Cuánto tiempo he dejado de pensar en lo que necesito, quizás
dos minutos. Es muy difícil sincerarme cuando lo que quiero es protegerme, es
muy difícil sumergirse en escrituras espontáneas. Pero hay que decir que estoy
funcionando de la mejor manera posible, con una firme determinación de
ahuyentar las preocupaciones, de vivir el conjunto vacío como si fuera algo
brillante y nuevo cada día. Convencerme de que el timón está bien agarrado y el
barco se dirige a buen puerto. El breve contacto con la realidad no hará
zozobrar la carga porque es un leve roce en la superficie. Aunque no hay tiempo
para tomar conciencia es un no te olvido o no olvido porque no puedo pero
prosigo.
Es la estabilidad del vuelo superfluo, de echar un vistazo pero no
detenerse para no saber demasiado, es pasear y no quedarse con nada más que con
el paseo y el cuadro asombroso de las nubes cuando son consistentes y
proporcionan belleza. Ya es positivo fijarse en esas cosas, azul y blanco entre
tanto gris asfalto. Y este cielo de hoy no se ha perdido gracias a esos
destellos fugaces, porque no olvido que hay que tomar aire de vez en cuando en
la agitada marea de la situación. Ante esta sensación de paz me pregunto de qué
sirve la verdad cuando lo que se cuenta como verdad acongoja, cómo no se puede preferir
en tales casos la inconsciencia o dejarse arrastrar por la deriva de los
sueños.
2 comentarios:
En sentir que no se tiene derecho a la queja y a la protesta a veces es frustrante.
Aun así, hay veces que lo bueno es hablar, gritar, vomitar todo ese lodo. sólo hay que elegir bien el momento.
Si, Argax pero ya voy pensando que lo mejor es hacerlo en un cantilado o en una papelera. Empiezo a ser cuidadoso con el prójimo jeje. Un abrazo
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