Y si no
puedes huir es por amor, es por ternura, es por la conciencia social que creció
dentro de ti. Querías comprender las dinámicas del mundo y las leyes de
atracción, tendrías que comprender cuán largo ha sido el círculo que nos ha traído hasta aquí, cuándo
merecen la pena las mariposas en el estómago, cuándo los nudos en la garganta.
Y ese momento ha llegado. Bendita emoción soleada que te rescata tras los
naufragios; bendito el aire limpio que nos sacado a la calle a respirar para
sentirnos vivos, bendita la casualidad de que se vuelvan a cruzar nuestros
caminos. Los recuerdos de cómo eras en la temprana juventud, imágenes
difusas de calles y personas, siempre regalando sonrisas, levantando los
brazos de alegría, se mezclan con la emoción de volver a pisar la calle en tu
compañía con una tonelada de fantasías acumuladas desde que te conocí. Aquella
alegría reaparece por sorpresa ante mis ojos con un abrazo que me delata
por la turbación que me provoca el deseo renovado. Nos rodea el momento, la
oportunidad de amarnos y la dicha de alcanzar la belleza tantas veces
recordada. Teníamos blues y lo seguíamos sintiendo. Por eso nuestras cabezas se
rozan entre copas y confidencias en un baile que alivia de cualquier peso,
buscando ese momento en que la situación encaje con tu melodía. Con la música
entro en trance y noto temblando sobre tu cuerpo las vibraciones que el alma me
transmite, tan intensas como cuando era adolescente. Aquellas mariposas
brillantes y efervescentes volverán a anidar en tu estómago porque te traigo la
canción de un hombre que no ha dejado de soñarte. Tu cuerpo como una guitarra y
mis manos descargando energía en tu melodía para atraerte. Haciéndote confiar,
sí, acercándome para que respires mi olor, guiándote a la perdición tras la
sensación de mi lengua recorriendo tu cuello. Y respondes con un suspiro
que asciende amorosamente, que se mezcla con esta melodía tan barroca que me
vuelve loco de besarte a diestro y siniestro, de subirte a una mesa y enseñarte
cómo la música controla mi cuerpo y lo seduce. La voz rasgada de la canción se
repite entre susurros de labios y el solo de guitarra nos eleva hasta un
agudo brillantemente sostenido mientras las mariposas recogen tus piernas alrededor
de mi espalda.
22/12/16
10/12/16
OTRA NAVIDAD MÁS SIN CUENTO
¿Pero que buscaba exactamente? No tenía ni idea. Tendría
que recorrer todavía calles y calles, incluso bajo la lluvia púrpura, buscando
en otra persona a esa especie de amante mágico que me hiciera flotar, y tras
mil decepciones empezar tan sólo a vislumbrar una respuesta. Mientras tanto me
alimentaría de deseos platónicos y suspiraría un millón de veces sin resultado.
Caminé como un duende perdido entre las sombras con un blues en la mente para
darme calor. Deambulando hasta que el valor de la bebida me impulsa a garitos
que brillan como belenes entre tanta oscuridad. Entro en uno porque veo a
alguien que me recuerda a ti, pensando que será la noche definitiva. Y con toda
la ilusión… descubrir que nadie me ve. Lejos de hacerme notar en público, con
los ángeles tirando de la mente hacia las nubes, me quedo parado como una
aparición esperando la adoración de los pastores. Me falta acción, una mirada como
invitación, una sonrisa delatora, quizás unas palabras o una mano que tirara de
mí. Me faltaba fundirme. Poco esfuerzo hacía porque aceptaba de buena gana si había
que volver a un rincón seguro, sin tocar el cielo, aturdido por el volumen de
las voces y por la emoción perdida. Miles de noches pasarían entre copas de
ilusión y dulce melancolía. A veces relajándome en rincones, a veces vibrando
de nervios entre el gentío. Vibrando sobretodo en esta fechas. El cuento de navidad
tenía que estar sucediendo ya. Nada más que por la intensidad de mi deseo año
tras año, que me hacía trotar sobre riscos de miedo por sentir, tenía que estar
ya rodeándome. Nunca había sido cuestión de suerte. Las noches pasaban y no
había cuento pero, al menos, después de la oscura profundidad siempre quedaba
un amanecer esperanzador y una sonrisa por un encuentro pendiente. Todavía
tendría que desmontar muchas ilusiones entre breves instantes de placer pero, aunque
el hastío de tanta búsqueda en el camino me hizo fruncir el ceño, no me detuve gracias
a la luz que me guiaba, la luz de aquel amor verdadero que una noche soñé… Y
gracias a esa luz estoy aquí, otra navidad más sin cuento.
-Brindemos por ello.
-¡Brindemos!
2/12/16
VENUS STARMAN
Me siento
como un astronauta cuando imagino que la ingravidez me traslada fuera de la
habitación. Hoy por eso estoy con Bowie, besando su recuerdo, cantando
‘Starman’ con una guitarra en la orilla del mar. Sueño que interpreto como él,
con esa voz increíblemente aguda y brillante, la canción con mirada de momento
vital, de las que atraen como un imán y te dicen ‘entrégate’. La melodía, la
necesidad de expresar que te acepto, que me aceptas, me acerca a tu
personalidad en tu atenta escucha y creo poder estar hipnotizándote pero… ¡Oh!
Eres tu quien me domina con tu mirada de ojos verde-violeta conquistándome,
alzándome de esta piel porque me acaricias mientras toco la guitarra. La espuma
de mar rodeándonos, salpicando nuestros cuerpos tan diferentes pero tan
parecidos. Tus gestos son de Venus pero naciste en la otra orilla y tu historia
de sacrificio te ha llevado hasta mi regazo, en esta orilla del mar. Susurrándote
la canción acerco mis labios hambrientos a tus pechos, que brillan en la
oscuridad. Y para no intimidarte reparto besos recogiendo el fulgor del reflejo
de la luna. Es algo tan irracional que, por un chispazo de alma en unos ojos,
desee retratarte así para siempre en la memoria, con ese gesto seductor que
haces aceptando el roce de mi mano. Mientras mi caricia acoge una lágrima, que
se desliza en tu suave y pálida mejilla, cierras los ojos y tus labios se
transforman en una sonrisa perfecta. Y la melodía, ya en tu cuerpo, se
transmite a las manos que buscan, azarosas, espasmos de placer en cada palmo rendido
de tu piel.
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