6/5/15

EL ENCANTO MÁGICO ME PUEDE.

El cuerpo, el alma y el corazón. El primero lo veo pero a veces no lo escucho, la segunda ni la veo, ni la escucho, ni la siento y el tercero, del tercero poco me creo, tambor de hojalata que me marcas el tiempo. ¿Y qué es esa energía que me nace a veces de dentro, desde un lugar indeterminado de mis cuevas y que me hace vibrar de ilusión? Mi corazón tiene la manía de encapricharse de una imagen, una aptitud, una personalidad y mi cerebro se apropia de lo deseado. Soy capaz de tomar prestada una parte de personas y hacerlas mías sólo en mi mente, como un muñequito que manejo en mi fantasía y que le endorso instinto, atracción, correspondencia y emociones desmesuradas hacia mí. Bolas de nieve que crecen que son interpretaciones íntimas, muy subjetivas. Y es difícil tomar una relación prestada sin el consentimiento de otra persona para evitar problemas, para evitar todo lo malo que tiene una relación o, peor, todo lo malo que tiene el final del embrujo, el desamor. Pero esa historia mental no confesada a veces prospera sin permiso como un sucedáneo de lo que pudo ser un flechazo simultáneo directo al pecho, y lo que pudo ser breve explosión se transforma en una adoración casi religiosa. Así me habían enseñado a amar.
En fin, Pero ya no, ahora tengo alma de guerrero, tengo alma de espartano, de superviviente de una Apocalipsis zombie. Los arañazos que la fantasía y el morbo me hacen en el alma apenas duelen. Las heridas del corazón ya se curaron hace tiempo. Ahora tengo un alma de caballero loco y la de un pícaro pirata. Tengo amor propio y no tengo nada más capital que la poderosa energía inmaterial de la ilusión, que es lo que me hace renovarme más que los sentimientos del pasado. Ahí si, eh, imaginando comuniones, éxtasis divinos y elevaciones sensuales soy un superhéroe; gracias a mis fantasías siento cómo me transformo, me elevo, vuelo, entro en otras personas para unificarme y entregarme como si no hubiera un mañana. Y esta industria sigue funcionando porque el encanto mágico me puede…




No hay comentarios: