16/1/12

El tesoro de la profundidad

Estando fuera de cualquier círculo hay veces que se quiere llegar al centro del universo, siendo éste una estrecha intimidad, aunque fuese simplemente una hora de conexión con otro cuerpo, otro sentir que converge en dos latidos cercanos. Nada parecido a las dimensiones extraordinarias de un cosmos sino a un universo particular paralelo, aunque es como descubrir si hay vida en una galaxia muy lejana, un encuentro en la tercera fase. Y descubre uno que no hay soledad diferente a la tuya por mucho que te hayas creído especial y único. Tocar tierra en otro continente y descubrir otros pobladores, otros buscadores del cáliz del encuentro, es toda una aventura y más allá de la sorpresa del contacto superficial puede provocar una chispa en el conocimiento, una expansión del núcleo de la curiosidad. No obstante, pese a la novedad, se reafirma el convencimiento de que no hay mayor oportunidad de ampliar el universo personal que con alguien que te acompañe en el camino. Por eso, por las historias vividas en el pasado y por los recuerdos que quedan enganchados a la memoria, lo que no se deja de buscar en la isla es el tesoro del compromiso, por mucho que uno quiera confirmarse como independiente en tu república bananera…

2 comentarios:

Argax dijo...

Más sobre los otros y ser a través y gracias a ellos. El hombre no sabe hacer las cosas importantes solo. La soledad entendida como individualismo radical es un invento de la forma de vivir occidental, el mérito un veneno cuando se aplica a logros insustanciales.
Así que de lo que se trata es de tener buena tripulación, creo...

Canciones de Rollo Blues dijo...

¿Puede ser el individualismo radical un vicio generalmente extendido?¿Serán los contactos puntuales lo que nos recuerda los ascentrales vínculos con otros seres humanos? Quizá sentirse solo sea lógico en estos tiempos pues les alcanza hasta a los que no les falta compañía. Quien no la tiene puede que no se conforme tan fácilmente. Un abrazo Argax