15/9/07
El ataque al Planeta Alameda
8/9/07
El lado oscuro
Algo cambió con aquella película de batallas espaciales. Aquella en la que un oscuro caballero, elegantemente enfundido en su armadura negra representaba al lado oscuro de la fuerza pero también a un padre perdido en el camino de la lucha por la vida. Aquel señor poderoso perseguía a los rebeldes republicanos que formaban parte del lado bueno, los protectores de la idea de justicia universal y del sentir común del progreso. En mi psicología infantil era impactante que alguien pudiera con un solo gesto asfixiar al enemigo, que pudiera levantar objetos enormes y hacer temblar los cimientos de cualquier materia. Aquel poderoso hombre era una reconstrucción de alguien que en el fondo era débil, una mezcla de trozos metálicos y humanos que le costaba, además, respirar. Pero sobretodo era un cabellero de una orden mágica, un padre distante que estaba predestinado a unirse, al final, a la bondad de su hijo.
-Luke, yo soy tu padre
-¡Nooooo!- gritaba el protagonista como costándole entender que dentro de todo ser había un lado oscuro, una parte de maldad que era negada sistemáticamente. Pero era una parte que parecía tan atractiva…
23/8/07
Volar o seguir soñando
18/8/07
Y entra un fantasmilla en el club...
Había deseado la admiración de la peña pero por el momento no era ni popular en aquel lugar, sólo una extraña promesa que parecía haber quedado atrapada en una esquina con una cerveza en la mano. Como no había manera de acercarse a una de aquellas diosas morenas que se movían rodeadas de aduladores había que rebajar las expectativas y acercarse a alguien que despertara, por lo menos, el morbo del conocimiento íntimo. Al terminar la noche analizaba el terreno a ver si me podía colgar a base de besos en un aterciopelado cuello antes que volver a casa con el sabor de la derrota, pero pensaba: ‘Bah, vete, mañana será otro día'. Y eso era lo que me jodía, que controlara tanto y siguiera sin salir de aquel círculo cerrado. “Cuando llegue la oportunidad con mayúsculas no sabré que hacer”.
Con tanta reserva el deseo por estrenarme en las caricias nocturnas crecía alarmantemente conforme iba haciéndome cliente habitual del club. Pero como era un cabezón seguía aspirando a la corona de la seducción, siempre con el molde mental de llegar a redimirme por el triunfo de la noche. Demasiada frivolidad al imaginarme hasta dónde quería llegar para lo poco que estaba avanzando en el terreno. Cuando entraba en aquel escenario luminoso entre ruidos de copas y risas lo hacía con energía, con la espalda bien recta y el pecho fuera, mostrando los bíceps de mi gallardía. Eran momentos de nerviosismo y no miraba muy bien a la peña porque me cortaba al pensar que todos prestaban atención a aquella aparición inesperada. ¡Qué porte, qué elegancia! Me dirigía a la barra y la música acompañaba mis pasos. Un rayo de luz atravesaba mi cresta e imaginaba que toda la clientela agradecía secretamente que hubiera entrado aquel bombón a deleitarles la vista. Y el caballero relumbrón miraba de perfil mostrando su lado de la cara más atractivo, movía su figura como diciendo ‘aquí está el tío’ y se dirigía rígidamente a la barra para pedir una cerveza a Vane, con un ‘Buenas Noches’ a lo Terminator para demostrar lo chulo que era. Y después, cuando me apartaba para beber los primeros sorbos de cerveza y hacerme un pitillo tranquilo, todo se desinflaba y la peña volvía a su charla y todo volvía a ser normal. Bajaba la intensidad de los focos, se desinflaban mis músculos, perdía altura, la sombra de la columna en la que me refugiaba se cernía sobre mí. Miraba a las estrellas y me acordaba de cuando era importante en el refugio de mi habitación, con mis fantásticos héroes y heroínas que me tocaban las palmas al son.
11/6/07
En este espacio
2/4/07
La burbuja
EL CLUB...
AMOR ETERNO
Quisiera recuperarte y resucitar tu aliento,
quisiera haber sabido quererte ahora que eres materia inerte,
poder ser mago de los tiempos,
poder volver a ese precioso instante,
en el que tenía la oportunidad de abrazar,
sin descanso... tu precioso cuerpo de viento.
A María Gi-Joe