Adios al día de hoy que fue normal aunque único, como todos los días. Y en esta melodía dulce y postrera, en la hora de la soledad relajada, recuerdo las veces que me sentí dentro de alguien. Ay eso breves momentos, como diablos volando en el campo los veo elevándose en la memoria.
Y desea mi cuerpo visitar otros ángeles que me hagan más sensible a esa vibración compartida, pues como fuegos artificiales va Eros recorriendo mi piel, mis abdominales, mi pecho, mi pubis, mi soldado.
Y tengo que apagar ese fuego élfico con el poder de las caricias. Adiós al día de hoy en el que una alfombra de eróticos recuerdos me recoge, adiós abriendo los ojos y dando la bienvenida el presente en el que gozo y a ese futuro, que me traerá minutos de gloria que sabrán a años...
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