29/5/12

Que suceda

Nunca la indignación ha sido tan amplia, cae el velo de un sueño y se nos presenta una crudísima realidad. Y a pesar de que entiendes que es el mejor momento para protestar no sabes qué hacer para caer en la ignorancia de nuevo. Y este embotamiento cuando sabes que el tiempo corre no es nada bueno pues solo te deja la esperanza de que alguna salvación surgirá. Siempre queda la utopía de la huída en la carretera, rescatar el lirismo que sobrevive por cabezonería, la iniciativa de seguir elaborando un discurso escrito que germine en esta tierra baldía. Con preocupación por ser egoísta te debates en tus discursos internos. Sólo piensas en que suceda una historia, que suceda esa apertura deseada y que importe el corazón que se le ponga, porque fragmentos ambiciosos de espíritu no faltan, porque te parieron forjador de sueños y orientador teórico de emociones, porque tu debilidad es tu predisposición a amar. Y aunque te preocupa esta injusticia, esta falta de solidaridad, la muerte de la protección universal, todo el dinero para enjugar los vicios de los ricos, lo que más te desvela sobre todas las cosas es que el mundo se agote sin que te hayas enamorado sin remedio. Porque el amor es la única forma de que seas alguien, la mejor manera de vivir tus sueños, una reivindicación muy particular. Y digo que el amor es mi debilidad porque se que podría perder la medida, podría convertirse en una esclavitud cuando la cabeza pide libertad. Y es que estoy afanado en soportar las tentaciones de entregarme. Se que me contradigo, se que no puedo desear, enseñar la patita y después esconderme. En la válvula de seguridad quizás resida el castigo de la soledad. Y si la sospecha casi se vuelve certidumbre por qué no cambiar el plan, por qué no confiar en las bondades del enamoramiento, por qué temer siempre al sufrimiento y la manipulación. Si realmente deseas hacerme daño mejor que no entres en mi vida, pero claro quién lo puede asegurar, el amor no es seguridad, el amor es fe, lucha y adaptación permanente. Terminar con ese mar de dudas, digo yo, para ver con claridad cómo arrojarse, desprenderse de esta incertidumbre, para meter los pies en fango sin saber la profundidad…

21/5/12

¿Me ven o no me ven?

¿Me ven o no me ven? Es lo que a veces me pregunto, porque me siento intensamente y me gustaría ir más allá ya que me tengo muy visto, suficientemente meditado, llevo lo mío encima como para no apoyarme. Le toca a lo de fuera porque veo bastantes cosas que no me gustan como para seguir insistiendo en mis carencias. La verdad es que todo lo que veo en mi entorno deja mucho que desear, soy más intenso que todo lo grisáceo, que todos los asfaltos quemados por el sol, repletos de colillas, que todos los jardines arrasados por escombros y malas hierbas. Soy más intenso pero no importa pues parece que uno desaparece de la faz de la tierra si no tienes prestigio social, si no pasas de cien amigos en Facebook, si no muestras un rosario de fotografías sonrientes. Cuántos egos fotografiando su vanidad hasta en la parada del autobús y me pregunto qué interés tendrá que te vean el careto durante una mediocre rutina posando como una rutilante estrella. No me verás poniéndole caras al iPhone. No me verás si te interesa mi imagen, si te interesa saber qué hago mas que quién soy. Me verás si compartes un rato de charla, si te interesa una relación de largo recorrido aunque sea como el Guadiana, pero no me presiones porque adoro la libertad tanto como la compañía. Por eso quizás todos actuamos con disimulo pero si miran con el rabillo del ojo por qué no arriesgan. Quizás son tiempos difíciles como para abrir la puerta a desconocidos, a ras de piel. Y eso que la apuesta son sólo cinco minutos y qué cuesta cuando el mismo nerviosismo ya es un placer en sí mismo por las asombrosas explosiones químicas que se generan. No hay que tenerle miedo al miedo dicen, no hay que potenciar muletas, afrodisíacos o desinhibidores artificiales, solo mirar, plantarse y exigirle al mundo lo que es tuyo…

7/5/12

Tomaremos el desvío...

¿Cuál es el punto? De todo lo que está sucediendo, qué sentido tiene, qué significa todo esto. La pregunta es propia de la humanidad, nuestra identidad del gran poder que recibimos al tener conciencia. Huímos de la alienación con una chispa de curiosidad, algo a lo que agarrarse frente al tenebrismo de las cosas, frente a la tiranía del dinero. Quién no teme malograrse por esas inercias que nos arrastran por cañerías inmundas que sustituyen a cualquier transferencia de solidaridad, comunicación o afecto. La gloria es que la línea de la vida obliga a mantener la percepción de aquello que llamamos en su momento CORAZÓN, quién no siente ese impulso por muy embrutecidos que estemos aunque ya sepamos que los sentimientos también se acogen en el cerebro. La misma razón que quiere y que piensa nos ha llevado al aislamiento, pero tanta cordura no puede con esa energía reunificadora y por si acaso hacemos lo posible para recordárnoslo mediante una fantasía iluminadora que recarga ilusiones. Edificamos construcciones subjetivas a veces tan desmedidas que queremos cuentos, hacer malabares con dos dedos porque la necesidad tiene tentáculos muy largos. Pero si no deseáramos qué sería de nosotros. Así mantenemos una ambición tan vital ya que “muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, aquellas que rescatan el brillo de los ojos y los corazones decaídos..." como decía Neruda. De corazones apagados sabemos mucho, por eso buscamos a personas que iluminen con su energía, que desprendan bondad, que nos hagan abrazar la locura sin remordimientos. Todos sabemos dónde nos ha llevado tanta prudencia, sabemos las consecuencias de haber asumido ciertos riesgos, pero ya nada importa pues haremos cualquier cosa por salir de esta carretera gris sin desvío. Nos desviaremos si surge para acercarnos al precipicio que nos haga despertar. Así volveremos a contemplar las estrellas fugaces desde un acantilado, tomaremos otras manos con cierto temblor de inseguridad y balbucearemos como un tonto adolescente aunque el tiempo haya sido implacable…