22/7/15
EL INSTANTE
Al
imaginarme que podríamos pasar las noches de verano juntos me conformaba
simplemente con quedarnos sentados en un sofá, viendo películas y fumando
pitillos, descubriendo rincones pero dentro de cada uno de nosotros. Más bellos
que farolas, ladrillos o plazas con
fuente. Y entonces la fantasía de aquella perfecta comunión con el instante se elevaba de nuevo
sobre cualquier conversación banal, descubriendo con placer que los momentos
nocturnos de dulzura en su rostro eran gestos que se estaban grabando con
felicidad en la memoria. Una nueva cara, una nueva sonrisa, una nueva forma de
recoger con la ceja mis bromas o mis silencios…
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