La diversión de tus gestos borra tanta charla profunda y olvido
mis palabras cuando coges una brizna de hierba para masticarla, es lo más
erótico e interesante que se pueda añadir. No hay necesidad de romper el
silencio nada más que para suspirar y abrazarte porque vibra dentro de nosotros
algo armónico, animal pero humanista, que nos atrae civilizadamente pero sin
remedio. Quizás hablaba de amor queriendo asimilarlo, pero no te asustes, me
pongo un poco poeta cuando sobran las palabras, lo sé, cuando basta el afecto
que me causa la rotunda belleza de tus gestos escuchándome. Como ese pestañeo
que me llega al alma y que me hipnotiza. Con tu mirada basta.
Al apoyar mi
deseo con argumentos sólo quería transmitirte, de viva voz, lo que me haces
sentir cuando me ronroneas como los gatos mientras rozas mis labios para
escucharme mejor. Me haces sentir más auténtico y no vacila mi voz porque habla
el corazón del momento mágico, habla el amor instantáneo que sucede mientras
que pasan estos segundos, que no cuentan porque se beben, se saborean y se fijan
atemporales dentro de la memoria. Y yo ofreciéndote cursiladas pero lo tuyo es
tan natural, me miras a los ojos, me cautivas sin razón, haces que identifique
mi deseo con tu persona a la perfección, me hipnotizas y caigo en tus brazos.
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