4/9/09

Hasta que se mueran los príncipes


Ah y es como si un hombre sintiese que está preparado para amar cuando ya ha arrojado la toalla. Cuando le ha atrapado la serenidad de una vida tranquila y cree que lo que le rodea le hace bien. En su jubiloso retiro puede convertirse en una pasa sin darse cuenta porque sigue teniendo la cabeza llena de sueños. Si tuviera cerca una calle llena de bares volvería a ser ese golfo que perseguía breves sonrisas de perdonavidas como recompensas. Sí, podría conformarse con eso, aunque ahora piensa en salir y los riñones le protestan. Cuando era un solitario que buscaba romance era capaz de ducharse y peinarse en silencio y, llegando a aquella orilla, arrojarse a una marea de conversaciones en cadena y a la interpretación de los brillos de los ojos para llegar a buen puerto. Y toda la potencia dependía de la fuerza de los sueños y el éxito dependía de la paciencia, pero a veces se le hacía incómoda la espera porque le parecía que todo el mundo buscaba el preámbulo romántico; nunca era suficiente el momento del ‘éxtasis’ inevitable. Digamos que tenías que pintar un cuadro en el que, de alguna manera, encajases como príncipe. Lo intentó. Después, muchas noches de purísima adoración le pasaron factura. Por eso quienes esperen un príncipe de él que vayan sacando billete, porque sus esperanzas en el amor, aunque no hayan muerto, palidecen con intermitencia. Como no sea en el papel de burlador, de libertino, arrojarse a las sucias calles de las pasiones. No volverá a poner la chaqueta para que pasen un charco ni ofrecerá su pañuelito para que las divinas posaderas no rocen la inmundicia de un banco de parque, donde un ejército de bacterias y una hilera de hormigas transportan materias podridas. No volverá a salir a la calle hasta que le empujen sobre un árbol y le arranquen la camisa con pasión. Hasta que se mueran los príncipes no podrá volver a amar...

5 comentarios:

Ingrid Dietrich dijo...

Querido Amigo... Entre el blanco y el negro no olvides los muchos matices... Que cada noche trae un nuevo libreto y con cada conquista una nueva inspiración. Los príncipes son siempre libertinos disfrazados. Seductores que usan de sus sapiencias e inspiración. No cierres el Libro de las posibilidades y sobre todo el abanico de quienes puedan ser objeto de tu pasión, que habra quien te inspire un Amor profano, habrá quien te inspire un Amor sincero, Habrá quien no te inspire Amor pero sí tal vez unos versos, ó un picnic bajo la luz de la Luna.
Disfruta los momentos, duran lo que duran, luego habrá otros nuevos, que tendrás que salirles al encuentro...
Besos de una vieja amiga con un vestido nuevo ;-)

Argax dijo...

Y es que el amor se puede disfrazar de muchas maneras. La verdad es que me estoy imaginando con la espalda desnuda apoyada en la corteza de un árbol mientras que las ansias de mi amante me golpean y la verdad, es una forma interesante de amar. ;)

Odeya dijo...

Un texto precioso;Menos mal que el sosiego y clarividencia, en estos asuntos... llega con el paso del tiempo y que las princesas y los príncipes sólo existen en las novelas y cuentos.
Imposible negar que se ha educado y se educa a la gente en ese falso ideal de amor y el precio que se paga es elevado( en ambos sexos)

entre los comentarios Ingrid y Argax y tu relato me he inspirado un poquito.


Dedicado a las princesas exigentes.

Fantasías de hembras profanas;
Lujuriosas de deseo y
hambrienta de placer;
Indecentes y morbosas.
Cuando encuentran al hombre, es
que ya decidieron matar al principe en su mente.

Canciones de Rollo Blues dijo...

Querida Ingrid, me alegra verte renovada, más mujer, más libre, más rubia. Mantendremos el anonimato de tu anterior etapa y seremos fieles a esta nueva afrodita que ha nacido en el ciberespacio. Ya nadie la parará. Te deseo los mejores éxitos. Gracias por tu aclaración sobre los príncipes, creo que puedes tener razón, pero en cuanto al amor, no sé, profeso alguna clase de amor pero la que yo quiero, buf, ando queriendo saber todavía cual es. Me gusta dietrich creo que nos hará pensar. Un beso

Canciones de Rollo Blues dijo...

Creo que es la mejor que me podría encontrar, Argax, la forma de amar que me pida el cuerpo porque la de la cabeza la tengo frita ya de tantas adapataciones y formateos. Un abrazo amigo.

Estimada Odeya, me alegra inspirarte, pareces muy espiritual y creativa. Con tu poema nos aportas otra visión de la muerte de los príncipes, a todos nos afecta creo, pues sí, sera una cuestión de educación en el amor. Maldito cuentos de Disney! Un beso y gracias por tus palabras.