Quiero entenderte más allá de la piel, más allá de esta
frontera que reluce como el oro y el marfil. Y por eso estoy aquí, sentado en
el borde de la cama sobre la que te has arrojado metiendo la cabeza debajo de
la almohada. Intento llegar más allá de tu piel acariciándote, buscando una
reacción dentro de tu cuerpo que te transmita mi cálida preocupación por consolarte.
¿Qué clase de melancolía, amor, te está afectando que no te das la vuelta y me
regalas una sonrisa? Intento recuperarte besándote el cuello pero te dejas
llevar por lo que oíste de alguna lengua maléfica. No importa, te sostendré en
tu desfallecimiento aunque no quieras mirarme, la fuerza me la da el cariño que
te profeso. Si las caricias no te alivian, ni los besos, intentaré explicarme
susurrando palabras sobre tu oído. Reaccionas levemente negando con la cabeza a
las razones de mi acercamiento sincero y lo tomo como un gesto alentador. Mis vibraciones
en tu oído han conseguido acariciar tu desvelo. ‘Te amo’- te confieso y vuelves
a enroscarte sobre las sábanas y el silencio. Comprendo que palabras tan
rotundas suenen artificiales después de una crisis de fe. Me acerco para
abrazarte y para que sientas mi corazón latir agitadamente por la pasión que me
despiertas. El calor de mi respiración trata de reanimarte, no hay mejor
máquina de la verdad que el propio cuerpo. Si las palabras no sirvieron quizás
entregándote mi melodía interior pueda reconciliarme y calmar tu desamparo. No
es cariño de un rato, mi cuerpo está sobre ti hablando con su propio lenguaje,
y empiezas a creerme pues sientes cómo me provocas una turbación que no puedo
remediar. Comprendes, hablándonos cuerpo a cuerpo, que nadie nos privará del
erotismo de nuestra atracción mientras que vibremos. ‘Ven, date la vuelta’, te
dijo mi corazón. ‘Sólo hay una cosa que quiero pedirte’, me dijo el tuyo, ‘que
bendigas mis latidos con cariño y comprensión, porque he sentido celos’. ‘Lo
bendigo’, te dije, ‘es donde encuentro tu belleza por mucho que mis ojos adoren
tu cara y tu figura. Es aquí donde me refugio cuando no encuentro la manera de
decir cuánto te quiero’.
2 comentarios:
Me gusta tu relato, más sentimental que erótico, ..o quizás debería decir .... apasionante. Bueno es sólo mi opinión.
Un sueño hecho realidad, plasmado en palabras sinceras.
No quisiera buscar un "pero", pero..... traslado tu sinfonía a mi realidad, como todo lector hace supongo, y si hay un atisbo de humanidad, los hechos dicen más que mil palabras que muchas veces chirrían. Vibrar, vibramos, aunque a menudo no en las mismas modulaciones.
Muchas gracias Lolíndir Palantír, agradezco y valoro tu opinión. De acuerdo con la duda sobre las palabras por eso hablo de la verificación corporal y de las vibraciones. Me apunto lo de vibrar en diferentes modulaciones. Si dos personas están juntas y no coinciden en esto ¿estarán condenadas a no entenderse? Pensaré en esto. Un abrazo y agradecido por tu comentario.
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