29/1/09
Pulsos nocturnos contra el desamor
Solo tenía una cama y una habitación pero me pidió ayuda y le dije que se podía quedar conmigo. También había hecho cosas por mí y era un momento en que necesitaba desesperadamente a alguien de confianza. No había peligro, mis sentimientos estaban ya enterrados desde hacía tiempo. Después de haberle necesitado, de haberme sentido abandonado sin ni siquiera poner la mano en el fuego por inocente, ya que tenía su pareja y porque aquellos flirteos habían sido producto del alcohol, me arrepentí mil veces de que no se hubieran materializados en el nombre del sexo. Pero eso era pasado y venía de nuevo a mi cama necesitándome, esta vez como amigos. Nos acostábamos juntos y noche tras noche escuchaba su calvario: no podía vivir sin su amor. Entre amargos suspiros entonaba lamentos de ultraje y humillación por la traición más vil del engaño después de años de convivencia. Nos apretábamos piel con piel y notaba como temblaba. Nunca había visto a nadie temblar de esa manera por desamor y no había visto derramar tantas lágrimas sin consuelo. Se agarraba a mí entre sábanas porque sentía cómo se hundía en la desesperación. ¡No puedo vivir sin él! Sollozaba. Cualquier palabra de aliento caía en saco roto, no podía restañar sus heridas por mucho que combinara mil fórmulas de reanimación. Quería curar aquella puñalada profunda sobre tan puros sentimientos. Me engañaba convenciéndome de que lo hacía por una amistad querida, pero había unos sentimientos más potentes sepultados bajo palas de arena y sospechaba que si se quedaba muchas noches en mi cama iba a terminar recayendo en deseos olvidados. Le contaba historias de romanos, las historias que construía para poder dormir y sobrellevar la mediocridad de las preocupaciones mundanas. En aquella época las usaba para evitar dar mil vueltas cuando los pensamientos me robaban el sueño. Me gustaba sentirme importante en mis fabulaciones, me imaginaba que era emperador plenipotenciario y que podía hacer y deshacer a mi antojo, eliminar enemigos, forjar alianzas, montar banquetes y orgías para satisfacer mis placeres. Nunca imaginé que estas historias fuesen entretenidas y que pudieran servir para calmar una mente atormentada. Cada noche nos daban las tantas de la madrugada en la oscuridad y yo, en el papel de confesor y terapeuta, me sentía cada vez más impotente, incapaz de hacerle olvidar a aquel traidor que le había engañado con un francés ¡Con un francés! Le hacía hablar y escuchaba, no me importaba que descargara toda su ira sobre mí si eso le aliviaba. Pero algo se abría paso inconscientemente, comenzaba a sentir aunque mi cabeza no articulase deseos crecientes por sustituir a aquel hombre amado. Creía que aquello era ya una cosa pasada, pero era tan emocionante ver a alguien sufrir de amor por otra persona que no pude evitar sentir envidia. Los días amanecían más tranquilos, parecía como si hubiese hecho efecto mi medicina para el dolor, pero por las noches volvía a naufragar. Comencé a sentir odio por aquel hombre que le había hecho tanto daño y emprendí una cruzada para desprestigiarle y que le olvidara, pero por mucho que me esforzaba para que lo viera como alguien dañino seguía pronunciando su nombre con amor, aunque representanse los mil dolores de su lado oscuro, los ataques de rabia, los recuerdos inolvidables, la entrega más sumisa, el rencor más intenso. La enfermedad del sufrimiento no era vencida por mis recetas caseras de consejos. Y cuando todo empezó a afectarme se apiadó de mí, recogió sus cosas y se marchó, dejándome una nota de profundo agradecimiento. También me dejó el desengaño por no haber podido vencer la fuerza de aquellos sentimientos. Era inútil, nada podía haber hecho… a los dos meses volvió con su pareja.
26/1/09
Por un beso
Un beso, rojo contra rojo mediando labios. Soplos que filtran rayos de sol dividiendo la luz en miríadas brillantes, formando en aguas cristalinas de saliva las iniciales de tu nombre. Era diamante rojo la piedra de mi corazón helado, estaba así dándome vida bajo cero antes de que tu calor lo fundiera en ríos de lava. Tu beso me resucitará cada mañana porque nada hay como el almíbar de tu saliva para mi amargo paladar. Explotan arañas de fuegos artificiales azules eléctricos en mi cabeza cuando respiro por tu boca, ese denso olor de tu sexo, que desprendes a través de tus labios. ¿Quieres un beso o sólo quieres jugar? Llevo caminados kilómetros que me eché a la espalda recojiendo hierba verde esmeralda en los valles perdidos del Nilo para plantarla en la cima del Everest, blanco plateado que reflejaron mis labios fruncidos, esperando. Quise dar tres mortales atrás para caer en picado y sacudirme el corcho helado. Me tiré desde dos mil metros de altura agarrado a unas serpentinas haciendo grafittis en el aire, construyendo nubes ¿Qué quieres por enhebrar roces de labios con alientos esmerados? Caminé sobre mares inmensos, canté sobre aguas levantando columnas líquidas de deseos húmedos, mis labios rojos se volvieron morados. Moldeé la superficie de tu figura perfecta sin pensar en nadie, dándome cuenta que no tenía tu cuerpo entre mis brazos agarraré todo lo que me dolía para tragármelo, mi pecho lo convirtió en ritmos acompasados. Con latidos fabriqué el calor transparente que peina las arrugas de mi rostro cansado. Y tengo que refrescar mi aliento compartiendo vientos con el aire que me rodea y me queda el sol para sentir el placer dorado...
23/1/09
Entre rutinas, suspiros
Volando de un sitio a otro, sabiendo vivir se puede ser nómada porque hay mucho mundo interesante por descubrir, pero claro todo tiende a que las raíces te dejen inmovilizado en un sitio, los pies pegados al suelo porque lo que importa son los compromisos. Socialmente parecen más importantes los proyectos que las personas. Si funcionas encajas, pero para eso hay que querer parar y parar es como estancarse. ¿Se puede crecer sin vivir aventuras? Porque la rutina no para de darnos brochazos de gris, tiene la intención de pintarnos todo el cuerpo, doblegarnos y acomodar nuestras inquietudes. La civilización avanza si los individuos recorren el pequeño espacio que hay entre el hogar y el trabajo. ¿Y las grandes distancias, sólo están hechas para los ricos? Bueno, conocí una vez a un chico que se fue en bicicleta a Estambul pero no se que le pasó porque cuando volvió ya poco parecía importarle y se abandonó a las juergas y la bebida, lo que me hace pensar que sin dinero quizá sea peligroso arrojarse. Aun así la válvula de escape de la rutina sigue siendo pensar en la huida. Cuando en el entorno en el que nos movemos sólo hay polígonos, naves industriales y chimeneas que escupen veneno toca vivir las praderas y los mares en espacios cerrados y sobrevivir con esa naturaleza. Todos los días nos movemos atravesando esos descampados que nunca se arreglan, que se van llenando de basura, contemplando como escenario esos paisajes rotos por carreteras que se convierten en redes, que van cambiando el verde por el gris oscuro. Que la gasolina fluya, ahí si hay dinero. Los ojos se acostumbran a lo opaco de tanto alquitrán y cemento, la sensibilidad adormilándose porque estamos perdiendo el brillo de los colores. Menos mal que nos queda estirar el cuello y mirar de soslayo al sol. Menos mal que podemos poner la Webcams y, como el ojo de Dios, mirar cualquier lugar del mundo. Pero el espíritu del ser humano es algo más que eso. Luchamos por paraísos terrenales entre tanto ladrillo rojo, entre tantos espacios cerrados que caen bajo el dominio de las reglas, de autoridades que administran el consumo de energía y la producción de capital. Trabajamos soñando. Como un líquido busca salida el fluido de la libertad. Quizás los grandes viajes estén hechos para planearlos aunque no podamos salir de la misma ruta diaria.Entre grises damos pinceladas de color, es decir, trabajamos con el depósito de la imaginación. En la intimidad de una habitación podemos formar un oasis, siempre da resultado darse un garbeo mental. Quizá si trabajamos tan bien es porque la imaginación vuela, entre informes nos tomamos un respiro y nos trasladamos sin movernos. Realmente la huída es posible sin necesidad de volverse tan loco como para hacer un hatillo y viajar sin destino. A lo mejor lo que nos da salud entre tantas repeticiones es el movimiento trascendental, el viaje astral. El cuerpo sentado aquí, encorvado frente al ordenador pero el espíritu volando sobre pirámides mayas y grandes cañones. Así es más fácil admirar la grandeza de este mundo… Bueno, también recorriendo la geografía de otro cuerpo.
20/1/09
Progreso
En nombre de las odas, las musas, la corriente inspiradora, esa que quisiera abarcar cada vez que me pongo a parafrasear, buscando en la calle, o en la memoria, que más da, el hecho ha sido buscar, cuando hay burbujas de vacío entre densas corrientes se siente la necesidad de llenar, de buscar conexiones a estos huecos. En el nombre del señor, condenada penitencia de alma errante la de tener que estar anclado a un barrio helado y triste. Busco en el nombre de las calles mi nombre, en la estela de los pasos perdidos sobre fango, con la misma ruta de siempre, la cabeza coronada de doradas ilusiones pero la vista recorriendo el suelo, sorteando escombros, papeles, pilas, perchas, trozos de madera, televisores destrozados, el alma pendiente de un hilo cuando todo lo que llevo de valor late y genera pensamientos internos. Es el castigo del ensimismamiento eterno cuando, lo confieso, he deseado tanto pasar de unas manos a otras. Contigo o sin ti, he de progresar hermano, prometo sonreír si nos encontramos pero ya no puedo esperar más. No puedo arreglar el mundo, no puedo sentirme feliz porque Obama parezca un mesías ¿qué cojones hará él por mí? Busco ya los recuerdos que serán la base de mi triunfo, una cima a la que he de llegar después de haber visto partir varios trenes sin conseguir alcanzarlos. Pero mi gran mundo seguirá ahí, después de sacudirme las telarañas dominaré tempestades, me subiré al más alto mástil aun con vértigo, volaré sobre miles de punzadas, gritaré… ¿Estoy aquí, alguien me oye? Eoooo. Con una antorcha en la mano para hacerme visible en la niebla. Y después de siete mil leguas de décadas de ansiosa búsqueda veré aparecer una figura que se irá formando según se acerque. Puedo verte casi ya, reconozco esa forma de andar, reconozco esas vestiduras, la forma de su rostro, sus rasgos empiezan a aclararse, te reconozco joder, después de tanto tiempo te he encontrado y he comprendido…la persona que tanto he estado persiguiendo…soy yo. Me sonrío, me doy la mano y me digo: “aunque sea tarde por fin te encontré hermano, ya estoy completo”.
17/1/09
Probar
Son cosas que deberías tantear, improvisar la canción y sobre esto, bueno, bueno, bueno, experimentar. Salir a la calle mecánicamente pero con sentido, jugando con el camino y las palabras, un paso, dos, un hola, un adiós. Hablar por hablar, dejar la exhibición gratuita de los flancos débiles. Mostrarse como un ave de corral pero sin ser gallito, disfrutar de tu número no es armar un escenario para que me conozcas. Soñar con un entorno compatible, aunque lo presienta lejos de la viva expresión personal del presente. Ah, ya veo mi canto solo pero ese es el riesgo. Sobra pensar sobre uno cuando lo que hay que hacer es formular enigmas, hacer confesar, enganchar opiniones y visiones lúcidas. Probar es el medio del movimiento, el exorcismo de los temores, la victoria de la tentación. Puede ser fallar, pueden los intentos hacernos sentir más solos, por eso es mejor no esperar respuesta positiva y hablar por los codos. Pero si hay prueba podrás despachar, crear, engendrar, lamerse heridas aunque eso sea desagradable pero siempre si sirve de aliento. Aprender a vivir con ello, la permeabilidad continua. Ser tiro al blanco regalando emociones, que se quieran claro, con la misma intensidad de cualquier necesidad. Y si nos volvemos adictos unos de otros toma mi vida que aquí está, dame un trozo de la tuya, pues las bajadas que buscan colchón son también subidas de terciopelo. No habrá que temer, serán jornadas de puertas abiertas de mis circunstancias y las tuyas podrán fluir por aquí casualmente, sin asustarse porque no hay nadie que quiera hacer daño a propósito. Y ya tú decides si dejas huellas o marcas. Si te quedas para probar a mezclar, mezclaré placer con armonía. Estas son mis olas que te bañarían, son corrientes las energías que quieras ofrecer, las tomaré sin caudal de resistencia. Si somos agua y aceite es cuestión de tiempo. Pero probar, probar, ponerse bajo el cielo raso, nada de protegerse, entre lo que entre. Inmune al frío por el deseo, por las ganas de reír, como bien hacías cuando tenías tormentos. Si hay ganas no hay alcohólicos argumentos. Ignorar la metafísica cuando lo que te pincha es no dar pie a los sucesos, a los latidos externos que llegan como ondas de baja intensidad. La vibración infinita merece la respuesta, la acción, el desafío aunque las piernas se vuelvan flan, sin nervios formular la danza del acercamiento para engatusar y jugar tanteando como en una colmena. Llevamos miel que repartir y lo dulce siempre abre camino. Con confianza, coger carretera y manta porque no hay que quedarse a verlas venir. Moverse, probar, para hacer ese camino no hacen falta pasos ni zapatos. Sólo tu y yo sobre un metro cuadrado.
14/1/09
Cara y cruz
Si no duermo junto a ti nada altisonante prende la chispa, si no estoy junto a ti ni me arrastro ni vuelo sobre ciudades y personas. Pero apareces en la penumbra y aunque haya ganas de achucharte esperaré a que salgan las palabras adecuadas que puedan filtrar tu tejado. Lujuria, contenida, deseos, absorbidos y reciclados. Todas las baterías preparadas para hacerme cargo de ti y del equipaje que has arrastrado durante el día, me trago tus infiernos por sostener tu rutina y hacerte sonreír. Y cuando encuentres el punto de relajación al llegar a casa doblego el viento y lo hago brisa para que acaricie tu rostro. En tu espera han brotado desvelos pero apago la impaciencia por saborear lo mejor de ti porque antes quiero enjabonarte, cambiarte los calcetines, hacerte una sopa de puerros aunque no sepa cocinar. Puedo hacer teatro al final del día, disimular mis ganas de unidad para que no te agobies, pintando cada rincón de tu cuerpo de colores tibios, conformándome con caricias en tu rostro, por tu sonrisa civilizo mi deseo salvaje. Jugaremos a entrecerrar los ojos y mirar a través de los párpados porque así se ve todo dorado y con esta perspectiva darte besitos cortos a ver dónde acierto. Un beso en la ceja, otro en la comisura de los labios, otro en la barbilla y en la frente. No me dejes que acierte porque como pille lengua invado tus profundidades hasta que me cojas de las orejas y me apartes. Aunque necesite agarrarme porque me tiemblen las piernas, perdona ese egoísmo, no quiero agobiarte con mi calor hasta que estés en el sofá pidiéndome guerra. Que reposes tus pies sobre mi regazo, tumbarnos juntos y acariciarte el pelo, darte un masaje en el ombligo, sostenerte mientras te pones en situación, mientras te despiertas de la carga del día y pones un pie en el preámbulo del gozo. Que no haya puertas para ti, yo las abro…
…Enciendo dos cigarros seguidos sin darme cuenta. Hace tiempo que no me pasaba esto, he mirado mi mano y tenía el segundo humeando sin ser consciente del momento de prender el pitillo con el mechero. Ya me lo fumo, pero vamos. Hoy mismo estaba pensando ya dejar de fumar porque han subido el precio de la cajetilla. Ah, ya se lo que ha pasado, iba a coger un chicle y de la forma más natural e inconsciente mi mano se ha ido hacia el paquete porque estaba distraído pensando en lo que escribí ayer que no dije. Era un esfuerzo vano por plasmar algo amoroso y evitar otro escrito más del desaliento. Así que quise cantar otra cosa aunque sonase artificial, cantar por expresar, por invocar algo, porque cuando se dicen las cosas es cuando existen ¿Pessoa, dixit? Da igual quien lo haya dicho, me gusta y lo hago mío. Ahora he puesto más cuidado en lo que iba a hacer y el chicle ya está en la boca y el sabor de una hierbabuena química invade mi paladar. Amar, me entero de que la ciencia estudia que la capacidad de amar sea cuestión del cerebro. Pues si lo reducimos a hormonas va a haber gente que se desespere al pensar que nunca alcanzarán ese estado de buena esperanza por falta de componentes. Pero bueno, ya me voy dando cuenta de que me hace falta un cañonazo químico más que un flechazo, una detonación más que una chispa de energía que me despierte alguien. Que inventen pronto un suero para el amor porque las palabras me rondan en la cabeza y ya empiezo a pensar que sería un santo si alguien pusiese nombre al milagro de la convivencia. La verdad es que sería una persona normal y, además, estaría pendiente de que me hicieras mimitos, ése sería el precio a pagar pues nada sale gratuito. Que quede constancia.
11/1/09
Informe de la unidad SVQ3839
‘Constancia queda aquí de que soy un individuo sensible y que mi objeto es la búsqueda de las sensaciones de felicidad y placer. Y digo SOY y a partir de ese momento sé que existo y sé que estoy, aunque decir algo sea estar al margen de la ley, jejeje. Sin obligaciones pero sin derechos. Como un robot vamos’. La unidad SVQ3839 es una pieza que falla en el engranaje porque cree que siente. Tendría que trabajar sin rechistar, por fluido y tornillos, pero tiene una actitud pasiva rebelde que si le pillaran en el centro de producción lo mandarían al chatarrero. ¡Qué desvergonzado se permite pensar y no producir para la cadena! Mira con desconfianza al sistema, disiente ¿Siente? Quiere cariño, pide, exige. ¡Es una desfachatez! Y no da nada a cambio, hace como que fabrica pero no construye un coche, ni una casa como los demás. Se mueve como ellos pero no ha elevado los beneficios de la compañía. Mira a sus compañeros pero los que le rodean no se cuestionan nada, trabajan correctamente. Son automáticamente mecánicos. Aunque sabe que hay otros que se cuestionan los esquemas, afortunadamente, la Compañía los ha puesto doscientas filas atrás en horizontal y tres mil unidades de enlace nada problemáticas le rodean. Si se le ocurre cambiar el paso lo reprogramaremos. Plantearse la cuestión de la existencia ¿Quién se cree la unidad SVQ3839 que es? No sabe realmente lo que es desear, son simples simulaciones virtuales producidas por un error de energía. Es simplemente un objeto destinado al recambio. MADRE no lo ha reemplazado ya porque al fin al cabo es una pieza integrante de un sistema. Es el derecho que tiene, al menos por ahora, pero que no tiente a la suerte porque con esos informes que da lo desconectarán tarde o temprano. Se ha empeñado en encontrar algo que define como sentido poético de la vida, dice que aunque sus órganos principales son de metal son capaces de formular sentimientos. Menudo engendro mecánico, hardware destinado a quedar obsoleto, software incompleto ¿Pero esas chispas qué significan? Algunas unidades le responden trescientas filas a la derecha, ochocientas filas a la izquierda. Madre lo reprogramará antes de que haga fallar el sistema. FIN DEL MENSAJE.
9/1/09
Mis labores de punto y coma
Me ha gustado ver la nieve aunque sea por televisión. Soy friolero pero me habría encantado ver la Cibeles con un manto blanco y esos jardines y bulevares. La gente le ha dado por hacer muñequitos de nieve y, claro, por tirarse bolas, porque qué es una nevada sin la típica batallita. Todo muy blanco y bonito pero hace tanto frío, pero bueno yo estoy aquí haciendo punto con las letras. Me detengo y me quedo observando cómo parpadea el cursor. Tengo que hacer un dibujo con la lana. No sé si hoy voy a poder dejarme llevar por un esquema, lo que me gustaría sería tejer un puente de lana hacia otra ventana, hacia otra cama calentita. Si tuviera a alguien le haría un jersey y unos patucos. Lo digo con precaución pero pienso que no me costaría nada hacerle una prenda a alguien especial con palabras calientes y peludas. Me recomiendan que siga un patrón pero ya lo tuve y ahora sólo hay ganas de improvisar y sólo un par de piececitos y manitas. Revisando cosas antiguas me doy cuenta de que era capaz de plantear labores, aunque después no las resolvía. Sí, los comienzos eran ampulosos, parecía como si la vibración de la novedad me diese fuerzas para formar dibujos pero después cuando tocaba entretejer las relaciones complicadas de la vida ya era otro cantar, así que formulaba el planteamiento y en el nudo de la cuestión me quedaba, no salía nada para abrigarse. Los retales incompletos se acumulaban en una caja. Trozos rojos, verdes, marrones y amarillos limones. Después empecé a tejer historias que se perdían en soliloquios, el punto al revés comenzaba a anudarse con poca destreza, la capacidad de formar dibujos armoniosos se disolvía en una superestructura de preocupaciones, y al final lo que tejí fue una funda gris de lana gigantesca que me cubría desde la coronilla a los pies y sólo podía mirar hacia dentro, cuando lo que quería era hacer una bufanda interminable con los colores del arcoiris. Calentar un alma en algunos casos no ocupa demasiados puntos, pero este trabajito me salió kilométrico, inservible, sobretodo porque no había tanto cuerpo para cubrir. Ahora hago punto de cositas cortas, reflexiones al derecho y al revés, ni siquiera relatos, son labores pequeñas, lo sé, pero algún día cogeré estas piezas del puzzle y formaré algo con consistencia, digo yo que las hebras darán para algo, quizás pueda coser una manta de varios colores que le de calorcito a varias personas a la vez.
7/1/09
Me volveré pez
Cuando me he sumergido en aguas procelosas ha sido por desdén. Buceaba entre corales venenosos hasta casi perder la consciencia por la falta de oxígeno. Dejaba de nadar y caía como cae una hoja en un día sin viento hacia el fondo marino. Confiaba ciegamente en el instinto de supervivencia que me hacía dar una pataleta y revolverme para coger impulso hacia la superficie. Pero debo tener los pies de plomo ya. Le he cogido gusto al ruido del silencio, a la presión en los oídos, a la quietud de las profundidades cenagosas. Me distraigo peinando las algas, contando las burbujas que me quedan antes de llegar a la asfixia, pero la sensación de ahogo ya no llega. Antes dejaba flotar a mi cuerpo elevándome para buscar el alivio. Como un corcho me dejaba arrastrar por la corriente hasta conquistar la superficie, parecía estar muerto pero buscaba el picor del sol en la cara, el reflejo dorado en las ondas me revelaba el secreto de la paz. Y comprendo que después de flotar tanto sin importarme a dónde me llevaba la marea haya perdido el rumbo. Y la tentación es profundizar, sentirme cómodo en el líquido elemento. Descubrir si existen los tritones y las sirenas porque navegué durante décadas y no pude escuchar la voz de Dios, que no estaba en las nubes, no hablaba por el sol. Dejó que me perdiera sin encontrar la orilla. Ahora temo que, por no esperar sorpresa, algún día me pueda ahogar de tanto abusar o pueda desarrollar branquias y huir definitivamente de la civilización. Cada vez encuentro más placida la profunda soledad del fondo marino. Y en las profundas zambullidas sólo se puede pretender encontrar una perla, el cofre del tesoro, pero la sal del entorno y la falta de oxígeno teñirán de verde mi piel, los crustáceos se adosarán buscando una híbrida colaboración, puede que pierda la belleza de la apariencia humana. Veré los barcos pasar y dejaré de pedir auxilio porque mi sangre se ha ido enfriando y los delfines me parecen ya más simpáticos que los marineros. Me veo boqueando, olvidando respirar. Protegiendo mis ojos con otros párpados. Los dedos de mis pies perderán su independencia y mis brazos empequeñecerán cansados de no abrazar más que arena. Como no sea que me pesquen, como no me arranquen con una red de esta plácida existencia, me volveré pez…
4/1/09
Sea un triunfador por un euro
Releyendo lo que he escrito estas Navidades he detectado un cierto estado de ánimo ciclotímico. Bueno, los momentos cimas no han sido de tocar castañuelas pero me ha sorprendido comprobar la dimensión del bajón. Sí, algo sospechaba pero no sabía que había sufrido abatimiento. Algo tiene que cambiar. Empieza la cuesta de enero y nos enfrentamos a los típicos balances anuales y los propósitos de enmienda. De pronto te tienes que sentir como nuevo y toca empezar algo nuevo. Por algo las editoriales sacan en estas fechas multitud de coleccionables como ‘Construya su propio barco’, ‘Aereomodelismo en casa’, ‘Bricolaje para bobos’, ‘Casa de Muñecas’, ‘Aprenda rumano en siete días’ y un largo etcétera. Productos que son puro marketing. ¡Oferta de lanzamiento! El primer fascículo cuesta 0,99 céntimos y van subiendo hasta que te sale el cuadernillo y una pieza de mierda a veinte euros. Yo voy a hacer mi propio coleccionable en un solo post, que durante el tiempo que esté conectado me costará un euro. Podéis hacerlo vosotros mismos en vuestra casa, el mío se llamará ‘Conviértase en un triunfador sin límite’. Así conseguiré alejarme de las depres y ahuyentar la baja autoestima. Sólo me quejaré una última vez y con eso me despacho: ayayayayayayayayay… ¡Basta! A poner las putas manos a la obra, a dejarse de lamentos, que empieza la aventura. Desde ahora seré un hombre nuevo con esta promoción. Y así este año voy a ponerme un monumento, me voy a dar un premio… ‘Dedico este triunfo a mi familia por el apoyo inmerecido que me han profesado durante estos años’. And the winner is… YO. Tesoro, mi tesoro, salvaré al mundo con este anillo. Que guapo soy, mi mirada azul profundo será portada del Vogue. Tengo tantos amigos, todos me quieren tanto, que han compuesto un ‘We are the world’ para homenajear mi carrera. Tengo una novia mulata que canta boleros y soy el amante de un príncipe heredero. Woody Allen quiere rodar conmigo el próximo anuncio de Freixenet. Almodóvar me ha fichado y no tengo que vestirme de drag queen ni enseñar el culo. Miguel Bosé me ha hecho una paella y ha llamado a Alejandro Sanz para componer una canción que me regalarán en mi próximo cumpleaños. Sólo podré quejarme porque tendré que trabajar en esta casa de campo que tengo en los Alpes suizos y no podré ir a las múltiple fiestas que dan en mi honor. Y trabajaré sentado porque tengo que entregar mi segundo libro, la editorial me ha llamado y dicen que quieren adelantarlo, la tercera parte de ‘Los pilares de la tierra’ de Ken Follet no les gusta un pelo. No sé qué hacer, no quiero acercarme por mi casa de Manhattan porque desde que me acosté con Madonna monta guardia con dos gorilas para raptarme y exprimirme hasta la última gota. Tengo que cobrar por adelantado la película y el libro porque le he comprado el rancho Neverland a Michael Jackson y hay que reformarla para quitarle ese aspecto de tarta de comunión que tiene el conjunto. El otro día me llamó y me dijo que me hará el Moonwalk en privado si le pago ya porque los abogados le andan pisando los talones. Y con tanto meneo me está entrando estrés y sólo pienso en el viaje al espacio que haré dentro de seis meses cuando termine el libro. En la estación espacial ISS plantaré un árbol, dejaré un ejemplar de mi obra y tendré que hacer el amor con Angelina Jolie, que dice que quiere otro hijo y sólo puede ser mío, porque Brad Pitt se ha encaprichado de mis huesos...
3/1/09
Caracol saca tus antenas al sol
Esta mañana ayudé a la bibliotecaria a liberar a una salamandra que se había colado. La mujer ya le había dado un par de sopapos y estaba atontada la pobrecita. No es que sea un defensor paranoico de los animales pero es que era tan bonita, y darle un pisotón y espachurrarla sólo fue una salvajada que se me pasó por la cabeza, después no soy capaz de hacer esas cosas excepto con las cucarachas (qué bicho del demonio más asquerosín) Así que decidimos cogerla con un papel y tirarla por la ventana, cosa que tuve que hacer yo, claro, porque la bibliotecaria como que no. Y allí fui yo tan machito para terminar dando grititos de repelús en una biblioteca pública. Me puse colorado al imaginarme desde fuera, pero conseguí atraparla y cuando la solté por la ventana le grité ¡Libre! Y por la ventana voló, tan maja. Es lo que pasa con los bichos, podemos ser dioses y decidir por su vida. Podríamos cuidar de su libertad si quisiéramos. Como a la salamandra alguien tendría que cogerme del cuello y ponerme en la calle, porque con lo a gustito que estoy en esta jaula de oro difícil va a ser que vuelva a confiar en la eterna búsqueda. ¡Qué duro de mollera! Tengo mis zapatillas deportivas rojas aquí a mi lado, tienen las suelas gastadas de tanto buscar amor ¡Los kilómetros que habrán recorrido! Si los pusiera hacia arriba llegaría a Plutón, seguro, pero como fueron caminares muy románticos no llegué ni a putón, que por lo menos mi cuerpo lo hubiera gozado. Los animales, sin embargo, son más impulsivos y no les preocupan los riesgos. Se mueven y si hay suerte llegan y si no plaf, como aquella expedición de caracoles que me encontré una noche intentando cruzar una acera, espoleados por la lluvia, arriesgándose a la muerte en su lento arrastrar. El pisotón era inevitable porque los humanos gigantes nos movemos por la vida apresuradamente, sin detenernos en los detalles. Pero claro, caracol, caracol, saca tus antenas al sol. Y tocaba moverse aunque la luz tardara en llegar y desde su óptica una suela que se cierne debe ser como un tsunami para los humanos. Activé mi sensor contra cacas de perros, que me hace evitar cualquier objeto extraño sin tener que caminar mirando al suelo, pero aún así algún Crunch fue inevitable. Algunas veces envidio a los animales porque se me ocurre pensar cómo verán los pájaros, por ejemplo, seguro que no le aturden tanto detalle ya que para encontrar un hueco para escapar atinan muy rápido. Los animales siempre buscando la libertad, en ello se les va la vida. Los humanos sólo la desean y es peor no encontrar salida porque lo nuestro es ceguera del alma…
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