro. Quizás me equivoque, ahí está la duda. Un abrazo Argax

Vania dijo...

hola, soy webmaster de algunos blogs, Me gustaría enlazar el tuyo en mis blogs y por mi parte te pediría un enlace hacia el mío tambien y de esta forma ambos nos ayudamos a difundir nuestras páginas.

Si estás interesado, escríbeme a ariadna143@gmail.com

saludos

Argax dijo...

Lo de la voz personal y el interés que por ella puedan tener lo demás son dos cosas distintas. La voz tiene que ver con ser uno mismo, con separar toda esa mierda de educación alienante que hemos acumulado durante nuestra vida y aprender de una vez a ver y hablar de las cosas por nuestros ojos y nuestra boca. Lo de que interese o no a alguien lo que contamos pues eso depende de otros factores, como el tema sobre el que se habla o la verdad en lo que se cuenta.
Un beso