23/12/17

ROMANCE DEL ABRIGO DE TU PIEL

Quería ser libre sin dolor y conocer todos los caminos de la conexión mágica transversal entre todos los individuos. Sin embargo el refugio de tu compañía estaba inclinando la balanza como un foco de atracción más potente que un agujero negro. Me agradaba rendirme por los ojos porque andaba nutriéndome de tus desnudos, de tus gestos, del chispeante erotismo que sentía al verte durmiendo sin nada encima. Se me despejaban las dudas cuando te acurrucabas junto a mí con una expresión en la cara de desconexión gozosa. Te encendías y, rozándome con el muslo, me prendías igualmente. Y eso que con frecuencia te quedabas zombie mirando placenteramente lo que había dentro de tus sesos, pero resucitabas dándote cuenta de que te espiaba y volvías a mí con ternura. -‘¿Y el romance?’ –preguntaba el poeta. -‘¿Qué romance quieres, el éxtasis del presente o una declaración jurada a plazo fijo? –preguntaba la voz de la cordura. Y entonces me abrigabas con tu cuerpo, y las dudas perdían tanto sentido en cada instante de piel, en cada beso de tus labios, que no había posible elección aunque la hubiera. 


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