Besarnos el cuerpo, cada centímetro de piel, mientras las
estructuras se derrumban. Jugar sin prisas porque estremece profundamente mejor
que el desahogo rápido. Dios que frío alrededor y qué poco importa mientras que
seas mi tabla de salvación.
Bajo luces veladas o enérgicas de neón, bajo la
plateada fulguración de un manto de estrellas o del haz de luna, limar cada
filamento de las lenguas húmedas. Conjugar timidez con el más absoluto de los
descaros porque no me juzgas con la mirada, tan sólo me dibujas con el tacto.
Volver a mirar el crepúsculo, cuatro ojos valen más que dos para encontrar la
inspiración. Desde este frío crear con las púrpuras nubes un palacio, llenarlo
de energía que haga renacer con fuerza la imaginación. Translúcidas se hacen
las formas de ver la vida cuando hay comunicación, se colorean fiestas de
cualquier hecho anodino, se fruncen las palabras en el tejido luminoso de tu
piel…
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