Me suena bien cuando me pides profundidad y yo lo deseo. Un
tesoro por el que merece la pena sudar. Mira si lo deseo que me pienso dentro
de ti, calentito, recogido entre unas piernas que me abrazan fuerte. Pero te
siento temblar cuando me propongo ¿Te doy miedo? Si te asusta guardo mi
impaciencia, bajo la candela, desinflo expectativas por un acuerdo de unión
intensa cuando nuestros cuerpos necesiten estremecerse. Mejor acariciarnos y buscar el reflejo del morbo a
través de unas manos curiosas antes que comerse la cabeza. Si me temes salta al vacío
porque juega en nuestra contra la falta de tiempo entre tanta cordura y
obligación. Yo también dudo pero creo que estaré llamando a tu puerta cuando la
pasión te venza y suba por tu piel iluminando en tu cabeza mi nombre. Si el
ansia de salir de nosotros y respirar fuego de dragones nos precipita, buscaremos
el éxtasis en un territorio que nos alivie de presión. Evadiéndonos quizá
resucitemos como cohetes disparados cuando gire la luz roja. Y si de verdad me
deseas estaré sobre ti, descargando todo el plomo en una explosión nuclear que nos
revolucione desnudos, que reinicie nuestro sistema cuando el amanecer se
deslice entre nubes de radiación. De latidos y gemidos se nos irá la cabeza al
cielo y caerán de nuestra piel todos los escombros. Expulsaremos sudando todas
las toxinas a caballo del orgasmo, destruiremos en esa hoguera las pelusas que
nos salen de aguantar tanta formalidad. Si fuera el final de los días los
pensamientos de un mañana sólo servirían para desplazarnos de la conmoción, de
las delicias del placer que no encuentra límites en el presente. Mientras
tanto, cuando caigas en esa melancolía tuya de aplazamientos conviértela en
blues pero no hagas canciones solitarias con mi deseo, no conviertas en melodía
los caprichos y las indecisiones… quizás sea mejor que sudemos cuando merezca
la pena el deseo.
2 comentarios:
Tienes razón, no es fácil alcanzar el deseo. Hay miedos como obstáculos en su camino, hay pereza, hay temor a no autor-reconocerse en él y para colmo son precisas dos personas que se encuentren en el mismo sitio, punto y momento. Una vez superado todo, el deseo llega, cae como fruta madura, como gota de sudor por la sien... feliz el que lo alcance.
Un abrazo.
Sí, el miedo es un gran obstáculo, la desconfianza y no reconocerse en los deseos da miedo también, tantas cosas, pero del otro lado el tiempo que vuela y la falta de la oportunidad mágica. Por eso me animo a saltar al vacío para alcanzar al deseo aunque me sorprenda.
Un abrazo.
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