-Puedes llamarme loco pero contigo, así mirándome con ojos
de deseo, ya no salgo a callejear.
-Yo tampoco, cielo, de calle pocas ganas pero la sigo
echando de menos. La sorpresa de descubrir personas y cosas cuando vas de un
lado para otro. Esa agilidad mental que da aprender de todo un mundo diverso
reunido en esta gran ciudad, por ejemplo. Apertura mental. Pero toda esta
filosofía palidece contigo, claro, tú que eres un tobogán de sensualidad. No me
da miedo centrarme en ti, pero aquel inmenso teatro… no cerraré las puertas a
todas esas personas que me he estado perdiendo…
-¿Ya te interesan?-preguntó con un mohín de extrañeza.
- Me interesan todos, cada cual con su brillo que lo hace único.
Me interesa la gente que se divierte en la calle. Eso sí, se está muy bien afuera, pero
no tanto como nosotros aquí hablando de sueños pecho contra pecho…
-Eres un romántico y yo puro morbo. Me acaricias y no puedo
pensar en nada más que en follar…- ronroneó haciéndose un hueco entre mis
brazos.
- Pues entrégame el morbo de tu cuerpo y yo te hago una poesía.-
Le susurro mientras acaricio sus endurecidos pezones que me llamaban…
No hay comentarios:
Publicar un comentario