Sé que hay un camino que estábamos marcando desde que nos
cogimos de la mano en un acto reflejo. Cortado miré al suelo y me concentré en
el roce de tu mano, y eso que tengo la lección bien aprendida de que hay que
mirar a los ojos para ganar confianza. Nuestros dedos no acertaron a
entrelazarse a la primera y tocamos notas de intensa vibración interior rozando
nuestras yemas, hasta que la energía de la atracción colocó las líneas de mi
mano sobre las tuyas con una leve presión. Línea del corazón sobre línea de
corazón cruzando la línea de la vida; tu monte de Venus orbitando mi monte de Saturno.
Dos mundos unidos por la influencia gravitatoria de tu belleza que me llevó a
invadir tu espacio vital, qué osadía. Pero no nos miramos firmemente, nos
acercamos simultáneamente atrapados por la inercia y nuestras miradas querían
coincidir pero era juguetona la vergüenza y emocionante el desafío. Los ojos
hablan y dicen ‘tú, sí tú, qué quieres’ pero ‘nos rendimos’. Veo que brilla la
luna en el agua de tus pupilas y no lo puedo resistir. No sé que ves tú pero me
arrastras y nos damos un abrazo con unas alas imaginarias que se cierran uniéndonos,
aislándonos del grupo. Nos abrazamos sin manos, rozándonos el cuello y aspirando
la mezcla de nuestros olores. Y un loco deseo de fusión que nuestros pensamientos
no pueden controlar pega nuestros cuerpos para respirarnos agitadamente y
acelerar nuestros latidos. Una ola de calor nos recorrió la piel ascendiendo y filtrándose
entre suspiros y tímidas sonrisas. Alcé mi mano agarrada a tu mano y la pasé
alrededor de mis espalda y entonces nos miramos intensamente por primera vez. Todo
lo que estaba alrededor dejó de existir, nuestra electricidad se fundió en una chispa
que hizo rozarnos los labios. Y nuestros labios decían ‘tú, sí tú, qué
quieres’. Nos retamos pero los besos que formaron nuestras lenguas jugando en
una deliciosa humedad tibia ganaron, besos que despertaron un perfecto baile de
sensaciones y vimos formarse colores dentro de nuestros ojos cerrados. Las
manos ya libres para conocernos con caricias, caricias emocionadas sin límites,
caricias en la cara, en las espaldas, dibujando guitarras con cinturas y nalgas.
Las manos atrayéndonos en una leve presión sin retorno. Profundamente
concentrados en la maravilla de lío que estábamos formando nos pegamos a una
columna, despeinándonos, compartiendo sabores, mordiéndonos los labios, devorando
dudas y disolviendo pensamientos. Lo mismo los dos estábamos formando un
espectáculo público pero la pasión era tan deliciosa como emocionante la desvergüenza
de amarnos sin más.
28/1/16
18/1/16
INFINITA CURIOSIDAD
A veces me gustaría escribir
un cuento que alivie de peso a quien lo lea. Somos humanos que estamos cansados
de pelearnos por un sistema que nos etiqueta, cuando sabemos que hay una
corriente de armonía colectiva, que es ancestral, que nos conduce a amar sin
prejuicios. Lo mismo que la disputa nos ha acompañado desde que formamos tribus
siempre se ha hecho la paz con el poder de la imaginación y la ilusión. Se
necesitan más cuentos porque nos alimentan con información para atemorizarnos
por el rumbo que nos lleva a lo desconocido, pero se olvidan que a lo largo de
nuestra historia hemos formado alianzas en busca del amor con la pasión de la
fantasía, con la fuerza de la esperanza. Siempre hemos buscado renovar energías
ilusionándonos con las personas que nos tienden una mano. Y siempre hemos
querido imaginar romances para superar la pequeña pero gran distancia que hay de
la mano al abrazo y del abrazo al sentimiento. Bueno, abrazar simplemente para
sentir respirar y suspirar a otra persona, para sentir otros latidos. La mayoría
de las veces hemos dejado escapar la oportunidad de fluir, de celebrar el
placer de estar vivos y nos hemos conformado con el licor de olvidarnos por un
momento de tantas estrategias y presiones.
Así que, en fin, érase un
hombre estresado que cuando se dio cuenta de que le cambiaban piel y músculos
por acero y circuitos huyó antes de que le convirtieran en un autómata.
Quisieron reprogramarle el cerebro pero se olvidaron de la infinita curiosidad
existencial de los humanos. Y cuando huyó empezó a cuestionarse porqué le dolía
ahora todo el cuerpo, porqué no le habían dado tiempo para sentir. Pensó: ¿Quién
nos enseñó que no podíamos aspirar más que a breves ratos de felicidad entre
tantos sudores? ¿Quién nos puso límites a nuestro poder de procurarnos la
satisfacción hoy y no mañana? Y en ese momento una densa niebla morada rodeó al
muchacho y de la nada apareció un hombre tocando un solo de guitarra que le
atravesó el cuerpo con vibraciones agudas de emoción. Cantaba algo así como ‘Baby,
cruza tu infierno que te traigo cielo’, y encadenando arpegios con arpegios le
liberó el alma de su trascendencia. Y el muchacho comenzó a saltar disfrutando
del ritmo que invadió su cuerpo. Luego, como guitarras acopladas, rasgaron todo
los controles y recuperaron el tiempo para soñar y saltar como cohetes
impulsados por la locura. Y el hombre le dijo: ‘Baby, se olvidaron de nuestra
infinita vibración, se olvidaron de que sabemos que nos conviene bailar al
ritmo de nuestro corazón’.4/1/16
¿DÓNDE?
Dónde está la medida, dónde la salida, cuando quieres conocer
gente pero en el fondo quieres conocer a alguien especial, dónde la mesura. Si
se haya nuevos caminos cómo no desorientarse y buscar tanto que no encuentres
nada. Quizás ande por un camino paralelo al que escogió esa persona especial
que me busca, quizás estemos dando vueltas en un laberinto irresoluble. Como
una incógnita dando vueltas y cruzando caminos que ambos hemos pisado sin
coincidir. Esa ilusión de encontrarnos puede ser también la sensación de
sentirse incompleto. Nos separaron los dioses en otra vida y por eso andamos
vagabundeando, yo con tu parte y tu con la mía que siento que me falta ¿De ahí
viene el mito de Adán y Eva o el de los adanes gemelos? ¿Cuándo la tranquilidad
de la satisfacción de la plenitud? ¿Cuándo un ratito largo como para crecer y
evolucionar modificado por la compañía deseada? Compañía con todo lo que venga.
Nadie quiere momentos difíciles sólo los divertidos pero de todo está hecho el
crecimiento, todo es conocimiento, lo acepto ¿Quién no lo acepta? A todo se
arriesga uno por coincidir con quien busco y me busca. Alguien que me haga
sentir también maravillas y que me reviva cuando me canse, como yo lo haría,
con apoyo sentimental, escuchando, con una caricia. Si me andas buscando ¿Dónde
andas?
Y estoy pensando demasiado, ése es el problema, cuando busco
la píldora de la ensoñación para qué tanta realidad, cuando busco perderme en
los brazos y el corazón de una persona desconocida pero tan fundamental. Esta
búsqueda loca, esta aceleración, es por el balance del tiempo. Cuando cambiamos
de año ocurre, que ejercicio mental tan inútil cuando todo son convenciones y
el tiempo verdadero transcurre de otra forma desconocida pero muy íntima. Nada
cambia a las doce como no cambia las ganas de encuentro, de coincidencia, las
ansias de que todo sea más brillante y más solidario. Por fortuna con el paso
de los años se van identificando errores pero necesitar a alguien es un error y
ese error no encuentro la manera de enmendarlo. ¿Serían más sosegados mis
pensamientos con la rectificación de la compañía, con la distracción de alguien?
Imaginándola me siento más intenso, más vital. Y si es así y si a solas puedo
sentirme porqué no me doy cuenta de que la esencia de lo que creo que me falta
la llevo dentro. Quizás las ganas de compartir sean más poderosas, unas ganas
locas de cruzarnos donde sea.
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