31/7/09
Mientras mueren las estrellas
Tendría que suspender las dudas, como si tuviera una conversación balance al final de un día en que una masa de aire africano ha pasado por el grill cualquier intento de cordura. Y no apetece andar dudando con la cabeza frita. Si has elegido compartir la puesta de sol con alguien especial no vas a descubrir cosas importantes. Cómo puedes plantearte si la compañía que admites a tu lado será importante en tu vida o no. Cuando lo que importa es el instante, no tendrás que hacer el esfuerzo de pensar dos frases seguidas si dejas salir todo el aire viciado con un suspiro. Esta noche me gustaría escuchar suspiros ajenos contemplando el cielo, sin la interferencia del resplandor de la ciudad, en la salvaje oscuridad absoluta de una playa o del campo. Wao, si fuera con el sonido de las olas, sí, hablaríamos en susurros y, sintiendo especial esa ternura del calorcito nocturno. Entregados a la emoción nos diremos que nos queremos y vale tanto eso que cuarenta años juntos porque lo sentimos en ese momento, cada vez que nos abrazamos felices en el anonimato de la oscuridad. Y, en realidad, estamos más esperanzados porque hemos pedido treinta deseos a las estrellas que caen esta noche en el espacio. Seguramente imágenes mentales que nos proyectan en el futuro unidos, cada uno a nuestra manera, intentando captar la foto fija para congelar tal estado de gratitud, el generoso altruismo con el que nos soportamos nuestras obsesiones y las olvidamos para crear una noche perfecta de suspiros, silencios, ruido de roces y de cómo peino tu vello con la lengua. El amor canta para nosotros en ese momento y qué podríamos pactar mientras me reflejo en tus ojos húmedos porque la oscuridad es plateada, solos, allí tumbados en la arena pero enredados, en ese momento, derramándonos uno en el otro, el cielo se convierte en la bóveda de una catedral y tus bóvedas en un misterio que se empieza a desvelar. Siguen cayendo estrellas a nuestras espaldas, deseos no pedidos ya porque nos entregamos a los hechos, trozos de roca y hielo que brillan en el negro espacio, pero no tenemos miedo porque nos hace sentir seguros ese calorcito que genera la unión de nuestros dos cuerpos excitados, a treinta y seis grados y medio cada uno la última vez que estuvimos separados. Congela eso a fuego ante el más despiadado de los jueces que es la memoria. Y cuando terminemos perdiendo el sentido del tiempo y el espacio entreguémonos como si estuviéramos hecho el uno para el otro. Y, mira, ya ves que las estrellas caen pero las vemos brillar en su caída miles de años después...
21/7/09
Márcame el ritmo
Mi gran admirado Kerouac escribía casi sin pensar, como siguiendo los pasos del ritmo de una improvisación de jazz. Aporreaba las teclas juntando palabras, permitiendo que la esencia de lo oculto brotara entre esa riada de creación. Hace tiempo que quiero seguir este modelo para esquivar los filtros del pudor y de la educación que me bloquean y me hacen medir mis palabras. Quiero escribir como el viento, hacer como este genial escritor que se dejaba llevar por una borrachera de éxtasis y soltaba todo lo que le pasaba por la imaginación. Después rompía lo que no le convencía o lo que se alejaba de la armonía de la composición. En toda creación moderna es importante saber deslizarse, expresarse en un ritmo fluido, a nuestro alrededor todo es velocidad y para comunicar algo hay que hacerlo rápido ¡Al grano, amigo! Por eso es mejor no perder el tiempo en decir que soy un puto egoísta que desea escucharte pensando que me amas incondicionalmente. Y preocupado como estaba por cosas absurdas como descifrar el lenguaje de tus tripas descubrí con emoción que mis caricias te producían alteraciones. Las discusiones como pulsos, las inclinaciones secretas al masoquismo, no hacen otra cosa que despistarte de lo que verdaderamente está sucediendo en tu vida. Dices que prefieres estar a solas pero las emociones más potentes brotan de incógnito, son como estrellas fugaces que se sirven del inconsciente para alterar nuestro organismo sin que sepamos a ciencia a cierta por qué. Y yo las he escuchado dentro de ti, están ahí, las siento. Se despiertan cuando una caricia te hace el detector de la verdad y, como una descarga magnética, tu piel reacciona al suave roce, algo se mueve dentro. El mundo va rápido pero al mío le marca el ritmo tu corazón y por eso entiendo que no importa que todo me tome delantera. Sé que cuando pueda me prestarás energía posando tu mano en mi lomo. Sin palabras darás la orden para que me convierta en un piloto de Fórmula Uno, la furia de los tíos, y llegaré a tiempo de marcar el registro de cualquier persona ambiciosa, pero sólo porque me animes porque no hay meta que me interese sintiendo tu calor en la oreja. Yo que me senté en un escalón para contemplarte, lleno de miedo y ahora veo marchar la vanguardia sin mí, no me importa, escuchando el ruido de tus tripas no percibiré el atronador relámpago si la bóveda del mundo se desploma, más no importará que no lleguemos o que lleguemos los últimos si podemos redoblar nuestros latidos a nuestro capricho, una semana serán cinco minutos…
Fotografía de SPENCER TUNICK
15/7/09
Magisterio Sexualis
Esto que desgrano puede que sean mis problemas, joder, pero son como la bolas del dragón, parecen tesoros que hay que pulir para su mantenimiento ¿Por qué cuestionarse tanto las cosas?¿Es un hobbie?¿Un vicio? Puede que sea mi materia de estudio. Me interesan mis obstáculos, atraparlos, diseccionarlos y destrozarlos. Resolver las incógnitas, descubrir por qué el cohete no voló. Reparar el engranaje ¡Para las carreras, tío, para cuando den el banderazo de salida! Porque habrá que lanzarse cuando suelten la soga, lanzarse aun sabiendo que no hay terreno desconocido que explorar, que el Salvaje Oeste se acabó y no queda colina pelada por avanzar ni rincones entres riscos que oculten algo que me pueda sorprender.Sin embargo, la vida no se que es y se supone que he llegado a esa edad en la que me toca enseñarle a alguien. No me preguntéis por qué, me suena a algo de ciclo vital. Se que nunca dejamos de aprender pero no se qué le contaría si tuviera un hijo. Dadas las circunstancias sospecho que engrosaré la lista de los que no serán padres alguna vez. Se me ha ido el tiempo jugando a encajar puzzles y ahora que siento que me llega el ciclo de tutelar, de guiar en la vida a novicios y novicias, sigo caminando solo con obstinada paciencia. Elegí el sexo como vía de conocimiento y si hubiera seguido evolucionando ahora tendría que ser un maestro sexual o algo así y sin embargo estoy practicando la castidad y pensando otra vez que puedo vivir infinitas historias de amor porque el compromiso no me alcanza ¿Qué está pasando? ¿Cuándo decidí echar el freno que no me convertí en sátiro pues? Probablemente fue otra vez la dulce ñoñería de un romance platónico que no cuajó y, pasando el tiempo, se me fueron quitando las ganas de blindar las relaciones viendo que parejas idílicas se hacían añicos. Por eso probablemente empecé a pensar que nunca sería un hombre casado. Aún así me toca impartir la sabiduría de un amante que se ha sabido formar a lo largo de los años. Le digo a la vida que me toca, no me pongáis contratos matrimoniales ni principados de cuento, se que suena duro, ponerme en la situación de tener que convertirme en amante a pesar de que odie al amor por no haberme dado lo que necesitaba. Tener que amar aunque me de coraje, hacerlo con una risa tonta y nerviosa a cambio de una sonrisa bonita, que son demoledoras cuando aún no se sabe a ciencia cierta si esa persona las emite de verdad y no es un resorte. No he sido un hombre de sonrisa fácil pero a mí si es verdad que me brota la sonrisa. Y si me haces sonreír cuando se me pone cara de carajo prepárate porque probablemente olvide cualquier magisterio y sea un amante fiel, aunque siempre me queden ganas de ser de propiedad pública. No tengo nada contra los matrimonios, me acostaría con ellos incluso, pero no está el sacramento hecho para mí. Lo estaba para el joven príncipe, a ese que destroné por engañarme, por hacer que me fijara en historias imposibles haciéndome creer que sería el candidato, el protagonista. El tirano que lo sutituyó no se puede quejar pues fui pupilo, sin embargo, de manos expertas que no supieron hablarme de amor... y ahora me toca a mí fundar un magisterio sexualis porque tengo ganas y el amor no me brota...
11/7/09
Moonwalk to Neverland
Y ahora qué puedo contarle a ese niño que sigue insistiendo en visitar el País de Nunca Jamás. Me hallaba en la ardua tarea de evadirme imaginando historias, ya que las inquietudes estaban calmadas, cuando volví en mí de sopetón por una pérdida que no pudo provocarme más que un fondo de melancolía. Y mientras veía al ídolo de mi juventud metido en un ataúd dorado como un volcán en erupción resucitaba la música que me hizo sentir especial cuando empezaba a saber de complejos. Una música que brotó tímida pero que encendió la emoción y el ritmo en el justo momento en que empezaba a usar el corazón para las arritmias y taquicardias de los primeros romances. Me hacía bien la energía de un personaje tan rotundo. Todos teníamos nuestras odas que nos consolaban, eran como poemas modernos, pequeñas historias breves que hablaban de sentimientos que encajaban con lo que estábamos empezando a sentir. A mi me cogió en la edad del pavo y cada vez que me sentía inseguro ponía una canción, imaginaba un auditorio lleno de público, imaginaba que me amaban y me aclamaban para aliviar un sufrimiento de cotidianidad. El pop nos hizo sentirnos radiantes entre rayos láseres y nubes que nos envolvían desde el suelo. Sólo había que poner un disco, apartar la alfombra, cerrar los ojos y deslizarse al ritmo sobre las frías baldosas. Y algunos nos dejamos llevar por la fulgurante estela de una estrella y con su voz pusimos música a nuestra vida. La verdad es que sólo se me ocurre decir qué tiempos aquellos. Desde que el rojo eléctrico dio una vuelta de 360 grados entre aquellos muertos vivientes ya nada fue igual. Todo lo que me quedaba por fantasear estaría adornado por ese brillo. Y bueno, ahora que el escenario quedó vacío, nadie bajo el foco de luz, sobre una silla un sombrero de ala, una chaqueta con cristalitos de svarowski y un guante de brillantinas, quisiera deslizarme con un moonwalk para darle un abrazo de despedida. Adiós y gracias por todo. Nunca pensé que un ataúd podría ser tan bello, dorado, mecido por el soul, el gospel y el blues, por la música negra que le corría por las venas. Pero siempre vence la música y este rey siempre estará en mi mente…
4/7/09
Morir de éxito (II)
‘Bueno, tienes la ocasión de decir lo que quieras en este espacio en blanco, como empiezas a dudar de que tus reflexiones puedan tener alguna relevancia pública a partir de ahora aunque lleguen a ser éxitos de venta, puedes confesarte, quitarte las máscaras, ser quien quieras con sólo imaginarlo y escribirlo. A partir de ahora eres mayor de edad, responsable de tus acciones y de las decisiones que tomes. Serás responsable, por primera vez, de adónde te lleven tus pasos. Es normal que en la vida cotidiana abuses de la duda y del respeto a los límites, pero con las palabras puedes llegar lejos. Como no has de guardar la compostura puedes reconstruir ángeles y demonios. Por lo que has visto, no porque lo seas, y que nadie te acuse de ser un monstruo, de tener una moral disipada, porque para eso tienes la imaginación y ese filtro tan poderoso de la razón y de la lógica que te presenta públicamente a un diez por ciento de lo que eres en realidad y que te ha llevado a saber ser un buen chico. No tendrás ningún problema porque respetas las normas con mirada sumisa. Y si de algo te acusan tampoco te importará pues pasarás de vivir la vida a escribirla. Se puede tener una imaginación desbocada siempre que la cordura guíe tus pasos. Se puede amar, odiar, engañar, asesinar en pequeños universos con gozosa impudicia, sin sufrir las consecuencias porque el culpable siempre será el mayordomo…’
-¿Qué es esto, Mardou?
-Son las instrucciones para mi personaje, él continuará con la historia ¿No dices que ya estoy muerto?-le digo a mi editora recostándome en la moqueta. Es sorprendente que sea una prolongación creadora en el lógico viaje que te lleva de este mundo, se suponía que era ya un alma en tránsito y seguían marcándose bien los abdominales…
-El trato era que dejarías dos libros perfilados para la editorial y me entregas docenas de folios con instrucciones para un personaje que se llama ¿Cómo? Tienes que salir de esa apatía para contar algo, para seguir esa novela. Estás muerto pero me vendiste tu alma por quedarte con la inspiración. ¡Así que trabaja!- grita furiosa la belleza morena antes de marcharse con un portazo.
Ha decidido meterse en una bañera rodeado de velas. La piel también se le ha aburrido de tanta humedad, entre tibias burbujas se va agrietando la superficie de su cuerpo y él lo ve pero no puede hacer nada porque tiene la cabeza en otro sitio. Los ojos abiertos, sí, pero sin mirada. Sólo recibiendo las voces penetrantes de unos cantos gregorianos. Cree que no puede moverse pero es que no puede estar en otro sitio mejor. Estando allí le es fácil llegar al inconsciente recuerdo de la comodidad de la placenta pero hay rumores del pensamiento que no le permiten dejar de sentirse. Tendría que acostumbrarse a ese punto agradable del final de la regresión y soltar lastre sin miedo. A pesar de haber llegado a la cúspide del éxito no le gustaba como era, cómo había sido, no le gustaba la gente con que se relacionaba, ni los lujos o comodidades que le había proporcionado, pero seguiría escribiendo por inercia porque tampoco le gustaba el mundo en general y había cosas más horribles que no desaparecían. Por eso había firmado el contrato. Le parecía que si vagar sin alma no dolía no había inconveniente. Pero tiene que espabilarse porque debe hacer el esfuerzo intelectual de fabricar una última novela y por eso no puede prescindir de todo su equipaje. Todo lo que sabe, aun pareciéndole absurdo, le servirá una vez más para contar algo antes de dedicarse a tararear canciones con la mirada perdida en la pared de aquella habitación de hotel. Pero el agua se enfría y empieza a tiritar lo que le hace zarandearse de alguna manera y despertar a la consciencia. Y cuando abre los ojos le sobreviene la inspiración, después de tantas argucias para conseguirlo, de tanto delirio habitando cuevas en las que sonaba el vacío...
Imagen: Roberto Montenegro
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