26/4/09

Viaje al centro de Sevilla


Está ya pegando el sol en Sevilla. Los guiris pululan como hormigas por el centro histórico. Será que me olvidé cómo era 'la caló' sobre el asfalto pero caminando por ahí he sentido como si viviese por primera vez la experiencia. El jaleo de gente sin dinero rebuscando en los comercios, el bochorno, los tubos de escape de los autobuses metiéndose por tus narices. La respiración relajante que practico por recomendación de Alejandro Maldonado se ve recompensada por una gran bocanada de CO2. Hay que caminar mirando el suelo porque llegando el buen tiempo comienzan a reproducirse zanjas y mierdas de perro. Pero esta mañana nada será complicado, sólo llevo la intención de hacer un paseo festivo porque es el jodido Día del Libro. Pensaba culminarlo comprándome uno pero bah, me he curado de mi compra compulsiva de libros apuntándome a una biblioteca. El paseo mañanero se hace pegajoso, los slips comienzan a causar estragos en las ingles sudorosas y te dan ganas de pasear con los huevos colgando. Uff, en una playa nudista por ejemplo, no quiero imaginar. Me había olvidado que el tedio puede atrapar a cualquiera cuando llegan los calores a la ciudad. Hay ciertas horas en las que pareciese como si la atmósfera se volviese marciana. Sobre las dos o tres de la tarde todo empieza a moverse con lentitud y los lugares concurridos se convierten en vías de resoplos. Los grupitos de abueletes corren a cámara lenta a meter la coronilla en el agua fresca de la sombra. Los edificios encrespan sus cornisas…! Y esto es lo que hay, con tanta bocina y motor rugiendo no son paseos para tranquilizarse.

Ahora que tengo sol renacen los planes de pasar un día a la rivera del río, quitarme la camiseta, estirar la espalda y darme el gustazo de fumarme un pitillo mirando como esos notas recorren el río en piragua y yo me rasco la coronilla. Joder, para eso hay que tener unos buenos pulmones. Apuro la vista y compruebo que son hombres de Agua Brava y gomina, capullos. Antes andaba recorriendo la ciudad en bicicleta, haciendo mini rutas y paradas de descanso en oasis de sombra y vegetación. Hoy vuelvo a hacerlo para cruzar puentes. Y entre tramo y tramo un descanso bajo una sombrilla de palmeras, que te haga olvidar que son las dos en Sevilla. El sonido de la jungla de asfalto no cesa y no te deja olvidarte del todo, pero se incorpora el trino de los pájaros en su cortejo (No mires al cielo que te pones cursilonamente poético y te cruje el cuello) y eso es un paréntesis en la bronca ensordecedora de la ciudad en hora punta. Luego una sirena viene a recordarte la caña de España y dos manzanas más allá están remodelando un hotel de lujo. Pss ¿Pa qué? Con lo que una nube de polvo viene, cual tormenta del desierto, a instalarse plácidamente en los ojos. Tus bronquios responden y tronan y te piden una dosis más de C02 y, como ya estás tragando porquería de hecho, enciendes un pitillo. Miras las copas de los árboles hasta que sientes el culillo frío por la acción del banco sombreado, eso te devuelve a la realidad y, con un suspiro, reemprendes tu camino hacia el centro de Sevilla…

7 comentarios:

Argax dijo...

Disfruto tanto con tu paseos por la ciudad.
Hoy toca la cara inhumana de Sevilla.
Ahora que ha venido el calor intento, para espabilarme desde primera hora, levantarme un poco más temprano, cuando aun hace algo de fresco y salgo a fumar a la puerta de casa, acaricio al gato que está blanco de polvo de sus correrías nocturno y me animo para empezar a creer que hoy será un gran día. En mi caso ni siquiera tengo la personalidad de las calles céntricas para darme calor, ya no, ahora tengo que conformarme con esta zona residencial, ver a la gente como va a sus trabajos y yo sigo aplazando mi futuro, mis apuntes me esperan, pero aun así, siempre acabo dibujando una sonrisa, estoy dónde quería estar.
Y lo de las piraguas, joder, quién no lo ha hecho, por mucho que sean chicos de patilla fácil, suelen tener unos torsos de aquí te espero.

Un abrazo y buen día.

manumara dijo...

Gracias compañero Argax, es lo que puedo ofrecer de optimismo en estos momentos. Me gusta describir lo que va pasando cuando merodeo por la ciudad. Se que no entro en profundidades pero intento retratar lo que veo y lo que voy sintiendo. Comparto contigo que vivo en un entorno tranquilo, casi al límite de la ciudad y, aunque es poco, algunas veces siento que ir al centro es un 'viaje'. A ti te veo en un entorno apacible y además pareces que le sacas el lado positivo al asunto pero bueno, que no te falte ánimo que esta ciudad es pequeña pero tiene muchos momentos bonitos. Un abrazo

Mysia dijo...

Pues a mí m da envia vuestro sol; la lentitud al caminar, lá búsqueda de sombras ... hasta la caña de españa xd.
no hay nada como perder (de vista) lo q se tiene, para valorarlo. 1 día akí, y os vais adorando hasta las mierdas de la acera xDD.
Eso sí, yo no kambio mis kejidos por na xD

manumara dijo...

Hola Mysia, supongo que sera cuestión de perspectiva porque yo te imaginaba en un pardo verde fantástico con las montañas al fondo. Je, no se, Sevilla es una postal pero la rutina urbana cuando sube de 30 grados es como para buscar parques para elevar escapadas mentales de cinco muntos, lo que te dura un cigarrillo o un aquarius. Pero aquí tienes Sevilla por si lo quieres intentar. Un beso

LatitadeAlmendras dijo...

¿ya estás hablando de la caló? pues no nos queda ná!! jajajaja

un beso!

manumara dijo...

Sí, sí, LatitadeAlmendras, ahora me ha avisado que viene como una bofetada que no se esperaba. Luego cuando nos acostumbremos ya habrá que escapar para meter los pies en remojo picón y escribir haciendo gluglu. UN beso

Argax dijo...

Discrepando un poquito con Mysia, no hace falta perder de vista lo que se tiene para valorarlo. Es Sólo que lo que me aporta esta ciudad no sale en los medios ni suele pertenecer al tópico. También parece que no quiero a mi patria chica porque suelo quejarme de sus anacronismos y contradicciones, aunque, ahora que lo pienso, a lo mejor es que soy un habitante exigente que quiere ver a su ciudad guapa, guapa. Queda mucho camino por andar.

Y del calor, pues bueno, para algo están los botijos y las tres duchas heladas al día.