1/9/15

ATERRIZAR EN NUESTRA PIEL

Y no aislarás a la gente más importante de tu vida, condúcete por la capacidad del perdón por amor, si dudas de que se lo merezcan no importa porque no eres como creen que eres. Eres una persona amorosa que va a crecer y expandirse gracias al amor en tu persona y hacia el prójimo que ya no es enemigo, que ya no acecha, que puede ser tanto una mano tendida o una caricia en el hombro como una lección, duras como estocadas pero necesarias. Y si no te puedes arriesgar es por amor, es por ternura, es por la conciencia social que creció dentro de ti. Tendrías que comprender las dinámicas del mundo y las leyes de atracción, tendrías que comprender cuál es tu salvación, dónde merecen la pena lo grillos de estómago cuándo los nudos en la garganta. Bendita emoción que te rescata tras los naufragios, bendito el aire limpio de cada nueva historia que te hace sentir vivo. 
Los recuerdos de cómo eras se mezclan con las imágenes difusas de calles y personas, regalando sonrisas, levantando los brazos, esa alegría que vuelve cada vez que pones los pies en la calle, la recordaremos. La recordaremos con un brindis, con un abrazo, con la transpiración del deseo que por fin nos ha llevado hasta aquí: el momento, este instante poderoso, la oportunidad del amor y la de proclamar tu belleza. Como ahora que me estoy acercando a gatas como un lince en tu cama y tu que me esperas con media sonrisa dentro de tu timidez ardiente, que me atrae hasta tus labios, pero antes de besarte, ajá, nos miramos a los ojos, vemos y pensamos pero borramos los pensamientos por ese impulso de sellar nuestros labios, de jugar con nuestros 'peces rojos', que se enredan y se separan para recorrer rincones que conducen a gemidos y montañas rusas. Y entonces decimos ¡Oh Dios!, sí, todos lo decimos porque casi lo alcanzamos con los dedos desde esta tierra que es nuestra piel.


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