29/3/16

MADRE

Es una bonita historia de amor, con todos sus ingredientes. Una historia en la que he entregado parte de mi vida a proteger, consolar, con mi compañía fiel de perro siendo pájaro. Volví a tus brazos con dedicación y respeto no importándome el tiempo que perdí, tiempo ganado por quien ama y espera. Es una locura porque era un recuerdo vivo y me convertí en costumbre, en bálsamo de nuestros días que corrían desintegrándose en un agujero negro. No hay que pensarlo más, me dediqué a ti porque así me lo pedía el alma, esa subordinación merecía la pena. Un día soñé que iniciaba un viaje que me cambiaría como persona, qué bellas perspectivas tendría alejándome para encontrar el progreso que creí que volaba realmente. Salté, corrí, perseguí mariposas en mi aventura juvenil, cuando quería abarcarlo todo desde un solo abrazo, y de todo volví creyendo ser un héroe, más comprendí que sólo lo he llegado a ser en las pequeñas gestas de guardarte, al acariciar tu cara, al sufrir por tus infortunios. Pero es cuando los procesos son más lentos cuando puedo verte necesitándome. Estoy aquí, no te preocupes, acariciándote la mano para que no pienses más en el dolor del pasado, para que la soledad se quede acurrucada, echada en el suelo al lado del quicio de la puerta. Y ahora escribo melodías de blues dándome cuenta de que la melancolía se apoderó de mi naturaleza. Entonces comprendí que el corazón también trabaja cuidando, que están muy bien las alteradas volteretas de las emociones fuertes, pero con tu reposo de tranquilidad a mi lado empecé a trabajar el amor delicado. Latiendo pausadamente se desarrolla, tanto que da tiempo a pensar en la joya que tengo entre manos y que se podía haber malogrado. Volví temiendo pero no perdí el brillo por las caricias que te dedico para que sepas que estoy contigo. Es un amor sosegado, de gestos más que palabras, de los que sólo me podré agradecer la dedicación y la ternura que me profesas. Es la prueba viva de que no hay frialdad en mi corazón ni sentimientos congelados. Es una lucha diaria la de este amor consagrado al deber pero también a la bendición de tu existencia. Es generación espontánea de cariño porque después de cada enfado recupero al niño que fui de rabietas y abrazos, de cornetas y tambores y de silencios prolongados. Fíjate si me calmo que vuelvo sin pedir perdón y soy perdonado, que se me pasan los anhelos de volar alto y me acurruco en tu nido como un polluelo asustado. De creerme rey de mis circunstancias me convierto en súbdito de tus pareceres y ya no me siento sin alas cuando se me revela tu constancia ante mi desamparo. Sí, ahora que me acompañan volutas de humo y una máquina de escribir no son pasos agitados los que me acercan a precipicios fantásticos, sino la tranquilidad de la ternura y la poca necesidad de las palabras como no sean para coser un poco de poesía. Así me debato entre volar y encontrarte, porque mi alma me impulsa con suspiros de libertad y me devuelve con la tranquilidad a tu serena paciencia que recibe mis besos sin límite, perdonando, callando siempre, y yo me apoyo en tu regazo porque expresas sin palabras todo el cariño que andaba buscando cuando volaba, todo el conocimiento que ansiaba cuando partí envalentonado.


22/3/16

RESURRECCIÓN

Amor, quién te bendice ahora. Tu voz me hipnotizó, tus pestañas rizadas se movían cuando hablabas y mi corazón apuntaba al cielo. Pero llegó el olvido y me fui a descansar sobre una tumba mis delirios de don Juan confundido. En la debilidad del orgullo lo que creía historia fue una alucinación. Aquel jarro de agua fría paralizó la gallardía de mis pasos decididos, que tus atenciones y sonrisas mágicas fomentaban. Deliraba sobre una lápida gris, pero una voz dulce y poderosa se abrió paso entre la densa niebla y su suave música hizo callar a unos cuervos, que me observaban esperando que el opio del abandono me venciera. La caricia del sonido de tu voz humedeció mis ojos. Los abrí creyendo que mis párpados volverían a caer como piedras. Sólo el brillo perdido podría resucitarme, aquel del que caí encaprichado. No sabía que unos ojos poderosos me harían reincorporarme de aquella losa fría que estaba congelando mi corazón. Como una aparición fantasmal te acercaste flotando sobre la niebla y tendiéndome una mano nívea escuché tu voz mágica apremiándome: ‘Levántate, abrázame'. Los cuervos alzaron el vuelo malhumorados ante tu luz y al despegar el pecho de la lápida mi corazón recuperó tibieza. ‘¿Quien eres?’- susurré. ‘Soy ilusión y esperanza, levántate y ven conmigo’-respondió. Sus ojos verdes parpadearon sonriendo y acariciándome sostuvo mi barbilla y me levantó con un dedo. Cogiéndome de la mano me apartó del nicho oscuro y frío y me ofreció un cigarro, que acepté con los ojos cerrados. Lo encendí, respiré una profunda calada, sonreíste de nuevo y exhalando el humo desapareciste entrando en mí ante mis ojos incrédulos. Me encogí de hombros y continué caminando con renovada determinación, aliviado el peso de mi sombra.


16/3/16

UN MUNDO DIFERENTE

Creo que cuando dejo de dudar aparecen mundos. Dejándolo todo así, las tareas programadas en vilo, surgen otros mundos desconocidos que merece la pena descubrir. Me entrego a la serenidad de apartar dudas, quién sabe si se resuelven reflexionando o se complican aun más. Los deseos transcienden cualquier obstáculo pero para dedicar canciones o hacer poética del amor hace falta amar. Mientras tanto, imagino lo que podría sentir, qué estaría en mi mano hacer. Potenciaría esa ilusión tonta adolescente que mi madurez se ha empeñado es desterrar sin éxito. Soportaría la incógnita con el mayor de los placeres sin pensar en una posible decepción, porque el que teme piensa y pierde las chispeantes emociones de la espontaneidad. Ni por muy inseguro que me sienta he de detenerme, porque nada depende de una primera impresión, porque la química remonta indecisiones si vuelan mariposas en el estómago y confías. Con todas las maravillas que quedan por descubrir no vacilaré, porque puede terminar siendo un paseo reconfortante o puede que no termine y se convierta en un viaje, en una aventura en la que contemplas, con los ojos húmedos, parajes que antes no veías; mundos diferentes que no pensaba que estuvieran sucediendo antes de derribar las fronteras. Y el mismo impulso pudiera haber sido por un deseo, por una idea o porque tenía la certeza de que conducirme por el ingenio de la ternura era consumir el tiempo de la mejor manera. Siempre puede quedar el orgullo de saber que con tales piezas construyo puentes y caminos, energías y despertares brillantes que me levanten de la cama sin suspiros. Merece la pena confiar, ni por recuerdos bonitos ni por resolver preguntas, pues no hay nada mejor que descubrir nuevos enigmas, no hay nada mejor que fortalecer la curiosidad. Y así gana el gesto brillante de vivir inclinado hacia delante, de andar con el pecho erguido y respirando coraje para viajar cruzando fronteras hacia un mundo diferente.


9/3/16

UNA FLOR EN EL ESPACIO

Se llamará Zinnia, es increíble ver de nuevo el color de la belleza, ver como crece y lucha por la vida en este entorno poco óptimo de artilugios mecánicos y gravedad cero. Cada vez que tengo necesidad de iluminar mi mente me apoyo delicadamente para observar nuestra primera flor en el espacio y soy consciente de la importancia que este gesto tiene para las generaciones venideras. Cuando el Hombre se detiene a contemplar la belleza de la naturaleza por puro placer asegura también una herencia de poesía, de bienestar y buenos sentimientos. Como esta flor que me está otorgando pensamientos románticos, palabras dulces de amor que difuminan cualquier crisis de fe. Esta planta que lucha por sobrevivir contra el moho con la ayuda de la infinita curiosidad del ser humano, nos enseña que no hay que desesperar en la búsqueda del progreso y que éste siempre dirigirá nuestros pasos en la buena dirección apoyándose y respetando los principios del amor y la poética. Zinnia me hace suspirar, me conmueve, despierta mi espíritu de cosmonauta aventurero que a veces palidece entre ecuaciones y números binarios y, sobretodo, me hace recordar los momentos felices que pasé en la Tierra. La observo y mi espíritu recupera la pasión que florecía cada vez que me entregaba en alguno de aquellos maravillosos encuentros. Regenera el deseo de hacer brotar una semilla de ilusión en un mundo desconocido. El recuerdo de las flores que dejé en la Tierra, a través de esta maravilla que cuido, me motiva cada día. Que alguna de ellas crezca con amor en mi corazón es el principio y el objeto de toda mi esperanza. Mi supervivencia será poder colonizar algún día un nuevo mundo y respetar su belleza. Allí encontraré la dulzura de unos bellos ojos que consiga hacerme levitar, volveré a sentir el placer y la felicidad del contacto íntimo que abandoné antes de partir al espacio. Desde aquí no puedo escuchar una voz alegre que me anime a ser libre, no hay caricias que hagan sentirme vivo, aquí hace frío y todo es neutro, pero cuando desfallezco me acerco a mi querida flor y me llena de energía la sonrisa de sus pétalos abiertos. Mis ojos se nublan, vuelvo a sentir el placer de la vida abriéndose camino entre tanta programación. Me inundo de sentimiento y abro mis brazos dejándome llevar por el impulso de un suspiro. Mi cuerpo flota hacia la escotilla y miro profundamente a aquel maravilloso planeta azul donde late y crece un corazón que algún día será mi refugio.




3/3/16

VÍA LÁCTEA

Desde que me centré en ti, prólogo de un sentimiento, caricias son tus palabras cuando apagas el mundo y te acercas a mi oído susurrando. Confiesas lo bello que me encuentras recostado en la pradera del jardín de las delicias, donde todo reluce dorado por un sol de rayos horizontales. La luz de fuego naranja que seduce e hipnotiza cae sobre nosotros y nos descubre un ambiente de páramos plagados de sátiros y duendes desnudos. De magos y brujas que reparten licores y pócimas que evaporan la poca razón que nos queda. Brisas afrodisíacas remontan las verdes laderas y nos alcanzan mientras derrites mi boca cuando introduces suavemente tu lengua. Buscas hechizarme mientras reyes y caballeros se pelean por un reino de diamantes en el que abrimos una brecha con nuestro exilio de pacífica sensualidad. Bocados en la piel para erigirnos en un lecho circular que brilla en la oscuridad como una maravillosa estrella roja fugaz. Las sombras de la noche no nos alcanzan porque nuestros ojos recogen la vía láctea tiñéndose de plata y allí queremos dirigirnos. Aspiramos néctar de oxígeno estirando nuestros cuellos por si el amor flota en el aire y podemos impulsarnos con un brinco. Agarrados al cielo le damos razones al tiempo para que brille como el oro terrenal y lo entregamos todo al crédito de la pasión que nos eleva por un camino de plata. Todo. Los secretos, el espíritu, los regalos del deseo que habíamos estado guardando bajo siete llaves son entregados entre caricias. Tus movimientos me atrapan, promesa de que me vas a diluir en el cielo, de que vas a escuchar mi alma latiendo de orgullo sobre tu pecho abierto. Y no hay lugar para ascender a la gloria como la espiral que compartimos flotando y que nos conduce a un país de maravillas arquitectónicas diseñadas con nuestros cuerpos.