Es curioso que esto sea un laberinto que me acerque a ti, para apartar las preocupaciones dejando de pensar, y tomármelo a corazón abierto, lo que venga,
mi sexo lo desea ahora pero mi cabeza lo ha deseado siempre: desnudos y
abrazos, caricias escritas como romanceros sobre tu piel, pero también
desahogarnos, sí. Retarte y amarnos en una lucha de cuerpos sudorosos,
acariciarnos para relajarnos, aparearnos como animales para sentir la vida y
recargarnos de motivación. Sí, con ganas de dibujar tus curvas con la yema de
mis dedos quiero tocarte como un piano de cola, desarrollando mariposas sobre
tu abdomen y remolinos en tu pecho. Las sombras moviéndose caprichosas amando
rincones y lámparas, armando armarios y mesillas de noche en la oscuridad. Pieles
desnudas que se vislumbran como ráfagas en un espejo, vemos imágenes excitantes
sucederse que nos da valor para reconocernos. Sólo la música de los gemidos de abandono, las pocas palabras que necesito
para elevarte y para dirigir el cañón de placer de tu lengua.
Que porqué es una
marea difusa todo esto que hacemos y que no tiene explicación da igual porque
nos convertimos en un río que fluye, solo el sentir y el ansia de deseo de
colmarnos sin argumentos recorre nuestras neuronas. Que nos llegan las voces de
otros mundos extraños, no nos despistan de esta armonía del presente desnuda y
pura. Sin diferencias, cara a cara, cuerpo sobre cuerpo, temblando de placer
nos sostenemos sin límite espacial, volando sobre la cama, flotando pero unidos
nos sostenemos y lo demás que más da. Las palabras dan igual, los miedos e
inseguridades sólo porque las nombro pero dan igual. Borramos todo eso con
nuestras cinturas acercándonos bruscamente o lentamente con miradas al cielo o
mirada sobre mirada para confirmarnos como amantes mientras brillen nuestras
pupilas en la oscuridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario