27/4/19

CUENTOS FALSOS


Parece que ya no queramos sentir profundo. Recomiendan, ahora, que nos consumamos lentamente en nuestros delirios cotidianos, donde las sensaciones de malestar son fieles y nos mantienen cautivos de una seguridad precaria, ignorantes de la solidez de los barrotes que nos atrapan. Dicen que las aventuras son para la Literatura y el Cine, la libertad para los emprendedores y el amor para los románticos. Mientras tanto, olvidamos el valor de la solidaridad. Nos perdemos donde sólo se consumen ideas sin salida, ideas peregrinas que parecen que van más allá de nuestro cuerpo, que se expanden sin medida como ramas de fuegos artificiales, tentando el cielo,  mientras que el caminar es lento como en un terrario en el que topamos cien veces en la misma piedra.

Y mientras nos preguntamos si nos damos la mano, en realidad, quisiéramos acariciamos, ayudarnos a trascender el peso de los pensamientos con el tacto, pero ya la piel da calambre de tanta idea consumida y de tanta búsqueda. La energía del amor está encerrada dentro de nosotros, apresada por cien rencores y desconfianzas. Y ocurre que si abrimos las puertas sale todo, también lo complicado, la bilis negra, o se cuela la violencia, intensa de tanto controlarla, porque no hay conflicto que merezca la pena pero hay acumulación, hay cansancio.

Y no se sabe dónde quedó el amor… Si no fuese porque el deseo tira, como un carruaje de cuatro caballos, persiguiendo la fuerza de la atracción de todos los placeres del mundo con la esperanza de llenar el vacío que dejaron los cuentos falsos.



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