Te deseo, con tu música entro en trance, se deshacen mis
pensamientos, cómo puedo llamar a este sentimiento, no te canses de insistir. Que
transcurra los segundos amándote como somos cada uno es el milagro de la vida
que nos sorprende en el presente. Quiero, sin pensar en el invierno de las
cosas, adorarte como un tesoro que descubro en cada instante. Como un cielo que
se presenta de colores nunca vistos, como noches valerosas enfrentadas a pecho
descubierto, como ese grito de liberación que siempre he tenido bloqueado en la
garganta. Tu olor es seducción, tus gestos atracción y no puedo más que posar
mi mano sobre tus muslos y ascender para cruzar la frontera de tu piel, arquear
tu espalda hacia mí, atraerte para respirar el perfume que emana de tu piel y
besar desde el cuello a tus labios. Con nuestro placer en las manos, con mi
energía y tu energía corporal hirviendo licuaremos este deseo volcánico que nos
hace aullar.
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