‘El héroe de leyenda
también es el sueño de un destino’. Nada más empecé a releer mis escritos que
habían sobrevivido a la huida empecé a entenderlo. En mi aislamiento había
estado escribiendo como un loco sin saber que me estaba desahogando, y me quedé
con la boca abierta al comprobar que casi todo versaba sobre la falta de amor o
sobre el lamento de sentirme solo. ‘Aceptarme
y quererme es lo primero, si no lo hago ¿cómo puedo pretender que me quiera de
verdad alguien…?’, había escrito a mano con una letra firme en uno de
los papeles que llevaba en la carpeta. Suspiré al comprobar que, como todos,
tuve algún momento de lucidez en los que entendí que me había querido poco. Y
en mi sueño escribí: ‘Si llego a quererme como me merezco no habrá más noches
solitarias y dormiré sin miedo’.
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