Es una bonita historia de amor, con todos sus ingredientes.
Una historia en la que he entregado parte de mi vida a proteger, consolar, con
mi compañía fiel de perro siendo pájaro. Volví a tus brazos con dedicación y
respeto no importándome el tiempo que perdí, tiempo ganado por quien ama y
espera. Es una locura porque era un recuerdo vivo y me convertí en costumbre,
en bálsamo de nuestros días que corrían desintegrándose en un agujero negro. No
hay que pensarlo más, me dediqué a ti porque así me lo pedía el alma, esa subordinación
merecía la pena. Un día soñé que iniciaba un viaje que me cambiaría como
persona, qué bellas perspectivas tendría alejándome para encontrar el progreso
que creí que volaba realmente. Salté, corrí, perseguí mariposas en mi aventura
juvenil, cuando quería abarcarlo todo desde un solo abrazo, y de todo volví
creyendo ser un héroe, más comprendí que sólo lo he llegado a ser en las
pequeñas gestas de guardarte, al acariciar tu cara, al sufrir por tus
infortunios. Pero es cuando los procesos son más lentos cuando puedo verte necesitándome.
Estoy aquí, no te preocupes, acariciándote la mano para que no pienses más en
el dolor del pasado, para que la soledad se quede acurrucada, echada en el
suelo al lado del quicio de la puerta. Y ahora escribo melodías de blues
dándome cuenta de que la melancolía se apoderó de mi naturaleza. Entonces
comprendí que el corazón también trabaja cuidando, que están muy bien las
alteradas volteretas de las emociones fuertes, pero con tu reposo de tranquilidad
a mi lado empecé a trabajar el amor delicado. Latiendo pausadamente se
desarrolla, tanto que da tiempo a pensar en la joya que tengo entre manos y que
se podía haber malogrado. Volví temiendo pero no perdí el brillo por las
caricias que te dedico para que sepas que estoy contigo. Es un amor sosegado,
de gestos más que palabras, de los que sólo me podré agradecer la dedicación y
la ternura que me profesas. Es la prueba viva de que no hay frialdad en mi
corazón ni sentimientos congelados. Es una lucha diaria la de este amor
consagrado al deber pero también a la bendición de tu existencia. Es generación
espontánea de cariño porque después de cada enfado recupero al niño que fui de
rabietas y abrazos, de cornetas y tambores y de silencios prolongados. Fíjate
si me calmo que vuelvo sin pedir perdón y soy perdonado, que se me pasan los
anhelos de volar alto y me acurruco en tu nido como un polluelo asustado. De
creerme rey de mis circunstancias me convierto en súbdito de tus pareceres y ya
no me siento sin alas cuando se me revela tu constancia ante mi desamparo. Sí, ahora
que me acompañan volutas de humo y una máquina de escribir no son pasos agitados
los que me acercan a precipicios fantásticos, sino la tranquilidad de la ternura
y la poca necesidad de las palabras como no sean para coser un poco de poesía.
Así me debato entre volar y encontrarte, porque mi alma me impulsa con suspiros
de libertad y me devuelve con la tranquilidad a tu serena paciencia que recibe
mis besos sin límite, perdonando, callando siempre, y yo me apoyo en tu regazo
porque expresas sin palabras todo el cariño que andaba buscando cuando volaba,
todo el conocimiento que ansiaba cuando partí envalentonado.
29/3/16
22/3/16
RESURRECCIÓN
Amor, quién te bendice ahora. Tu voz me hipnotizó, tus
pestañas rizadas se movían cuando hablabas y mi corazón apuntaba al cielo. Pero
llegó el olvido y me fui a descansar sobre una tumba mis delirios de don Juan
confundido. En la debilidad del orgullo lo que creía historia fue una alucinación.
Aquel jarro de agua fría paralizó la gallardía de mis pasos decididos, que tus
atenciones y sonrisas mágicas fomentaban. Deliraba sobre una lápida gris, pero una
voz dulce y poderosa se abrió paso entre la densa niebla y su suave música hizo
callar a unos cuervos, que me observaban esperando que el opio del abandono me
venciera. La caricia del sonido de tu voz humedeció mis ojos. Los abrí creyendo
que mis párpados volverían a caer como piedras. Sólo el brillo perdido podría resucitarme,
aquel del que caí encaprichado. No sabía que unos ojos poderosos me harían
reincorporarme de aquella losa fría que estaba congelando mi corazón. Como una aparición
fantasmal te acercaste flotando sobre la niebla y tendiéndome una mano nívea
escuché tu voz mágica apremiándome: ‘Levántate, abrázame'. Los cuervos alzaron
el vuelo malhumorados ante tu luz y al despegar el pecho de la lápida mi
corazón recuperó tibieza. ‘¿Quien eres?’- susurré. ‘Soy ilusión y esperanza,
levántate y ven conmigo’-respondió. Sus ojos verdes parpadearon sonriendo y acariciándome sostuvo mi barbilla y me levantó con un dedo. Cogiéndome de la mano me
apartó del nicho oscuro y frío y me ofreció un cigarro, que acepté con los ojos
cerrados. Lo encendí, respiré una profunda calada, sonreíste de nuevo y
exhalando el humo desapareciste entrando en mí ante mis ojos incrédulos. Me encogí
de hombros y continué caminando con renovada determinación, aliviado el peso de mi sombra.
16/3/16
UN MUNDO DIFERENTE
Creo que cuando dejo de dudar aparecen mundos. Dejándolo
todo así, las tareas programadas en vilo, surgen otros mundos desconocidos que
merece la pena descubrir. Me entrego a la serenidad de apartar dudas, quién
sabe si se resuelven reflexionando o se complican aun más. Los deseos
transcienden cualquier obstáculo pero para dedicar canciones o hacer poética
del amor hace falta amar. Mientras tanto, imagino lo que podría sentir, qué
estaría en mi mano hacer. Potenciaría esa ilusión tonta adolescente que mi
madurez se ha empeñado es desterrar sin éxito. Soportaría la incógnita con el
mayor de los placeres sin pensar en una posible decepción, porque el que teme
piensa y pierde las chispeantes emociones de la espontaneidad. Ni por muy inseguro
que me sienta he de detenerme, porque nada depende de una primera impresión, porque
la química remonta indecisiones si vuelan mariposas en el estómago y confías.
Con todas las maravillas que quedan por descubrir no vacilaré, porque puede
terminar siendo un paseo reconfortante o puede que no termine y se convierta en
un viaje, en una aventura en la que contemplas, con los ojos húmedos, parajes
que antes no veías; mundos diferentes que no pensaba que estuvieran sucediendo
antes de derribar las fronteras. Y el mismo impulso pudiera haber sido por un
deseo, por una idea o porque tenía la certeza de que conducirme por el ingenio
de la ternura era consumir el tiempo de la mejor manera. Siempre puede quedar
el orgullo de saber que con tales piezas construyo puentes y caminos, energías
y despertares brillantes que me levanten de la cama sin suspiros. Merece la
pena confiar, ni por recuerdos bonitos ni por resolver preguntas, pues no hay
nada mejor que descubrir nuevos enigmas, no hay nada mejor que fortalecer la
curiosidad. Y así gana el gesto brillante de vivir inclinado hacia delante, de
andar con el pecho erguido y respirando coraje para viajar cruzando fronteras
hacia un mundo diferente.
9/3/16
UNA FLOR EN EL ESPACIO
Se llamará Zinnia, es increíble ver de nuevo el color de la
belleza, ver como crece y lucha por la vida en este entorno poco óptimo de
artilugios mecánicos y gravedad cero. Cada vez que tengo necesidad de iluminar
mi mente me apoyo delicadamente para observar nuestra primera flor en el
espacio y soy consciente de la importancia que este gesto tiene para las
generaciones venideras. Cuando el Hombre se detiene a contemplar la belleza de
la naturaleza por puro placer asegura también una herencia de poesía, de bienestar
y buenos sentimientos. Como esta flor que me está otorgando pensamientos
románticos, palabras dulces de amor que difuminan cualquier crisis de fe. Esta
planta que lucha por sobrevivir contra el moho con la ayuda de la infinita
curiosidad del ser humano, nos enseña que no hay que desesperar en la búsqueda
del progreso y que éste siempre dirigirá nuestros pasos en la buena dirección
apoyándose y respetando los principios del amor y la poética. Zinnia me hace
suspirar, me conmueve, despierta mi espíritu de cosmonauta aventurero que a
veces palidece entre ecuaciones y números binarios y, sobretodo, me hace
recordar los momentos felices que pasé en la Tierra. La observo y mi espíritu
recupera la pasión que florecía cada vez que me entregaba en alguno de aquellos
maravillosos encuentros. Regenera el deseo de hacer brotar una semilla de
ilusión en un mundo desconocido. El recuerdo de las flores que dejé en la
Tierra, a través de esta maravilla que cuido, me motiva cada día. Que alguna de
ellas crezca con amor en mi corazón es el principio y el objeto de toda mi
esperanza. Mi supervivencia será poder colonizar algún día un nuevo mundo y respetar
su belleza. Allí encontraré la dulzura de unos bellos ojos que consiga hacerme
levitar, volveré a sentir el placer y la felicidad del contacto íntimo que abandoné
antes de partir al espacio. Desde aquí no puedo escuchar una voz alegre que me
anime a ser libre, no hay caricias que hagan sentirme vivo, aquí hace frío y
todo es neutro, pero cuando desfallezco me acerco a mi querida flor y me llena
de energía la sonrisa de sus pétalos abiertos. Mis ojos se nublan, vuelvo a
sentir el placer de la vida abriéndose camino entre tanta programación. Me
inundo de sentimiento y abro mis brazos dejándome llevar por el impulso de un
suspiro. Mi cuerpo flota hacia la escotilla y miro profundamente a aquel
maravilloso planeta azul donde late y crece un corazón que algún día será mi
refugio.
3/3/16
VÍA LÁCTEA
Desde que me centré en ti, prólogo de un sentimiento,
caricias son tus palabras cuando apagas el mundo y te acercas a mi oído
susurrando. Confiesas lo bello que me encuentras recostado en la pradera del
jardín de las delicias, donde todo reluce dorado por un sol de rayos
horizontales. La luz de fuego naranja que seduce e hipnotiza cae sobre nosotros
y nos descubre un ambiente de páramos plagados de sátiros y duendes desnudos. De
magos y brujas que reparten licores y pócimas que evaporan la poca razón que
nos queda. Brisas afrodisíacas remontan las verdes laderas y nos alcanzan
mientras derrites mi boca cuando introduces suavemente tu lengua. Buscas
hechizarme mientras reyes y caballeros se pelean por un reino de diamantes en
el que abrimos una brecha con nuestro exilio de pacífica sensualidad. Bocados en
la piel para erigirnos en un lecho circular que brilla en la oscuridad como una
maravillosa estrella roja fugaz. Las sombras de la noche no nos alcanzan porque
nuestros ojos recogen la vía láctea tiñéndose de plata y allí queremos
dirigirnos. Aspiramos néctar de oxígeno estirando nuestros cuellos por si el
amor flota en el aire y podemos impulsarnos con un brinco. Agarrados al cielo
le damos razones al tiempo para que brille como el oro terrenal y lo entregamos
todo al crédito de la pasión que nos eleva por un camino de plata. Todo. Los
secretos, el espíritu, los regalos del deseo que habíamos estado guardando bajo
siete llaves son entregados entre caricias. Tus movimientos me atrapan, promesa
de que me vas a diluir en el cielo, de que vas a escuchar mi alma latiendo de
orgullo sobre tu pecho abierto. Y no hay lugar para ascender a la gloria como la
espiral que compartimos flotando y que nos conduce a un país de maravillas
arquitectónicas diseñadas con nuestros cuerpos.
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