Pero en el fondo extendida a lo largo de dos décadas la esperanza del amor, que se dice pronto. Con altibajos pero siempre presente como un río subterráneo, mediatizando todo y a todo el mundo ¿Qué podía ayudar a esa materialización de los brotes verdes? Podría relajarse de la manera adecuada, si no terminara agarrándose los bolsillos para no delatar sus manos en tensión. Quizás era necesaria una apuesta aun a sabiendas de que podía perder pero las probabilidades aumentarían jugando otra vez, si por lo menos se ofreciera con cierta precaución, con paso lento y seguro pero tímidamente expuesto. Sí, una vez más intentaría una apertura, otra vez mas intentaría esquivar el enroque de una solitaria exposición. Soñaba con el momento en el que formar una nueva alianza en la que entraría poco a poco con la mejor de las actitudes para tejer una tela de engaño probablemente porque no sería la persona confiada que siempre había sido, como se podría esperar después de dos décadas deseando la entrega total y no ejerciéndola. Aunque quizás por amor terminaría doblegándose, quien sabe si al final la arañita podría quedar atrapada, porque el amor podría ser como una lenta transpiración en esa burbuja que había desplegado a sus alrededor. Sí quizás el amor pudiese aparecer con un envoltorio diferente a la conocida explosión de hormonas de la pasión o del cada vez menos acertado flechazo. Primero la seguridad después, la comprensión y la absoluta rendición a la buena fe del donante de corazón. Cuando tenía veintitantos solo pensaba en el enamoramiento como paso previo para formar una pareja pero todo ese cuento se malgastó en platonismos y por la mala puntería de cupido. Ya con una actitud más fría sabía que nada llegaría con tal intensidad pero a buen seguro se sentaría en un cómodo sofá cantando canciones y cepillándose el pelo a la espera de que un click despertara la sabiduría, la iluminación…
25/6/12
14/6/12
¿Voz personal o conciencia social?
No se que es más difícil, abrir el corazón o intentar hacer
lirismo de una necesidad que no se cubre manteniendo la compostura, apurando el
límite de lo confesable. Ni se qué es más fácil si seguir discrepando como un
verso suelto, intentando arreglar el mundo en unas pocas palabras u obligarme a
tener conciencia social colectiva. O me debato más por una tendencia
individualista o me dejo llevar por la necesidad de una unión epidérmica. Y
mientras tanto, como digo, me importa mucho que unos pocos nos empobrezcan. No
faltan ejemplos cercanos para certificar que la selección se está produciendo,
la ley del más fuerte que ya le importa un comino la solidaridad, el caos que
produce los movimientos de capitales y atender a la cartera propia antes que la
de los servicios comunitarios. Me importa y quiero protestar pero me quedo en
blanco, chorrea la injusticia en el panorama y yo pelándome el coco por unos
besos, por unas caricias que no llegan porque me siento impenetrable. Dónde
deambula la conciencia social, dónde la salida a la satisfacción de tanto
deseo. También acojona que no haya mayor declaración que confesar tan acuciante
necesidad a todo un mundo desconocido pero es que sólo me salen palabras de
aliento, de que la esperanza en el futuro pasa por una línea romántica de
reconciliación con la humanidad. Y ahora que comprendo que no me sale periodismo
de crítica social en mis textos es cuando entiendo que debo vaciarme en estas
letras. Antes de que pase más tiempo debería contar todo lo que se de mi y para
eso tengo que luchar contra el pudor, contra el bloqueo pertinente de la
memoria. Son palabras demasiado personales para exponerlas pero quien puede
encontrar una voz personal sin exponerse. No hay destino que no pase por esta
convicción de que escribir es lo mejor que se hacer, pero muchas veces pienso que debería poner mis palabras al servicio de la comunidad antes que seguir desgranando mis inquietudes personales…
6/6/12
Crepúsculo en la playa
Besarnos el cuerpo, cada centímetro de piel, mientras las
estructuras se derrumban. Jugar sin prisas porque estremece profundamente un examen detallado antes
que el desahogo rápido. Dios que penuria alrededor y qué poco importa mientras
que seas mi tabla de salvación. Bajo luces veladas o enérgicas de neón, bajo la
plateada fulguración de un manto de estrellas o del haz de luna, limar cada
filamento de las lenguas húmedas, recorrer cada centímetro de piel salada. Conjugar timidez con el más absoluto de los
descaros porque no me juzgas con la mirada, tan sólo me dibujas con el tacto.
Volver a mirar el crepúsculo, cuatro ojos valen más que dos para encontrar la
inspiración. De este vacío crear con las púrpuras nubes un palacio, llenarlo de
energía que haga renacer con fuerza la imaginación. Translúcidas se hacen las
formas de ver la vida cuando hay comunicación, se colorean fiestas de cualquier
hecho anodino, se fruncen las palabras en el tejido luminoso de tu piel…
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